CAP (13)

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PLANOS.

Maylin Xing

Recibo una carta que viene desde Suecia, sonrío ante la ocurrencia de Adler de disfrazar sus movimientos, pero esa sonrisa se esfuma cuando noto que dice "los niños extrañan a sus padres"

Levanto la cabeza al notar que Andreas ingresa a la cocina con unas gafas oscuras.

—¿Organizaste las fechas de regreso a Alemania?

—Ahora resulta que soy tu asistente personal... —se indigna —, déjame confesarte que sí, todo está listo para el regreso de ambos, pero eso no quiere decir que sea tu secretario.

Se baja los lentes y niega con una expresión seria, saca su arma para verificar que está funciona a la perfección.

—Un consejo te doy —dice sin despegar la mirada de su arma personal que lleva hasta su nombre tallado —. Usa una de estas, no un cuchillo, sé que te gusta la sensación de la sangre escurriendo de tus manos...

Sonrío ante el tono en que habla.

—No es eso...

—Quiero que aprietes del gatillo porque iremos a una misión y Adriano me dijo que llevas un tiempo sin usar una de estas.

Andreas tira de mi muñeca para llevarme a la oficina y apretar un botón que abre un compartimento secreto que se ilumina mostrando así todo tipo de armamento.

—Así que ahora actúas como mi maestro —suelto un bufido —. Sé usar un arma, tengo buena puntería, me han entrenado desde que poseo uso de razón, pero adoro más estas cositas.

Agarro un cuchillo con manga verde.

—Parece ayer cuando te vi con un arma al rescatar a Adriano —dice con un tono neutro, se coloca bien los lentes y guarda algunas municiones en su chaleco.

—Hablas como un anciano. ¿Sabías?

Arruga el entrecejo y niega con firmeza.

—Los niños querrán ver a mamá sana y salva, al igual que a su papá. ¿Qué voy a decirles si notan un rasguño en sus caras?

—Porque mejor no vas a ver... ¿cómo está, Alessia?

—¿Alessia? —frunce el ceño y luego cae en cuenta de la mujer encerrado en el cuarto que no ha tocado ni siquiera la perilla para verificar que está abierta, aunque si lo hiciera dudo que pueda salir por algunas de las puertas al exterior —. ¿Quién es?

—La mujer que trajiste por error —le recuerdo y hace una mueca. Se coloca guantes grises y abandona la oficina antes de que pueda decirle algo más; desaparece tal como está acostumbrado.

Adriano ingresa bien vestido para la ocasión a la oficina, lo escaneo de pie a cabeza y elevo las cejas al notar los botines que lleva, dejo escapar el aliento al verlo de la misma manera en que solía vestirse cuando lo conocí.

Me arrebata el cuchillo para después colocarlo en mi cinturón que rodea mi pierna derecha. Acomoda el arma en mi espalda, se asegura de tener bien colocado mi chaleco y solo observo en silencio, mientras se preocupa por mi seguridad.

—Ya había acomodado todo, no soy una despistada que anda por ahí sin seguridad —entrecierro los ojos.

—Verificar dos veces no molesta a nadie.

—Solo a mí.

—Vamos —sostiene mi muñeca antes de salir.

El viaje hacia el lugar que ocupaba una pandilla es algo largo, llegamos cuando el sol se está ocultando y Tiaret ingresa antes para verificar.

El Bárbaro De La Emperatriz |+21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora