Capítulo 52 - El Antro

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Vale, ya estaba hecho, había avisado y había escapado, todo estaba arreglado. Su respiración fue calmándose a medida que aminoraba el paso, se sentía bien. Sabía que Jyl ya no estaba en peligro, nadie moriría.

Pasaron los días y cada vez estaba más enfermo, esa lluvia que había inundado parte de su guarida, lo había calado hasta los huesos, tenía una presión en el pecho que le hacía difícil siquiera respirar. Pero debía salir, tenía que conseguir dinero, o se moriría de hambre. Miró el reloj, en una hora, había quedado en la esquina de su guarida, con uno de sus clientes, sería rápido, lo harían en este mismo colchón y él se ganaría unos billetes, podría aguantarlo, debía hacerlo para poder comprar medicinas y comida.

Se obligó a levantarse, se miró en el espejo, tenía la cara demacrada, a pesar de tener 16 años, no aparentaba la edad de un adolescente, la escasez de comida había hecho mellas en él, se veía como un niño de unos 13 años bajito y delgado. Aun así, guardaba los rasgos de su madre, unos labios bien formados y una mirada algo traviesa, esto lo ayudaba a la hora de conseguir clientes, solían gustarles su aspecto aniñado.

Salió a la oscura noche, y se apoyó al final de la esquina, y a los pocos minutos apareció su cliente, era un hombre regordete de unos 40 y muchos años, con camisa y traje propias de un trabajador de oficina común. Sin decir nada, se encamino de vuelta a su escondite, dejando pasar a su cliente.

-"Sigues viviendo como las ratas, Oliver"-

-"Cierra la boca, me pagas para follar conmigo, no para hablar"-

-"Vaya, vaya, ¿te crees con derecho a hablarme así, niñato?"- Dijo el hombre acercándose

amenazadoramente -"Ahora verás"- y de un golpe lo tiró al colchón, un hilo de sangre apareció en la comisura de la boca de Oliver, este intento levantarse, pero el hombre se tiró encima suya, y comenzó a desvestirlo violentamente.

-"Vas a aprender a tener respeto a tus mayores, sucia basura"- el individuo continuo su tarea asestándole algún que otro golpe, para que dejase de revolverse y al fin pudo bajarle los pantalones y la ropa interior. El joven lloraba desesperado, incapaz de detenerlo.

Justo cuando se disponía a insertarle su miembro completamente erecto en el pequeño orificio del chico, un fuerte sonido le hizo girar su rostro congestionado, entre las lágrimas pudo ver una gran figura que se abalanzaba hacia el violador y lo retiraba de encima suya.

Se intentó subir los pantalones histérico, pero sus manos temblorosas no respondían como deberían, mientras observaba como el desconocido le pegaba una paliza al desagraciado, delante de sus morros.

Una vez que terminó y el otro quedo tendió en el suelo inconsciente, el hombre se acercó al muchacho, que lloraba histérico.

-"Deja que te ayude, muchacho"- Oliver alzó la vista y reconoció esa voz, retiró las lágrimas que emborronaban su visión, y se encontró con Jefferson Gates delante de él con una rodilla en el suelo, retirando sus manos temblorosa para subirle él mismo sus pantalones.

-"No, déjame¡"- Intentó levantarse y salir huyendo, pero esta vez le fue imposible. El exmilitar lo alzó en sus brazos irguiéndose en su gran altura, y apretó al pequeño cuerpo hacia su pecho, encarcelándolo con sus poderosos brazos.

Y con él como lo tenía sujeto, salió con paso firme de ese antro, el aire frio golpeo la húmeda cara del joven haciéndolo tiritar.

-"Por favor, no me hagas daño¡¡¡"- Pidió en un grito ahogado por los sollozos, le estaba costando respirar.

-"Cálmate"- Dijo únicamente el mayor, acercándose a su Jeep estacionado en una esquina, abrió la puerta como pudo, sin dejar caer al chico, intentó meterlo, pero Oliver luchaba con todas sus fuerzas agarrándose a los laterales.

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