Los crímenes llegan al pequeño pueblo de Ashwood Hill. Un pueblo que Brooke creía sumido en la rutina y monotonía.
Sin embargo, ahora un extraño animal está atacando a sus habitantes dejando escenarios sangrientos e inhumanos. Propios de las películ...
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La casa es un desastre. Solo han pasado dos días, pero han sido, seguramente, los más complicados de su vida.
Ningún libro de biología, ciencia o genética podía explicar todo lo que acababa de descubrir. El mundo que se había abierto ante sus ojos desde que Alexander apareció en su vida.
Ahora, pensando en frío y con esta nueva información, las pequeñas cosas cobraban sentido. Como por qué ese acercamiento tan extraño, la hoja que encontró en su pelo en su primera 'cita' o la reacción de Simba al tenerlo cerca. O el hecho de que siempre esté donde ella lo necesita, en el momento adecuado.
Algunos libros reposan sobre la mesa baja del salón. Brooke, sentada en el suelo apoyada en el sofá, lee uno de los tomos.
¿Cómo no pudo darse cuenta antes?
Los viejos libros del señor Nicolás, que siempre había tomado por fantasía, eran simplemente enciclopedias sobre la especie.
La biología. La historia. Todo sobre aquellos llamados licántropos.
¿Pero qué eran entonces su casero y los Collins? También había buscado información sobre ello.
Alexander tenía razón sobre aquellas guerras que enemistaron a los humanos y los lobos. Terribles y sangrientas batallas, hace tantos años y tan ocultas, que incluso los historiadores podrían pasarlo por alto.
¿Quiénes eran los buenos en esta historia? Lo peor de las guerras, es que ambos bandos siempre pierden y no hay ninguno bueno.
Pero eso le llevaba a otra cuestión. ¿Quién es el asesino de Ashwood Hill? Los cadáveres son de cazadores, así que lo más sensato, siguiendo la historia de rivalidad, es que un lobo sea el causante de esto. Un lobo como Alexander.
Pero Brooke ni siquiera quiere creer que eso sea posible. Él se lo prometió. Que jamás había tenido nada que ver con esas muertes.
La sola imagen de aquel lobo de pelaje oscuro y ojos plata, con carne humana aún en sus fauces y las garras ensangrentadas, le revuelve el estómago.
Ahora, no puede evitar sentirse traicionada. Por sus amigos, y por... Su mate.
Aún no sabía del todo que significaba aquello. A penas había información sobre ello y en su boca sonaba extraño decirlo. ¿Una pareja destinada para toda la vida? Podía ser una maravilla o la peor pesadilla de una persona.
Traición. Porque todos se conocían. Sabían lo que ocurría desde el principio y no se lo dijeron. Jugaron con ella.
Por eso no coge las llamadas de Margot que, por lo menos un par de veces al día trata de contactar con ella sin ningún tipo de éxito. Ni lee sus mensajes que suelen empezar con una disculpa, o una justificación.
Y por eso, aunque sabe que se pasa las noches en su jardín trasero, no puede dejar entrar a aquel enorme y oscuro lobo que vela por ella y se queda ahí, a pesar del frío, mirándola fijamente a través de las ventanas esperando a que le devuelva la mirada.
