Capítulo 14. Aprender a soltar las cosas.

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Caden

Maldita sea, no aguanto el dolor de cabeza.

Siento un martilleo constante en ambas sienes, y si fuera un poco más débil me echaría a llorar en una esquina. Lo peor de todo es que no me duele la cabeza porque me haya emborrachado, sino todo lo contrario, solo me he tomado el chupito que Audrey me ha dado, y como por si fuera poco, ha sido esa misma pelinegra la protagonista de mi dolor de cabeza.

―Maldición―. menciono molesto al levantarme de cama para poder cerrar las cortinas de la ventana.

Audrey se escapó de la fiesta, y no solo eso, dio un show en vivo en ropa interior, show del cual me he enterado porque el video comenzó a circular por las redes sociales.

A ver, no es como que no haya notado su ausencia y la haya dejado ahí sin más, sino que los responsables de esto son mis amigos, quienes me atraparon a mitad de la fiesta para que los acompañara a celebrar. Por más que intenté escaparme no pude, tenía a un jugador de mi equipo en cada rincón de la casa y no me dejaban escabullirme tan fácilmente. Pero en cuanto me enteré de que se encontraba en las carreras me valió un culo totalmente quien se interpusiera en mi camino, ella no podía estar ahí, no podía.

Tomé prestado el auto de Alex y conduje lo más rápido que pude, al llegar a la pista pude ver que Audrey se encontraba en medio de ella, y para variar, era quien daba la señal de inicio, y no, eso no era lo peor, lo peor era que los corredores eran Nicolas y Riley, y eso logró enfurecerme aún más.

¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo pudo traerla aquí? Pensé en aquel momento.

Me vuelvo a masajear las sienes al recordar las pataletas de Audrey mientras la cargaba sobre mi hombro y la depositaba en el asiento del copiloto para traerla de regreso a la residencia, no me habló en todo el camino, ni siquiera cuando se bajo del auto para comenzar a subir las gradas hasta su habitación.

¿Cómo una noche tranquila se pudo descontrolar tanto? Volteo hacia mi derecha y veo el pantalón y las zapatillas de Audrey sobre mi escritorio, ni siquiera me dio tiempo a devolverle la jodida ropa.

Y ahora el malo del cuento, soy yo.

Me levanto con pereza hacia el baño y me doy una ducha lo suficientemente larga como para que se me resbale toda la tensión acumulada, siento que Audrey cada vez más se acerca a una versión de mí de la que no quiero que sea parte y eso solo logra frustrarme aún más. Golpeo el azulejo del baño en repetidas ocasiones mientras los recuerdos me golpean la mente a cada segundo, necesito respirar, necesito hablar con ella.

Termino de ducharme y me coloco una toalla alrededor de la cintura, me seco el cabello y busco en mi armario algo limpio que pueda ponerme, termino de alistarme y recojo todo lo necesario para poder irme a clases, pero no sin antes aclarar un par de cosas.

Camino por los pasillos de la universidad buscando al hombre que se llama ser mi hermano y logro divisar su cabello castaño a unos cuantos metros de donde me encuentro, está conversando alegremente con Tommy cerca de la cafetería y comienzo a caminar con paso decidido hacia ellos.

―Tenemos que hablar―. le digo serio al otro Fernsby cuando llego a su lado. ―¿Quién te crees que eres para meterte donde no te llaman y arruinar el poco respeto que aún te tengo?―. escupo con todo el veneno que llevo atorado dentro de mí desde hace meses.

―Tranquilo viejo, solo nos estábamos divirtiendo―. responde desinteresado.

―¿Divirtiendo? ¿A eso llamas diversión Riley, en serio?

Lo observo fijamente esperando a que su orgullo flaquee en algún momento, pero no lo hace, por un breve segundo me parece ver una pizca de arrepentimiento en lo más profundo de sus ojos, pero claro que eso no puede ser ni remotamente posible, Riley Fernsby no conoce lo que es el arrepentimiento. Lo que más me duele no es eso, no es el tema de si se disculpa o no se disculpa, sino que en su actitud me veo a mí mismo, al Caden de hace dos años que no le importaba nada ni nadie, ni siquiera las personas que más llegó a amar.

Una vida para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora