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Ya había pasado algún tiempo desde ese día y la temporada había terminado, pero a pesar de ello, Sergio y él se habían vuelto más cercanos con el paso de los meses. Ya, bueno ¿qué podía decir al respecto?

Resultaba que el mayor era una persona bastante atenta y Max estaba feliz de recibir toda la atención que Sergio ponía sobre él. Las cosas habían empezado poco a poco después de esa primera mañana en la que despertó en la habitación del otro.

Buscaba más cercanía entre ellos dos, se sentía bien tenerlo cerca. Los pequeños roces de sus manos, las risas, las indirectas y las bromas entre ambos. Se sentía diferente, se sentía tranquilo respecto a Sergio. Tenerlo consigo era una de las mejores sensaciones que alguna vez había tenido.

Para hacerlo breve, estar con Sergio le traía paz. No era nada romántico, aunque no iba a negar la existencia de los coqueteos y lo bien que la pasaba con él.

Llevaba ya varios días sin verlo y era algo de esperarse después de la intensa temporada que habían tenido pero algunas veces, antes de acostarse e irse a dormir se preguntaba si esa relación que se había formado entre ellos en los últimos meses se había terminado también. Tenía que obligarse a sí mismo a no levantar su celular y enviarle un mensaje del que podría arrepentirse al día siguiente, no quería parecer que estaba encima de él todo el tiempo.

Decidió que lo mejor era dejarlo pasar, probablemente ambos necesitaban despejarse de todo, pero no pasó mucho tiempo hasta que una mañana recibió una llamada.

—¿Estás despierto?

—Si... —mintió, moviéndose para ver la hora en el reloj que mantenía en la mesita de noche.

—Ya, claro... si quieres puedo llamar de nuevo más tarde —propuso, no muy convencido de la respuesta del menor.

—Podemos hablar ahora, ya estoy despierto.

—Lo siento, solo quería saber cómo estabas y... preguntar si te gustaría salir un rato, podemos ir a almorzar.

—¿Juntos?

—Creo que eso es obvio, Max.

El ojiazul sonrió. —Solo era para estar seguro, no sé, saber que no te molesta la idea de que nos vean juntos en un restaurante, solo nosotros dos.

—Ah bueno, solo son cosas de compañeros —respondió usando un tono divertido—. ¿No podemos acaso salir solos sin que parezca raro? ¿Es algo malo?

—No estoy seguro, sabes que la gente puede inventar rumores —continuo, decidiendo seguir el mismo juego.

—¿Esos rumores te molestan?

—No, yo...

—¿Te ponen nervioso? Creo que te ponen nervioso porque sabes que te atraparon.

Ahí estaba ese pequeño rastro de coqueteo en su voz, Sergio sabía perfectamente que botones pulsar para hacer que se quedase sin palabras y su rostro se volviera rojo. Agradecía que no pudiera verlo en ese momento.

—Los dos sabemos que tengo razón, pero creo que es algo que será mejor discutir en persona. ¿Puedo pasar a buscarte más tarde? Ya nos he hecho una reservación en un restaurante así que no tienes que preocuparte por eso.

—Si, está bien —soltó rápidamente—, puedes venir a buscarme.

—Bien, princesa, te llamaré cuando esté ahí. —Y entonces la llamada finalizó.

Max observó su celular mientras lo sostenía en una de sus manos, ¿realmente acababa de usar ese apodo para referirse a él?

(...)

Esa había sido su primera cita. Ahora, mientras su cabeza estaba apoyada en el hombro de Sergio, esa escena le parecía tan lejana pero cercana al mismo tiempo, rozaba con la nostalgia y llenaba a su corazón de esa calidez que hace que las lágrimas bajen por tus mejillas, pero él tenía a Sergio ahí para limpiar sus lágrimas y besar su frente cada vez que lo necesitaba.

Podría morir entre sus brazos y no quería ser dramático ni sonar poético, odiaba toda esa mierda, pero así era como realmente se sentía. Confiaba en él más que en nadie más.

—Yo me encargare de que nadie vuelva a hacerte daño, nada volverá a dañarte, nada volverá a hacer que vuelvas a llorar y si lo hace, me aseguraré de estar ahí contigo para ser quien limpie tus lágrimas —prometió sosteniendo su rostro mientras la luz que se colaba por las cortinas iluminaba su rostro y sus miradas se mezclaban—. Nunca podría dejarte solo.

Max se inclinó más cerca hasta que sus labios se encontraron en una suave caricia, perdiéndose a sí mismo en la calidez de los labios ajenos después de toda una vida sobreviviendo en un mundo frío. 


***En mi perfil pueden encontrar más historias Chestappen y Charlos que he estado subiendo estos últimos días <3.  

𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐁𝐨𝐲 「𝐂𝐡𝐞𝐬𝐭𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora