Estás en mi mundo ahora, puedes quedarte, puedes quedarte.
—"¡Corte!" —Anunció el director, haciendo que de inmediato, todos suspiraran aliviados.
Habían sido más de ocho horas de rodaje y estaban lo que seguía de exhaustos. El omega castaño se estiró ligeramente, sus huesos tronaron de manera deliciosa, por lo que un ronroneo se le escapó, captando la atención de uno de sus compañeros de reparto, quien, con una sonrisa de burla, le rodeó los hombros con su brazo.
—"¿Qué pasa, Mati? ¿No recuerdas que íbamos a ir a beber después del rodaje de hoy?" —Esteban lo zarandeó un poco, sacándole un quejido.
—"Estoy muerto, sólo quiero irme al hotel a descansar."
—"Ah, vamos, eres el nene del grupo, ¿Cómo puedes tener menos aguante que nosotros los que ya somos unos viejos?" —El brazo del más alto se deslizó lentamente hasta apartarse de su cuerpo, pero no pasó demasiado tiempo hasta que dos manos se alojaron en sus mejillas, apretándolas cariñosamente. —"Vamos sólo un rato, te prometo que será divertido, además..."
Lo dejó de escuchar cuando sintió un ligero escalofrío y, al no poder girar la cabeza, sus ojos se desviaron hacia un costado, encontrándose con la oscuridad e intensa mirada de aquel alfa que, con sólo su presencia, lo hacía temblar. No tenía que ser un adivino o demasiado inteligente para darse cuenta de que este se encontraba molesto por su interacción con Kukuriczka. Carraspeó, devolviendo su atención al mayor y le sonrió dulcemente antes de tomarlo de las muñecas y apartarlo con suavidad de su rostro.
—"Para la próxima será, hoy no quiero."
Esteban largó un suspiro, rendido.
—"Bien, bien. Entonces te toca devolverte con Enzo, él tampoco quiere ir."
Tragó grueso.
—"Claro, pásenla bien." —Volvió a sonreír y el alfa asintió antes de dar media vuelta e irse con el resto.
Tomó una larga respiración y regresó su mirada a Enzo, quien no lo había dejado de observar un solo segundo. Este le hizo una seña para que se acercara y, Matías, cual cachorro, no tardó en obedecer, casi trotando para llegar a la esquina donde el mayor se encontraba.
—"Te veías cómodo." —La grave voz le hizo estremecerse ligeramente, pero negó. —"¿No? Entonces supongo que vi mal."
—"Enzo..., ¿Estás celoso?" —Inquirió el omega, ladeando su cabeza en muestra de su confusión.—"¿Por qué lo estarías?" —Rió suavemente.
—"Yo no estoy 'celoso', Matías." —Aquello hizo reír más al de piel pálida.
—"Claro, guapo." —Guiñó su ojo con diversión. —"Te creería si no apestaras a kilómetros. Mi alfa, tan territorial."
Aquello dejó a Enzo haciendo corto circuito, casi volviéndose loco por esas dos simples palabras que taladraron hasta lo más profundo de su ser y que provocaron que su lobo se moviera con alegría en su interior, olvidando por completo el disgusto que tuvo por Esteban minutos atrás.
Matías no dijo más, simplemente despareció por una de las puertas para salir del set y el alfa no tardó en seguirlo, intentando actuar lo más normal posible pues ya sabía cómo era el omega con esos temas. Incluso cuando para él significaba tanto que lo aceptara como alfa, Mati se lo tomaba más a la ligera. Enzo, a pesar de su casta dominante, era el perrito faldero del chico que caminaba adorablemente por el extenso pasillo que los conducía al elevador, dudaba que el menor supiera siquiera el poder que tenía sobre él porque, de saberlo, sería peligroso.
[...]
El chófer personal del equipo los había dejado en las puertas de aquel gigante y hermoso hotel qu había sido su hogar y, ¿Por qué no? También su nidito de amor secreto, aunque para ser honestos, de "secreto" tenía poco. Los chicos ya se olían que entre Matías y Enzo existía una relación que iba más allá del compañerismo y camaradería que compartían los demás, no se necesitaba ni un dedo de frente para notar que Vogrincic babeaba por aquel muchacho de cabellos claros y tez blanca. No lo culpaban, era un omega precioso al cual a cualquiera de los alfas del cast les hubiera encantado cortejar.
Bajaron del coche y se dirigieron al elevador, presionando el piso diez. La tensión era palpable, después de un largo día de rodaje, un acostón servía para disipar todo el estrés..., o al menos eso creía Matías y Enzo estaba encantado de complacerlo siempre.
—"¿Y si nos duchamos juntos?" —Propuso el omega con una sonrisa.
El joven sacó las llaves de la habitación apenas las puertas del elevador se abrieron, dejándolos ir al cuarto de este.
—"Claro."
Ambos se abrieron paso al interior de la habitación, Enzo se mareó un poco por lo concentrado que se encontraba el aroma del omega, pero no pudo quejarse. Amaba ese olor a cereza y vainilla.
Matías comenzó a desnudarse sin prisas, permitiendo que el de cabello castaño oscuro lo mirara con lujo de detalle, permitiéndole sonreír como todo un ganador al notar todas las marcas que yacían en el cuerpo ajeno, productos de sus manos y labios. A pesar de las muchas veces que el menor le había dicho que no lo marcara, era algo que simplemente no podía evitar, su alfa se volvía loco y el deseo de poseer aquel menudo cuerpo lo cegaba porque, sabía, muy dentro de él sabía, que Recalt era suyo.
El alfa, tras salir de su trance, también empezó a despojarse de sus prendas, una a una hasta que quedó expuesto ante los ojos brillantes de su acompañante, quien descaradamente mordió su labio inferior antes de irse al baño, contoneando sus caderas de aquella manera tan hipnotizante y sensual, invitando completamente al mayor a seguirlo y hacer todo eso que nadie jamás podría imaginar.
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We Don't Gotta Be In Love |MatiEnzo|
Fanfiction"Él sabe cómo sacar lo mejor de mí." "No le digas a nadie que te controlo." "Dame amor rudo, déjame sin nada." "No tenemos que estar enamorados."