Los días pasaban tan lento, o era así como los empezaba a sentir Lisa y le gustaba que fueran así, Jennie se había empeñado en acompañarla a su respectivo edificio para dejarla allí he irse, eran acciones que Lisa siempre apreciaba mucho, y no podía evitar compararla con su anterior alfa, y ahora debía admitir que todo era tan distinto que le gustaba, en verdad le gustaba que fuera así.
Jennie le ofrecía su mano cuando era necesario, le ayudaba a cargar sus cosas para evitar que se cansara, después de todo está en cinta y necesita reposar en muchas ocasiones, pero siempre no había día en que Jennie no se ofreciera en ayudarle.
En cambio con su anterior alfa... Ella no era así, a veces quería pedirle ayuda ya que casi siempre se veía demasiado cansada cargando con sus cosas y no podía siquiera mantener el equilibrio y a veces terminaba tirando algo o terminaba en el suelo, nunca Jisoo le dijo que le ayudaría.
Jennie no necesitaba de regalos para demostrar su interés en ella, después de todo mostraba su esfuerzo, la escucha atentamente, la hace reír de vez en cuando, esa alfa es como pocos, le gusta eso, le gusta ser tratada de esa forma, le gusta que ella la escuche y que no trate de ignorarla con cualquier cosa.
Ahora que lo pensaba, no sabía cómo había sido posible que haya aceptado un mal cortejo, no sabía cómo había podido entregarse a una alfa que ni siquiera le prestaba la mínima atención y que solo la buscaba para ayudarle con las tareas que usualmente ella terminaba sola.
Dicen que el amor te deja cegado de tus sentidos, ahora comprendía esas palabras, había estado enamorada cuando ni siquiera los sentimientos eran recíprocos, había caído en las garras del amor no correspondido, quizás solo quería sentir lo que muchos experimentaban, quería sentirse enamorada, se ilusionó falsamente creyendo que estaba enamorada cuando ni siquiera aquella alfa sentía algo verdadero.
Miró hacia su vientre, casi tres meses, bueno, parecía que tenía sobrepeso ahora, pero le gustaba como se veía, le recordaba a cuando era más pequeña. Sonrió, ¿a Jennie le gustará como se ve?
Le hubiera gustado conocer desde antes a aquella alfa, posiblemente en un principio ni siquiera podría hablarle bien y seguramente se sentiría pequeña ante su presencia, Jennie es imponente, pero tiene un dulce carácter que hace que se sienta sumamente protegida y feliz al mismo tiempo, es algo que nadie logra a la primera con ella.
***
Conocer a Lisa había sido lo mejor que le había pasado a Jennie, debía admitir que pensaba que la posibilidad de que Lisa le dijera que no quería saber absolutamente nada de ella, era posible, pero ahora que la conocía un poco más se había dado cuenta de que todo lo que pensaba no iba a ser posible.
Lisa es muy especial, y no solo por el hecho de tener un lazo roto y un bebé en camino, si no que su personalidad puede variar un poco, Jennie trataba siempre de ver que aquella sonrisa que tanto le había gustado permaneciera por más tiempo en ese angelical rostro.
Es difícil, Jen sabe que seguramente la tristeza aún inunda un poco el corazón de Lisa, pero trataba de ser lo más cuidadosa posible al respecto, no quería asustarla, y mucho menos hacerla sentir de nuevo esa tristeza, pero por alguna razón parecía que la omega se comportaba distinta con cada día que pasaba.
A Jennie le gusta observar todos esos cambios en Lisa, y notaba todo lo que pasaba, cuando la veía por los pasillos podía notar cómo a veces bajaba la cabeza, pero cuando ella le hablaba se la pasaba solamente mirándola y sin bajar la cabeza, de alguna forma ella es parte de su protección, y por supuesto que le agrada que eso sea posible, pero le gustaría ver a Lisa con la cabeza en alto y mirando al frente para después sonreírle, no quiere verla triste.
Es difícil poder soportar lo que Lisa soporta, después de todo no muchos omegas podían salir adelante con la pérdida de su alfa, ya fuese porque los dejase o porque el alfa haya muerto, pero Lisa es una chica fuerte.
Jennie sabe que todavía hay mucho por delante y que será un poco difícil estar dentro del corazón de la omega para por fin liberarla de la tristeza y traerla a la felicidad completa, pero nada es imposible, y aunque puede haber la posibilidad de que termine siendo rechazada, no le importaba. Lo que le importaba ahora era ver que Lisa sea feliz, que mantenga esa sonrisa en su rostro que pueda estar bien con ella misma y si era posible, cuidarla.
Después de todo, le gusta Lisa, lo admite, quizás en un principio la atrae, pero le gusta, le ha tomado cariño, le gusta en todos los sentidos, la quiere, y no quiere que algo malo le suceda.
ESTÁS LEYENDO
Lazo roto | Jenlisa
RomanceNo todos los alfas son malos, no todos te rompen el corazón, no todos te dejan a la deriva con un bebé y un lazo roto. Lalisa Manoban aprendió de la peor manera el amor, ahora con un cachorro en su vientre, y un lazo roto por una alfa quien la ha de...