Los crímenes llegan al pequeño pueblo de Ashwood Hill. Un pueblo que Brooke creía sumido en la rutina y monotonía.
Sin embargo, ahora un extraño animal está atacando a sus habitantes dejando escenarios sangrientos e inhumanos. Propios de las películ...
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El bullicio era la menor de sus preocupaciones en aquel momento, a pesar del alto volumen de la música y las decenas de jóvenes que charlan animados.
La hoguera en medio de aquel lugar ilumina el espacio, al igual que la enorme luna en el cielo que parece observarlo todo.
Organizar una fiesta en el bosque verdaderamente no era una buena idea. Pero los universitarios parecen ignorar todo cuando se trata de beber y festejar.
Sobre todo, ignorar el hecho de los asesinatos. De la bestia.
O peor. No se han olvidado y han decidido burlarse de la muerte. O por lo menos intentarlo.
Las fiestas, definitivamente no eran lo suyo. Sin embargo, la semana había sido larga, solitaria y complicada y tan solo se le ocurrió socializar en la famosa y esperada fogata de otoño. Fiesta esperada de la universidad que llevaban anunciando todo el semestre.
Se calzó sus zapatillas y se vistió con aquel vestido corto y fresco de flores y su chaqueta de punto beige. Dispuesta a fingir ser una estudiante normal durante una noche.
- Una limonada, por favor.- Pide a gritos cuando llega a la improvisada mesa que utilizan como barra.
El joven al otro lado tan solo asiente y le sirve el vaso mientras Brooke observa distraída a su alrededor.
Bebe un gran sorbo de su refresco cuando distingue a Margot entre la gente charlando con algún otro estudiante.
No han hablado en toda la semana, principalmente porque Brooke ha evitado a los hermanos Collins todo lo posible.
Y a Alexander.
Algo no se siente bien desde aquella discusión. Y, a pesar de que el hombre no ha vuelto a aparecer, y que Brooke no sabría ni donde buscarlo, lo ignoraría del mismo modo que a sus compañeros de clase. O eso quiere hacerse creer.
Es todo tan confuso que ya no sabe a quién creer.
- ¡Brooke!
Con una sonrisa, una joven de pelo teñido se acerca a ella.
A penas han hablado un par de veces en clase, pero el alcohol siempre ayuda y la cerveza que lleva en la mano le anima a darle una larga conversación a la pelirroja sobre Química avanzada.
Brooke sonríe y disfruta de su compañía mientras el fuego le da el calor que necesita en aquella ventosa noche.
Por un segundo, la pelirroja deja de escucharla.
Decir que su rostro se descompone por la sorpresa es poco. Sus labios se separan con asombro cuando lo ve.
Alexander se encuentra al otro lado de la hoguera. Su pelo negro desordenado cae por su frente y el fuego ilumina los rasgos de su cara de forma casi salvaje.
¿Qué hace aquí?
No pertenece a la universidad y, sin embargo, charla con otro joven, que Brooke reconoce de último curso, como si lo conociese de toda la vida.
