Cazadores

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De nuevo la tormenta se había desatado en Ashwood Hill

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De nuevo la tormenta se había desatado en Ashwood Hill.

A pesar del frío que se cuela por las ventanas y de los ensordecedores truenos que rompen el cielo cada vez con más frecuencia, Brooke sentía un cómodo calor.

Simba la observa canturrear mientras estudia para los exámenes finales. Ya es casi de noche y la brisa fresca mueve las cortinas de su habitación anunciando el invierno que se avecina.

Navidad. Aún recuerda como sus padres colgaron la videollamada invitando a Alexander a que se pasase unos días por la ciudad. Ella se quería morir de la vergüenza y está segura de que él solo acepto para no decepcionar a sus progenitores.

Pero ese simple hecho la ilusionó de una forma que no creía capaz. Y es que parece que todo lo que ese hombre hace o dice le fascina.

Han pasado un par de días y con suerte no han vuelto a verse. Y piensa que es suerte porque así puede retrasar aquella confesión que parece saltar en su pecho cada vez que lo ve.

¿Cómo va a hacerlo? No tiene sentido que se sienta así en tan poco tiempo.

Un abrupto ruido saca a Brooke de aquel canturreo.

Proviene del piso de abajo y hasta el viejo gato parece notarlo, porque se levanta de la cama a una velocidad asombrosa para su edad.

Escucha la puerta de abajo ser abierta sin mucho cuidado y su corazón se acelera del miedo de un momento a otro.

Brooke dejar prácticamente de respirar para no llamar la atención y comienza a caminar a hurtadillas en su propia casa.

'Un ladrón' 'Un secuestrador' A cada paso sus teorías parecen más descabelladas.

La pelirroja busca algo que agarrar a medida que baja las escaleras, dispuesta a pegar una paliza al intruso con el marco de un viejo cuadro si es necesario.

Mientras tanto, los pasos de alguien resuenan por el viejo suelo de madera. Pesados y fuertes.

Se queda tras una esquina, ahí, con el corazón a punto de salirse de su pecho y sujetando el marco con fuerza.

Espera uno, dos, tres segundos. Sabiendo que girarán aquella esquina al mismo tiempo, sorprendiéndole.

Sin embargo, es ella la sorprendida cuando la sombra sale por su espalda antes de que le dé tiempo a ver nada.

- Ahhhhh.

El grito rompe el silencio de aquella pequeña casa.

- ¿Qué haces?

- Dios mío.- Brooke se tapa la boca de la impresión.

Botas de caza, pesadas y sucias de barro. Una barba larga y canosa que esconden los rasgos duros y maltratados por el sol de un hombre mayor pero corpulento.

- ¡Señor Nicolás! Regresaste.

El hombre mira de arriba a abajo a la joven sin siquiera fingir una sonrisa.

La Noche De Los LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora