Amenazas y Confesiones

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Ya es de noche cuando aquel lobo llega a Ashwood Hill, teniendo en cuenta el largo viaje de regreso

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Ya es de noche cuando aquel lobo llega a Ashwood Hill, teniendo en cuenta el largo viaje de regreso.

Alexander no puede evitar preguntarse si será muy tarde para presentarse en casa de su mate. Seguramente ya estará durmiendo, pero su lobo necesita de ella. Siempre.

Ha llegado a un punto que hasta un par de horas se le hacen insoportables. Se sintió morir la semana que se mantuvo alejado, y prometió que nunca más.

El animal avanza por la espesa arboleda sin hacer ruido, esquivando ramas y arbustos casi de memoria.

La reunión ha sido larga y cansina, y, contrario a lo que desea, ahora debe dar otra vuelta por el territorio asegurándose de que todo sigue en orden.

Hace una semana que no hay un asesinato, después de los tres anteriores, y eso no sabe si es una buena noticia o debe preocuparse más.

Casi como si hubiese invocado las malas noticias, un olor que conoce demasiado bien camina hacia él en la oscuridad de la noche.

Alexander prefiere no moverse hasta que aquel hombre no ha llegado hasta él, parándose con los brazos cruzados sobre su pecho.

Carter no parece asustado, para nada. Reta con la mirada con firmeza a un animal que le llega prácticamente a los hombros. Casi como si supiese perfectamente lo que está pasando.

- Cambia, bestia.- Le dice al animal en tono demandante.- Y hablemos como hombres.

El lobo tan solo quiere bufar. Alexander piensa en rechazar la oferta pues, por mucho que Collins le exija, ahora mismo podría dar media vuelta y marcharse. O matarlo.

Sin embargo, tan solo gira para esconderse en los arbustos y volver poco después como humano. la transformación es tan rápida que incluso sorprende al castaño que espera impasible.

- ¿Qué es lo que quieres?

La voz de Alexander suena ronca. Aburrida.

- El lobo feroz.- El otro hombre sonríe maliciosamente sin contestar verdaderamente a la pregunta.- Diría que me sorprende verte en Ashwood Hill, pero parece que te has enamorado de mí. Siempre siguiéndome por el mundo.

- Solo sigo a los problemas, Carter.- Contesta a la defensiva y algo burlón.- Es una mala casualidad que siempre los provoques tu.

- Se por lo que estás aquí.- Asegura el castaño.- Y es hora de que dejes de investigar.

Alexander ignora aquella orden cargada de amenaza. No le importa lo que tenga él que decir. De todas formas, tampoco puede hacer nada, porque tan solo cumple órdenes.

- Sabes que esto no funciona así.

- Lo hará a partir de ahora, Alexander. ¿No querrás que cierta pelirroja se entere de quien es la bestia de Ashwood Hill?

Los puños de Alexander se cierran. Su ceño se frunce ante la sola mención de su mate y su sangre hierve por qué salga de la boca de ese asesino de lobos.

La Noche De Los LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora