XXV

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No sé cuanto tiempo llevaba vagando por los bosques, había pasado la noche en una cueva y por la mañana había acechado algunas aldeas de terrestres para robar un caballo sin éxito ninguno.

No sabía a donde estaba yendo, tampoco tenía sitio a donde ir, igualmente continué caminando por aquellos bosques de árboles altos inhalando el olor de mi libertad.

De un momento a otro, el suelo delante de mí se alzó cuando pise en un lugar que no debía y salí volando por los aires atrapada en una red.

Yo ahogué un grito hasta que me di cuenta de que me habían atrapado como a una presa y que estaba colgando de un árbol enredada en una red como si de un jabalí se tratase.

No me lo podía creer, esto no me podía estar pasando a mí.

—Eso ha tenido que ser una animal grande.—Yo me asomé por los huecos de la red, viendo a dos hombres saliendo de entre los arbustos.

—Te dije que funcionaría.—Respondió el otro.

Yo intenté ocultar mi rostro echando mi cabeza hacia atrás para que no me reconocieran, sin moverme ni un pelo, cerré los ojos con fuerza maldiciendo a todos y a todo.

Si no me equivoco, eran la gente celeste, y si eso era así estaba metida en un buen problema, pues si me reconocen me enviarían de nuevo con Lexa para evitar problemas, algo que no puede suceder porque si vuelvo probablemente me maten por haberme escapado.

—Pero si es una persona.—Escuché abajo mía.

—No me lo puedo creer, ¿hemos capturado a un terrestre?—Dijo la otra voz, y supe que me estaban observando desde el suelo.

—¿Y ahora que hacemos?

—Pues soltarla.—Yo inspiré y me enrosqué sobre mi misma esperando pacientemente, nada más me bajaran saldría corriendo como si no hubiera un mañana.

Antes de que se dieran cuenta ya estaría en la otra punta del bosque.

—¿Soltarla?¿Y qué pasa si quiere matarnos?

—Nosotros somos los que tenemos las armas, tío.—Su conversación no tardó en sacarme de quicio, ¿no pensaban bajarme de aquí nunca?

—Avisa a los demás por el Walkie.

—La trampa ha funcionado pero hemos tenido un problemilla, hemos atrapado a un terrestre.—Habló el otro de los chicos y yo continué sin decir una palabra ni moverme un centímetro.

—No hagáis nada hasta que llegue.—Respondió una voz a través del cacharro.

—Voy a soltarla.

—¿Pero no le has escuchado? Ha dicho que le esperemos.

—No seas gallina, es una cría.—Y nada más decir eso, la cuerda se cortó y yo caí de golpe al suelo en menos de unos segundos.

Me quedé sin respiración, y sé que mi plan era salir corriendo pero es que no podía mover ni un solo músculo de mi cuerpo del dolor que sentía.

Escuché unos pasos acercarse a mí y me puse muy tensa mientras seguía mirando al suelo para ocultar mi rostro.

—¿Está viva?—Habló su compañero a unos metros de nosotros.

No sabía si me dejarían escapar, no sabía si cuando llegaran los otros hombres me capturarían o me matarían, así que hice lo único que sé, saqué la daga de mi muslo y me abalancé sobre el hombre que se había arrodillado a mi lado para comprobar si estaba viva.

Sus ojos se abrieron del susto cuando caí encima de él y coloqué la daga a ras de su cuello, cuando estaba apunto de clavársela por completo escuché:

ʟᴀ ᴅᴏɴᴄᴇʟʟᴀ. [Bellamy Blake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora