CAP (4)

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Adriano Greco

Adler observa de inmediato al capitán, no hay tanto que decir, pero deja mucho que desear. Los niños se escabullen por los rincones para salir, Khan es el que corre más rápido hasta tirarse a los brazos de Michelle.

—Tía —dice mirándola con los ojos tan brillosos, Khan la rodea con los brazos y pega la cabeza en sus hombros —. Te extrañé.

Mi hermana sonríe ante la cálida bienvenida de Khan que dibuja una sonrisa, aunque no dura mucho se muestra su entusiasmo, las que no pueden obviar el hecho de que su tía este aquí son las niñas que sin importar que su hermano se encuentre abrazándola se tiran encima, Michelle tambalea, pero su esposo la sujeta antes de que caiga, notó la mirada de Maylin puesta sobre mí por como miro a Zareck.

—Actúa bien o realmente no recuerde nada... si supiera la verdad, me habría clavado el cuchillo que cortaba su carne en mi garganta. El hombre demuestra interés en tu hermana —dice Maylin en voz baja y vuelve a poner esa sonrisa sutil cuando el capitán observa.

El ataque en la agencia que lo dejó con amnesia fue gracias al padre de Maylin, el hombre podría haberla matado para saciar su sed de venganza por la muerte de su mejor amigo, aunque eso no hubiese pasado ni en sus locos sueños, ella tiene razón, el tipo luce una calma exasperante que me incita a guardar mis pensamientos lunáticos.

Adler nos observa, aunque se cansa de hacerlo y ordena a su mano derecha a quedarse. Lo cierto es que Roquer dijo que Michelle podría venir a casa siempre y cuando siguiera las pautas de seguridad, pero por mi lado no quería que ella viniese por la protección de los niños que, aunque pronto serían trasladados a otra estancia, desconfió hasta de lo mínimo.

Observo cada movimiento del capitán hasta el punto que puedo percibir mi accionar obsesivo, relajo las facciones al ver como los niños demuestran tantas emociones en poco tiempo, se les ve las mejillas rojas y sus ojos irradian felicidad.

Necesito pensar en otra cosa.

—Estará bien —dice Maylin sujetando mi  antebrazo como soporte para ordenar mis pensamientos, mis ojos se van directo al anillo que va en su mano izquierda en el dedo anular, Maylin no se lo quita en lo absoluto, lleva una marca a causa de eso y en ciertas ocasiones suele pasar los dedos por la letra tallada.

Mirar a Michelle y su esposo, me hace comparar, pero está claro que no es igual. El hombre podría ser de aquellos que le enseñaron a amar sin tener esas murallas de debilidad, mientras que Maylin y yo somos una serie de paredes que van derrumbándose con el tiempo, una migaja de mi ser me dice que es el causante de la felicidad de mi hermana.

—Lo sé —digo sin despegar la mirada de sus ojos, dibuja una leve sonrisa buscando aminorar mis emociones, lo logra porque después de todo mi atención pasa al contacto de sus dedos tocando mi anillo, el cual lleva una marca, lo cierto es que el aro no ha dejado mi mano desde que lo pedí. 

No cabe duda de que Mayliln Xing desde que pisó Italia obtuvo toda mi atención y nadie nunca lo había tenido al cien por ciento.

Observo como lleva las manos al bolsillo cada diez segundos, Daniel, el jefe de seguridad de Adler se da cuenta de eso. La mano del hombre se dirige a su espalda disimulando sus acciones, mientras que yo trato de estirar el brazo de manera cuidadosa para alcanzar el arma del que tengo al lado, Zareck se lleva el celular a la oreja, pero luego hace una pausa.

—Debo atender esta llamada, discúlpenme —dice retirándose de inmediato y el jefe de seguridad lleva su mano a su intercomunicador señalando que ha ingresado a sus dispositivos, este relaja sus facciones y muestra neutralidad.

El Bárbaro De La Emperatriz |+21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora