XXIV

1K 156 17
                                    

Antes mínimo sentía dolor, ya no siento frío ni calor.
Fuiste lo mejor, yo nunca el mismo.
Te fuiste y quedó sólo un abismo.
Desamparo de mi azar sombrío, no tienes reemplazo, mi espacio... El vacío.

En menos de un parpadeo, transcurrió casi un año desde los fatídicos hechos en los que el dúo de actores se vieron envueltos. Durante esos once meses, ninguno se habló ni interactuó con el otro en lo absoluto, manteniendo la promesa de que respetarían el espacio y tiempo de sanación que el contrario necesitara; además, eventualmente se dieron cuenta de que no tenían nada de qué hablar, todo ya estaba más que dicho.

A Matías le costó bastante, especialmente los primeros dos meses pues su omega, sin importar cuántas veces le explicara el porqué de las cosas, parecía aferrarse a querer a Enzo y eso sólo lo terminó lastimando más porque, por mucho que llorara y se pasara días y horas rogando porque el mayor le enviase un simple mensaje o algo que le hiciera notar que Enzo aún lo quería en su vida, no pasaría y entre menos pasaba, su lobo más se deprimía. Duró enfermo bastante tiempo hasta que, poco a poco, algo en él se fue apagando y un día, su lobo simplemente lo dejó de molestar y sus feromonas desaparecieron. No volvió a tener un celo y el doctor le dijo que era completamente normal considerando la separación, aunque por el rostro del mismo, supo que quizá le estaba mintiendo.

Enzo, por su parte, tuvo un largo proceso de meses en terapia en los que de verdad sintió que mejoró. Fue lento y doloroso, pero cuando menos lo esperó, Matías rara vez se le pasaba por la mente, claro que en ocasiones le encantaría saber si estaba bien, pero entendía que contactarlo sería un retroceso para el avance que los dos habían hecho para estar mejor. A veces veía stories de Juani en las que Recalt aparecía y lucía bien, bastante bien, así que se quedaba tranquilo. Al principio, a su alfa le costó bastante asimilar que su omega estaba lejos y que probablemente no estarían juntos pronto, pero una vez lo entendió, las cosas fueron más fáciles. Ahora estaba muchísimo mejor, había dejado los antidepresivos y cada día se iba sintiendo como el antiguo él otra vez.

Los dos estaban relativamente bien, uno mejor que otro, claro estaba, pero por lo menos ya se hallaban en paz. En un año, Matías había podido madurar bastante y ahora tenía una perspectiva completamente distinta de todo lo que había pasado, sabía que no había sido el momento adecuado para ninguno y recordaba con mucho amor todo lo bueno que pasó junto al alfa, incluso si ahora su omega estaba..., ausente.

Un buen día de octubre, cuando los dos hacían sus actividades normales, un mensaje hizo sonar sus celulares, captando su atención. Matías sintió que el estómago se le revolvió un poco al leer el contenido y Enzo sólo sonrió y confirmó su asistencia a la par que Esteban y Felipe.

Era un mensaje de Bayona anunciando que la edición de la película había finalizado y que estaban invitados a ver el resultado. Recalt obviamente sabía que todo el cast se reuniría y que eso sólo significaba una cosa:

Volvería a ver a Enzo.

[...]

Después de días de insistencia por parte de Juani, finalmente envió su mensaje de confirmación y por mensaje privado, le mandaron la fecha y el boleto de viaje. Estaba nervioso, sí, pero también se había mentalizado de que algún día tendrían que volver a verse y no podía hacer que todo el tema de la película girara en torno a su fracaso amoroso, era literalmente el proyecto de su vida y lo iba a disfrutar como tal.

Los días posteriores, se le pasaron increíblemente rápidos, pues de un momento a otro, ya estaba corriendo por la sala de abordaje porque se le había hecho tarde y el avión ya amenzaba con irse sin él. Pasó los filtros exitosamente y finalmente le dieron acceso al avión, sentía mariposas perforándole el estómago y una emoción peculiar. Intentaba convencerse de que sería un reencuentro lindo y que nada podría salir mal, es decir, el uruguayo y él no habían hablado en lo absoluto y no terminaron "mal", así que no tenía porqué ser tan incómodo.

Afortunadamente, pudo dormir todo el viaje y para cuando despertó, ya estaban aterrizando. Sólo tuvo que bajar y esperar en la sala a que le entregaran su maleta, mientras tanto, encendió su celular, viendo la cantidad absurda de mensajes que tenía de Juan en los cuales, a base de fotos, le contaba todo lo que estaba pasando con los chicos, pues algunos ya habían llegado y decidieron reunirse en el lobby para poder esperar a todos los que faltaban.

Con esa idea, Matías se montó en un uber que lo llevaría al hotel que le indicaron. Su pierna se movía de forma ansiosa y tardó más o menos cinco minutos en bajar del coche, disculpándose millones de veces con el conductor por todas esas veces en las que intentó bajar y volvía a subir al no sentirse lo suficientemente preparado. Era como un mocoso a punto de entrar al salón de clases en su primer día, era patético.

Le pagó al chófer, dejándole propina extra por su paciencia y finalmente caminó dentro del enorme e imponente edificio que aguardaba por él. Arrastró su maleta de carrito por el pasillo, escuchando el barullo de los muchachos. Sonrió, había extrañado eso.

—"¡Mati!" —Gritó Juanicar, levantándose para ir a recibir al menor.

Se abrazaron y el ojiazul le ayudó a poner la maleta en una esquina del lugar, invitándolo a sentar a la pequeña salita de espera que tenían totalmente acaparada.

Todos lo recibieron con sonrisas cálidas y saludos amigables, todos, claro, a excepción de un rubio que ni siquiera se inmutó por su presencia. Soltó un suspiro e intentó restarle importancia, no podía seguir molesto por un hombre con el que ya ni siquiera estaba y, respecto a eso, sus ojos se pasearon por todos los rostros frente a él, no encontrando esos orbes oscuros a los que tanto les temía. Exhaló con alivio y procedió a sentarse junto a Juan y Diego.

La conversación transcurrió normal por los siguientes veinte minutos hasta que Blas exclamó:

—"¡Enzo! Pensamos que ya no llegabas."

El corazón se le detuvo por milisegundos y, dudoso, giró su cabeza con lentitud, a punto de encontrarse nuevamente con ese alfa.

We Don't Gotta Be In Love |MatiEnzo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora