XXIX

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El sonido de la puerta de la habitación abriéndose de golpe me hizo inclinar un poco la cabeza y abrir medio ojo para ver cómo Bellamy entraba decidido.

Lo único que hice fue soltar una especie de gruñido y darme media vuelta en la cama dándole la espalda.

—¿Te piensas pasar toda la mañana durmiendo?—Escuché su voz detrás mía y me vi obligada a abrir los ojos.

—No sé cuánto dormís los terrestres, pero aquí estamos en pie nada más sale el sol.—Añadió a los pocos segundos, provocando que yo rodara los ojos con fuerza, segura de que no me veía la cara.

—Llevo tres días sin dormir, creo que me merezco seis horas de sueño.—Dije, y mi voz salió algo ronca de mi garganta.

—Marcus quiere hablar contigo.—Yo giré la cabeza para encontrarme con él, de pie con los brazos cruzados, provocando que sus músculos se marcaran debajo de su camiseta gris, y parado al lado de mi cama.

—¿Ahora?—Solté después de tragar saliva.

—Ahora. Vamos.—Dijo dando unos pequeños pasos hacia la puerta, cuando vio que yo seguía en la misma posición, volvió a girarse hacia mí.

—Ahora mismo soy un despojo humano, Bellamy, no creo que nadie merezca el suplicio de verme así.—Hablé, apartándome la saliva seca de la boca y mirando al techo replanteándome mi vida.

Probablemente tenga unas ojeras que me lleguen hasta las mejillas y unos pelos revueltos que parezca un nido de pájaros.

—Yo te veo bien.—Soltó en un tono neutro, y cuando le miré a los ojos incrédula, añadió:

—Bueno así de cerca das un poco de miedo.—Yo rodé los ojos por segunda vez en la mañana, otro mérito más para Bellamy, y él soltó una pequeña risa ronca que revolvió un poco mi estómago.

—Venga, levanta el culo de la cama de una vez.—Al darme cuenta de que Bellamy no tenía intención de dejarme en paz, me vi obligada a enderezarme en la cama y estirar los brazos adormilada.

—¿Y de qué quiere hablar exactamente? Ya sabes que ser agradable no es mi punto fuerte.—Le pregunté, mientras bajaba los pies hasta tocar el frío suelo de metal provocándome un escalofrío de pies a cabeza.

—No tienes que ser agradable si no quieres.—Ambos nos miramos a los ojos.

—Sí si quiero quedarme aquí.—Él apretó los labios un poco al escucharme.

—Sólo se tu misma.—Dijo después de unos segundos observándome en silencio, de arriba abajo y con detención.

—Haré lo que hacía en las asambleas con Lexa, sonreír mucho y hablar poco, es mi especialidad como doncella.

Él negó con la cabeza.

—Aquí no eres la doncella, aquí solo tienes que ser Madeline.

—¿Y cómo se hace eso?—Pregunté, y nada más lo hice me di cuenta de la estúpida pregunta que era.

—¿Como que cómo se hace eso?

—No sé, llevo toda mi vida haciendo el papel de doncella, creo que ya se me ha olvidado como ser yo misma con el resto de la gente.—Intenté explicarme mientras me calzaba mis botas de cuero marrones.

—Haz como haces conmigo.—Dijo él, y pensándolo bien, podría decir que es la única persona con la que no finjo y con la que nunca me ha salido fingir.

—Contigo me sale sólo.

—Guau, qué afortunado soy. El mundo no sabe la increíble personalidad que se está perdiendo.—Se burló, apoyándose sobre la pared con sus brazos cruzados y controlando cada uno de mis movimientos.

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⏰ Última actualización: Apr 08 ⏰

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ʟᴀ ᴅᴏɴᴄᴇʟʟᴀ. [Bellamy Blake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora