ʟᴀ ᴅᴏɴᴄᴇʟʟᴀ. [Bellamy Blake]

XXVI

—He venido en cuanto he escuchado los disparos.—Yo alcé la cabeza aún en el suelo para ver a Octavia, que se acercaba hacia su hermano apurada y con la espada en la mano.

Sus ojos aterrizaron sobre los míos y su cara se alargó de la sorpresa.

—¿Madeline?¿Qué haces aquí?¿Qué ha pasado?—Añadió cambiando su dirección para acercarse a mí.

Yo miré por última vez al hombre muerto que me había atacado y luego alcé la cabeza hacia el azabache, que sostenía el arma que había terminado con él.

Me había salvado la vida, una vez más.

—¿Estás bien?—Me preguntó ella cuando llegó hasta mí, mientras extendía una mano en mi dirección.

Yo la tomé y ella me ayudó a ponerme de pie.

Un dolor intenso me atravesó el torso y me llevé la mano a la tripa intentando respirar con normalidad.

—¿Quiénes eran?—Dijo Bellamy directo a mí, con la respiración algo espesa y un tono jodidamente rudo.

—¿Por qué iba a saberlo?—Respondí, él hundió sus cejas oscuras.

—Porque iban a por ti.—Yo tragué saliva, tenía razón y no tuve otra opción que decir la verdad:

—Me choqué sin querer con ellos en Polis.—Dije en un hilo de voz.

—¿Te han seguido desde Polis?—Habló Octavia sorprendida.

—Eso parece.

—¿Por qué querían matarte?—Volvió a hablar su hermano, y yo le miré malhumorada, cansada de su desagradable actitud desde que nos habíamos encontrado.

—No lo sé.

Probablemente su reina me quiere muerta, la nación del hielo últimamente estaba muy rebelde y si me mataran debilitarían a la comandante.

—¿No lo sabes? La gente no intenta asesinar a una persona sin ninguna razón. ¿Qué has hecho para escapar de Polis?—Yo arrugué un poco la nariz, molesta al escuchar sus palabras.

—¿Qué estás insinuando?—Le pregunté al azabache.

Él hizo un movimiento de hombros y contestó:

—No estoy insinuando nada, sólo quiero saber por qué razón estos hombres te estaban persiguiendo.

—Que no lo sé.—Alcé el tono de voz.

Él se quedó mirándome muy serio hasta que uno de sus compañeros le avisó de que habían encontrado inconsciente al quinto hombre que iba con ellos.

Él se alejó unos metros para ayudarles y por fin respiré con tranquilidad.

Aunque esa tranquilidad me trajo de nuevo ese intenso dolor en el abdomen, cuando agaché un poco la mirada, me di cuenta de que era lo que llevaba doliéndome unos minutos.

—Madeline.—Me llamó Octavia preocupada por su tono de voz.

—Estás herida.—Dijo, mirando la mancha de sangre que podía apreciarse en mi camiseta gris y casi todo mi cuerpo tembló.

Aquel hombre me había conseguido alcanzar cuando se abalanzó sobre mí.

—Estoy bien.

—Vamos, hay que volver al campamento para que te curen eso, no tiene buen aspecto.—Comentó Octavia acercándose para agarrarme el brazo.

—No voy a ir a vuestro campamento, no es muy profundo, de verdad, no te preocupes. Además, tu hermano no me quiere ver ni en pintura. Será mejor que me vaya cuanto antes.—Dije, y era cierto, no sé qué demonios le pasaba a Bellamy conmigo, pero no era el mismo chico al que besé.