CAP (6)

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ESCONDITE

Adriano Greco

Es imposible que Maylin sea paciente con personas como Shishi, además llevaba tres años sin sentir la necesidad de atacar, lo que hizo con la jefa de Pekín es solo una probada de lo que guardo durante todo este tiempo.

Jiani, la líder de Hong-Kong se muestra dócil al ofrecer su plena lealtad, percibo como Maylin no aparta sus ojos de ella, se concentra en analizar cada detalle u movimiento esperando ver una acción que la haga dudar, sin embargo, esa mujer luce mansa, aunque de aquellas hay que tener cuidado.

Escucho murmullos y gritos, pero estos pronto se esfuman como si ya se hubiese percatado de su jefa. 

Al girar me topo con rostros pálidos de jóvenes meseros, incapaces de observarme por lo menos cinco segundos, noto como tambalean y aparto la mirada, sin embargo, de reojo percibo que vuelven a encontrar calma si no pongo los ojos en ellos.

El vestido rosa tradicional chino de Maylin está con salpicaduras de sangre, uno de sus zapatos se ha salido de sus pies, cierro las puertas del área vip y me coloco de rodillas para agarrar el tacón. Llevo los dedos a su tobillo, se sorprende y por impulso actúa de inmediato levantando su pierna, pero se detiene dejando así que le coloque el zapato.

Jiani observa la escena y baja la cabeza.

—Te llamaré, por el momento, deseo que refuerces las pandillas que te respaldan. Mi padre se enterara que estás de mi lado y querrá darte un escarmiento —dice Maylin segura de sus palabras como si la última oración lo haya sufrido en carne propia, cuestión que me hace apretar los puños.

Jiani vuelve a inclinarse en señal de respeto y sale.

—¿Confías en ella? —pregunto a Maylin la cual me observa y percibo el toque de sus dedos que elevan mi mentón para seguir mirándola mientras estoy de rodillas, noto la intención de dominar por completo la escena y dibujo una escasa sonrisa.

Me pongo de pie de inmediato, Maylin me sostiene la mirada a pesar de que asecho su espacio personal sin ningún tipo de suavidad, en breve tengo sus muñecas sujetas con una de mis manos, mientras que la otra se encarga de rodear su precioso cuello al cual mi lengua no se tarda en degustar su sabor.

—Jiani siempre ha sido dócil... —dice entre jadeos y mueve sus muñecas para intentar salir, percibo su frustración y dejo de agarrarla con el fin de detener el ataque de su rodilla en contra de mi parte baja que suele gustarle, pero que no escatima en atacar si le hago enojar.

Sonrío por su expresión que muestra, tiene los ojos cristalizados y las mejillas de un tono carmín, sus cejas están fruncidas dándome a entender que no le gustó para nada el cambio de facetas en cuestión de dominar.

—Le di una opción a Jiani de ser la líder de Hong - Kong, aun sabiendo que eso me acarearía problemas, me arriesgué, debía hacerlo porque tarde o temprano yo sería la que no tuviera aliados fuertes.

—Shishi no resulto como esperabas...

—Claro que no, hace años no tenía las mismas agallas que ahora tiene. Su papá intentó casarla con un viejo que abusó de ella, aproveche ese momento de furia de Shishi para qué matará a su padre, lo hizo y juró ser leal por cederle el liderazgo, cuando nunca ocurrió un evento similar en la mafia —dice, frunce un poco la nariz y continúa —, aunque me haya dado la espalda no la maté porque va a servirme.

—¿Lo mismo fue para Jiani?

—Jiani, estuvo a punto de morir... la salvé y no acostumbro a hacerlo y menos en ese tiempo en donde el mundo quería mi cuello de adorno, sino todo lo contrario —habla como si fuese difícil de creerle —su padre la usaba, era un método de pago cada vez que se metía en problemas. Fue ofrecida al líder, aunque papá hizo que ella me hiciera compañía por unos meses hasta que fue devuelta y sufriera tal cual, le di la misma opción de Shishi, pero Hong Kong fue complicado que una mujer lo ocupara.

El Bárbaro De La Emperatriz |+21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora