Tienes la misma culpa que tengo, aunque te cueste admitir que sientes como siento, la almohada no suele mentir.
Y yo no quería amarte, tú me enseñaste a odiarte.El cuarto cigarrillo que fumaba en el día, terminó de consumirse y la colilla cayó en el cenicero frente a él, sus escenas habían terminado hacía un par de días, ya no tenía que ir al set y, por lo mismo, se había enclaustrado en su habitación del hotel. No podía regresar a Uruguay por si a Bayona se le ocurría querer re-grabar una de sus escenas, así que estaba prácticamente atrapado.
Todo él estaba cansado y desanimado, no sabía en qué momento las cosas se pusieron tan mal o de quién era la culpa, ni siquiera estaba seguro de si debía culpar a alguien en concreto, los dos habían sido unos imbéciles. Tal vez era la diferencia de edad, las diferentes etapas en las que ambos se encontraban, ¿Quién sabe? Quizá sí debió seguir con el jueguito de "amigos con beneficios" y no presionar las cosas, pero ahora, ya era demasiado tarde para lamentarse.
De cualquier forma, ya había tomado una decisión.
Incluso si Matías era su pareja destinada y que era más que obvio que estaba completamente enamorado de él, ambos sólo se estaban haciendo daño. No podían pasar ni dos semanas sin discutir al punto de aborrecerse y esa nunca fue su idea de una relación y, mierda, le dolía, vaya que lo hacía, pero prefería terminar todo a tiempo antes de que de verdad se odiaran. Sus lobos terminarían por acostumbrarse a no estar juntos, conocía muchas parejas que conocían a sus destinados y no estaban en una relación, él sólo fue muy estúpido al aferrarse al cuento de hadas de las almas gemelas.
Metió la última playera a su maleta y observó la habitación vacía, a pesar de que casi todo el rodaje lo pasó en el cuarto de Matías y que realmente nunca se familiarizó con el propio, ahora se sentía más frío y distante, completamente ajeno. Tenía la esperanza de poder irse en tres días, sólo quería tomar sus maletas y marcharse, no quería una despedida de los chicos, no quería una reunión, todo lo que anhelaba era irse y por fin estar en paz.
[...]
El alfa se encontraba en el piso de abajo, específicamente, en el bar. Los últimos días, este se había convertido en su lugar seguro. Al girar el rostro, observó a Matías llegando con Agustín y Juan, los tres reían y charlaban animadamente, Recalt parecía tan en ambiente que le dio una punzada en el pecho, ¿En serio no le importaba nada de lo que estaban pasando?
Tomó una bocanada de aire para armarse de valor y caminó hasta el trío, lo chicos al verlo, de inmediato borraron sus sonrisas y el ambiente cambió como si Enzo hubiera oprimido un interruptor que hizo que cambiaran de personalidad.
—"Matías, ¿Podemos hablar?"
El omega pareció pensarlo, pero finalmente accedió, él también quería que hablaran.
—"Claro."
Juntos salieron del bar, dirigiéndose al recibidor que estaba básicamente vacío, ya era tarde, todos debían estar dormidos y eso les daba una privacidad parcial. Se miraron de forma incómoda y el primero en apartar los ojos fue Matías, no soportaba la tensión.
—"Me iré a Uruguay en unos días..." —Comenzó el mayor. —"Y yo..., sólo quiero que sepas que te quiero y que jamás dejaré de hacerlo. Me diste cientos de momentos buenos y experiencias que jamás creí llegar a tener con alguien, incluso con todo lo malo..., no podría pedir mejor compañero que tú." —Para ese punto, la voz ya se le había empezado a cortar, dejándole claro al omega el rumbo de la conversación. —"Pero lo estuve pensando..., mucho y..., creo que lo mejor para los dos será que tomemos caminos separados. Juntos simplemente no somos buenos y no quiero seguir haciéndonos daño."
Recalt, con el corazón aplastado y pisado, se las arregló para asentir. Él ya sabía que eso iba a pasar, de hecho, iba a decirle lo mismo, ya lo había meditado lo suficiente como para tener la conclusión de que si se seguían aferrando al otro, sólo se iban a lastimar y Enzo era una persona muy buena, muy pura, como para hacerlo pasar por eso por su inmadurez e indecisión.
—"Está bien." —Le sonrió. —"Yo... Yo también creo que será lo mejor para los dos y..., me quiero disculpar por todas las cosas malas que llegué a hacer y por todas las veces en las que te lastimé consciente o inconscientemente. Lo de nosotros fue todo."
—"Estoy seguro de que en un futuro, ambos seremos mejores." —Estiró su mano para acariciar la mejilla del más bajo. —"Y yo siempre seré tu alfa, Mati, así que..., siempre que necesites algo, yo estaré para ti, ¿Bien?"
—"Bien..., lo mismo digo."
Se dirigieron otra mirada, esta vez, una más suave y cálida. Ya estaban terminando todo, no iban a alterarse, no había necesidad de eso.
—"¿Puedo abrazarte?"
Enzo abrió sus brazos y Matías se metió entre ellos. El menor cerró los ojos, permitiendo que algunas lágrimas se le escaparan y rodaran por sus mejillas, era un abrazo cálido, pero que le sabía tanto a despedida que no podía evitar querer aferrarse y suplicarle que lo intentaran una vez más. Permanecieron en esa posición por algunos minutos hasta que finalmente tomaron distancia.
—"Nos vemos entonces." —Matías le dio un apretoncito en el brazo.
—"Nos vemos, chiquito."
El labio del argentino tembló y tuvo que morderse el interior de la mejilla para controlar el llanto que quería largar. Atinó a sonreír y agitar su mano en despedida antes de dar media vuelta y volver al bar donde sus amigos lo esperaban con una cara de preocupación, no necesitaron palabras, la carita de Recalt se los dijo todo, por lo que sólo se levantaron y lo abrazaron, permitiendo que el menor se desahogara como tanto necesitaba, aunque, no podían negarlo, estaban aliviados de que al fin se hubieran podido soltar de esa maraña toxica que habían ido haciendo en los últimos meses.
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We Don't Gotta Be In Love |MatiEnzo|
Fanfiction"Él sabe cómo sacar lo mejor de mí." "No le digas a nadie que te controlo." "Dame amor rudo, déjame sin nada." "No tenemos que estar enamorados."