Sus dedos viajaron hacia donde anteriormente la marca ya había dejado de ser reforzada, el ligero temblor de sus propios dedos sobre su piel la hacía sentir mal. Lisa sabía que con el paso de los meses y posiblemente años, lograría olvidar por completo el dolor, o por lo menos ir encerrándolo en una caja dentro suyo, una que jamás podría ser vuelta a abrir más que por ella.
Sería difícil, pero nada era imposible.
Dejó de tocarla, todavía no desaparecía por completo y sabía que no pasaría por completo, después de todo la posibilidad de que deje que Jennie le marcase estaba más que considerada.
Sintió sus mejillas sonrojar al pensar en eso, ¿dejar que otra alfa la marcara? Al principio pensaba que eso no sería posible, lo había escuchado en muchas ocasiones, ningún alfa quiere a un omega que ya ha sido marcado y dejado por su alfa. Por supuesto, Jennie era todo lo contrario, a esta no le interesaban esas cosas, se había acercado a ella de forma tan natural que le encantó.
La necesidad de rechazarla de por medio estaba en su cabeza por el simple hecho de querer que la dejase en paz y que no se decepcionara de ella con solo enterarse de la gran noticia, pero no fue así, Jennie insistió, y lo hizo con fuerza, quería estar con ella, y no mentía al respecto, ella quería hacerla feliz y se lo proponía de inmediato.
Y debía admitir que lo estaba logrando, han pasado ya casi cinco meses y... no puede evitar sentir alegría de tener a la alfa a su lado, le gusta que esté con ella, le encanta que la mayoría del tiempo se preocupe por ella, le gusta estar acompañada y saber que tiene su total apoyo, algo que su anterior alfa jamás le había brindado.
Por más que Lisa no quería ilusionar a su ya roto corazón de que posiblemente se esté enamorando de nuevo, no puede evitarlo, Jennie es una alfa ejemplar y le hubiera gustado que por lo menos encontrase a una omega que fuera mejor para ella, sentía que era poco para Jennie, le hubiera gustado conocer a la alfa en otras circunstancias.
Acarició su vientre despacio y con suaves movimientos, debía admitir que esto del embarazo era demasiado, pero estaba feliz, ya quería saber el momento en que vería a su cachorro y así poder tenerlo entre sus brazos y brindarle mucho cariño y felicidad, es lo que más quería en este mundo.
Su teléfono móvil comenzó a sonar, con una de sus manos sin dejar que la otra dejase de darle caricias a su abultado vientre, agarró el aparato en sus manos y contestó.
—Jennie...
—¡Lili! ¿Cómo te encuentras? —sonrió al escuchar la pregunta.
—Bien —soltó un pequeño bostezo—, un poco cansada, pero estoy bien.
—Me alegro mucho —carraspeó la garganta haciendo que Lisa prestase más atención—. Prepárate, en unos días te tengo una sorpresa preparada.
Lisa sonrió al escuchar eso, Jennie se escuchaba muy animada del otro lado de la línea, y seguramente la sorpresa que le tiene preparada es una que sabe que la hará feliz, lo presiente muy bien.
—¿De verdad? —Kim hizo un sonido afirmando—. Pero, Jennie, no creo sentirme con ánimos de eso.
—Habrá comida y no te haré caminar mucho –dijo para animarla, Lisa rodó los ojos divertida, aunque sabía que Jen no podía verla—. ¿Aceptas?
—Bien, acepto.
—¡Fabuloso!
Y la llamada había terminado, dejando a Lisa con muchas dudas de lo que sería la posible sorpresa que Jennie le daría, había muchas posibilidades, y tal vez algunas que ni siquiera ella puede llegar a imaginar.
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Lazo roto | Jenlisa
Любовные романыNo todos los alfas son malos, no todos te rompen el corazón, no todos te dejan a la deriva con un bebé y un lazo roto. Lalisa Manoban aprendió de la peor manera el amor, ahora con un cachorro en su vientre, y un lazo roto por una alfa quien la ha de...