VII

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Pensé que esto iba a durar.
No estoy incómodo, pero me siento muy incómodo.

Matías se había recuperado más rápido de lo que cualquiera hubiera pensado, en menos de cuatro días ya tenía una radiante sonrisa que no era fingida y su aroma poco a poco fue tornándose dulce y agradable como siempre lo había sido. Enzo había comenzado a dormir con él nuevamente y sus charlas eran cada vez más amenas, no como antes, pero al menos ya no era tan incómodo el estar juntos.

Aún así, era difícil, sus lobos estaban juntos y felices, pero no podían decir lo mismo de ellos. Ya se habían acabado los apodos, las largas conversaciones y esos pequeños momentos en los que tonteaban como dos adolescentes enamorados. Enzo se había tomado demasiado enserio lo de mantener sus sentimientos alejados de lo que pasaba con sus cuerpos, tanto, que no había dejado su tontería con Francisco y Matías no sabía si lo hacía para joderlo o si en esas casi tres semanas, realmente había quedado flechado por ese omega.

Fuera como fuera, no lo soportaba.

—"Enzo." —El omega se acercó al nombrado, tomándolo del brazo con sutileza. —"¿Podemos irnos?" —Le hizo sus típicos ojos de cachorro, provocando que el mayor sonriera.

—"Estaré ocupado hoy, pero te alcanzo más tarde en el hotel, ¿Sí?" —La sonrisa de Matías titubeó.

—"¿Vas a volver a salir con Fran?"

—"Mati, ya hablamos de esto." —Susurró el alfa, como si estuviera cansado del tema.

—"Por favor, ya no quiero que sigamos así." —Las manos del chico se alzaron para tomar las mejillas del alfa. —"Ya sé que me equivoqué y lo siento, pero podemos intentarlo de nuevo."

—"Matías." —Habló severo. —"No podemos, ya te lo expliqué. Mientras no seamos sólo los dos, mi respuesta seguirá siendo la misma."

—"¡Pero tú quieres estar con Fran!"

—"¡Yo quiero estar contigo!" —Tomó las muñecas del más bajo, alejando las manos de este de su rostro. —"Pero quiero estar contigo en todos los sentidos, no sólo tener sexo y seguir con nuestra vida. No te voy a forzar a estar conmigo así, pero tú tampoco me puedes obligar a algo que no deseo sólo para cumplir tus caprichos."

—"No es un capricho, Enzo." —Replicó con la voz entrecortada.

—"Sí lo es, Matías." —Exhaló con pesadez. —"No quiero discutir, ¿Bien? Te veré en un rato."

Se inclinó para besarle la frente y abandonó el camerino, dejando al omega echando chispas de celos y coraje. Ya no sabía qué hacer para volver a tener a Enzo, ya había intentado insinuársele de todas las maneras posibles y este seguía rechazándolo. Golpeó la mesa que servía de tocador y se hizo el cabello para atrás, dejándolo desordenado.

Tenía que recuperarlo, así le costara, lo iba a recuperar.

[...]

Eran las once de la noche, Enzo no había llegado todavía, no le extrañaba, en los días anteriores llegaba más tardar a las dos de la mañana, no sabía que tanto hacía con Francisco y no lo quería imaginar, la simple idea del alfa con otro le revolvía el estómago y, aunque ya estaban "juntos", su omega lloraba cada vez que sentía la ausencia del mayor. Desde que se conocieron, tuvieron esa atracción inmediata, fue cuestión de dos semanas y unos tragos para que ambos terminaran en la cama de Vogrincic, no se separaron a partir de eso, cualquier actividad o reunión, iban juntos, incluso salían para compartir un café o para comer cuando el menú del hotel los fastidiaba. Sí, fue muy injusto con Enzo, cualquiera hubiera involucrado sentimientos si básicamente se trataban como pareja.

Estaba acomodándose recién en la cama cuando la puerta de la habitación se abrió, recargó su espalda en la cabecera y aguardó a que la alta figura del mayor apareciera y cuando lo hizo, le regaló una pequeña sonrisa.

—"¿Cómo te fue?" —Inquirió, moviendo sus manos sobre la sábana para quitarle las arrugas.

—"Bien." —Fue una respuesta simple, sin emoción, así que alzó una ceja.

Al mirar a Enzo, pudo notarlo, su ropa desaliñada, su cabello despeinado. Apretó la cobija.

—"¿Bebiste?" —Ladeó la cabeza y retiró la colcha de encima suyo para gatear hasta el borde de la cama, quedando cerca del alfa.

—"Un poco, sí." —Retiró su chaqueta y la lanzó a una de las sillas, después tomó asiento al lado del menor.

Matías se acercó un poco más y de inmediato su nariz se llenó con el aroma de Enzo combinado con otro, su omega lloró, pero él hizo lo posible para disimular que su alfa apestaba a otra persona.

—"¿Sabes? Mi celo está cerca." —Avisó, abrazándose de los hombros contrarios, aunque le parecía casi insoportable estar cerca de él.

—"¿Irás a Argentina a pasarlo?" —Lo miró de reojo y Matías negó con aparente diversión.

—"Quiero pasarlo contigo." —Recargó su barbilla en el hombro contrario. —"¿Qué dices?"

—"No creo que sea buena idea." —Estiró su brazo lo suficiente para acariciarle el cabello.

—"¿Por qué no?" —Puchereó. —"Por favor, anda. Me voy a portar muy bien."

—"¿Te vas a portar muy bien?" —Rió el mayor. —"Déjame pensarlo."

—"Lo tomaré como un 'sí'." —Advierte.

Matías se colocó de pie, posicionándose frente a Enzo y dirigió sus manos a la camisa de este, empezando a desabotonar los botones de la prenda. Uno a uno se deshizo de ellos hasta que el pecho del alfa quedó al descubierto, mostrando esa piel bronceada y sin ninguna imperfección. Suspiró.

Sus dedos se pasearon por la extensión de su abdomen y posteriormente, lo hicieron sus uñas, haciendo al alfa estremecerse. Aunque este lo intentara, siempre reaccionaría ante cualquier roce o toque que tuviera con el menor.

Justo cuando el más joven se habia inclinado para besarlo, Enzo giró su rostro y aclaró su garganta.

—"Estoy cansado, vamos a dormir." —Tras levantarse y terminar de quitarse la camisa, hizo lo mismo con su pantalón.

—"Claro..., durmamos."

Sonrió para disimular el bochorno de haber sido rechazado otra vez. Los dos se acomodaron en la cama, los largos y fuertes brazos de Enzo envolvieron a Matías para acurrucarse y este último hizo su mejor esfuerzo para no soltarse a llorar.

We Don't Gotta Be In Love |MatiEnzo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora