.｡⁠*ﾟ⁠+Nuestras historias.｡⁠*ﾟ⁠+🍃Sanemi Shinazugawa.🍃(Sanemi X Ti)

Capítulo 21: Ojos que ven, corazón que siente.

El dicho "Ojos que no ven, corazón que no siente" hace referencia a la ausencia de olvidar un amor pasado u olvidar penas ajenas que no están presentes en nuestro día a día. Sin embargo otro significado que se le atribuye es, "amarguras que no se ven, corazón que no se sienten". Es algo que aprendió Kasumi a la mala.

Aquella pilar se introdujo al duro mercado, buscaba pistas como fiel sabueso a su dueño, esperando encontrar algo que les acerque más al demonio. Aunque siendo sinceros, aquella preciosa mujer se encontraba abatida por sus pensamientos. Era normal, pues ella teniendo 20 años, nunca se pudo dar el lujo de tener una relación normal, a consecuencia, ella no tenía tanta experiencia, no sabía que señales eran las que la acercaban o alejaban de su compañero Sanemi Shinazugawa. Aquel guapo pilar del viento que cada vez la confundía totalmente.

Por milésima vez se sentía perdida en su vida, ella deseaba en estos momentos poder estar junto a su fiel amigo Iguro Obanai para poder hablar de está situación. En los últimos meses Sanemi y ella se han acercado muchísimo, de maneras que ni en sus fantasías podía imaginarse. Y como todo, su relación tenía altas y bajas.

Desde que el pilar del viento habituaba ir a pasar el rato en la habitación de la pilar de la tormenta, ya muchos rumores entre la cede de cazadores se habían esparcido (esto entre ocultos o cazadores de bajo rangos), ambos pilares compartieron una velada increíble confirmando una "cita" e incluso se dieron un dulce beso entre los dos. Eso no lo hacían los amigos cualquiera, esto acreditando la preocupación excesiva de Sanemi a Kasumi sin olvidarse de los sutiles coqueteos que tenían ambos. Se podía decir que los sentimientos de ambos jóvenes estaban más claro que el agua.

Aún así, Kasumi sentía que se encontraba estancada como renacuajo en los arroyos. Esto ya empezaba a frustrar a la joven cazadora. ¿Qué era lo que tenía que hacer para que los dos estén juntos como pareja? ¿Hablarlo? ¿Encarar a Shinazugawa de una vez por todas?

De solo pensarlo la punta de la nariz de Kasumi se puso roja de vergüenza. Esto tenía que suceder tarde o temprano si de verdad quería ser pareja del peliblanco. ¿Pero como lo haría?

En la imaginación traviesa de la muchacha pensó una escena completamente romántica como en los cuentos que le contaba su madre de pequeña. Sanemi diciendo que la ama tanto como ella a el. Diciendo que serían una pareja espléndidamente linda, que se casarían, tendrían una gran y numerosa familia. Kasumi sonrió, su mente se encontraba totalmente ocupada por pensamientos hacia el peliblanco.

Antes de que pudiera tener otro pensamiento intrusivo, se topo con la figura de una frágil anciana cargando una gran cesta de ropa. Su cabello blanco recogido como cebolla, sus manos delgadas y huesudas, pero con una mirada bondadosa hizo que Kasumi se detuviera de su camino y decidiera apoyarla de inmediato.

— Uf, esto es muy pesado. — Se quejo en voz alta aquella mujer.

— Buen día, ¿Necesita una mano? — Kasumi se acercó a la anciana con una sonrisa.

— Oh, pero que linda muchachita. Pero está cesta es muy pesada para una señorita. — La anciana siguió caminando con dificultad empujando aquella pesada carga.

— No es molestía. — Kasumi sin esperar respuesta levantó la canasta, para ella no pesaba nada, tan liviana como una pluma.

— Veo que eres muy fuerte jovencita. — La anciana camino adelante de Satõ. — Si insiste en ayudarme, sígueme, de favor.

— Claro. — Kasumi siguió a la abuela sin dudar.

Después de caminar por menos de quince minutos la señora mayor rompió en silencio.

— Te veo abatida, linda. ¿Tienes algún problema? Soy vieja pero también muy sabía. Los golpes de la vida te hacen fuerte como un roble.

— Oh. ¿Cómo lo supo? — Satõ se quedó impresionada por la señora, ella leyó su estado de ánimo.