13

506 80 0
                                    

Jos se cruzó de brazos mientras esperaba paciente. Se encontraba en la mesa de un restaurante poco concurrido, ignorando el menú que un camarero había colocado frente a él.

Sentía un nudo en el estómago que no hizo más que aumentar cuando vio a Checo acercarse hasta su mesa y sentarse frente a él. Detestaba saber que después de todo el esfuerzo que había puesto en Max, su hijo estaba volviéndose blando desde su punto de vista y además el hecho de que fuera por este otro hombre hacía su sangre hervir, pero decidió que si quería intervenir tenía que tragarse su orgullo.

Al inicio había intentado acercarse hasta Max a través de varias llamadas y mensajes, pero su hijo no le dio ninguna respuesta así que tuvo que recorrer a su plan de respaldo. Perez había dado resistencia al inicio pero al final logró hacerlo caer y ceder.

Así que ahora se encontraban frente a frente. Sergio parecía incómodo y sabía que quería acabar con esto lo más rápido que pudiera, estaba ahí a espaldas de Max, le había mentido diciendo que tenía que reunirse con su hermana esa tarde para hablar algo acerca de una organización benéfica en México así.

Sabía que no debía pero aquí estaba, ya era muy tarde para darse la vuelta e irse.

—¿Cuánto tiempo llevan juntos? —preguntó el mayor de ambos y para Sergio, Jos sonaba como si tuviera un nudo en la garganta.

—No se —respondió Checo. Quería ser él quien sostuviera la batuta y guiará la conversación— Vine porque tengo preguntas, solo por eso.

"Oh, cree que puede tener el control aquí". Pensó Jos, moviéndose en su silla. —Bien, adelante.

—¿Por qué me buscaste? La última cosa que esperaba era a ti intentando hablar conmigo.

—Estas... Teniendo algo con mi hijo, es lógico que querría hablar contigo —Checo lo miro, esperando a que continuara—, intente hablar con Max primero y tal vez arreglar un encuentro entre los tres pero no me respondió. "Por que ahora actúa como un cobarde, lo has vuelto un cobarde".

—Tal vez deberías replantearte porque tu hijo no quiere que sepas de sus relaciones —señaló Checo, sintiéndose imbécil porque él sabía bastante bien las razones de Max y sin embargo aquí estaba, sentado con Jos a espaldas del rubio.

—Ah... te contó esa historia —respondió sin un gramo de sorpresa—, Max siempre ha sido así, quejándose de lo mala que la vida ha sido con él, del mal padre que tuvo pero siempre olvida la parte en donde es por mi que ahora está en dónde está. Él ya te contó su parte, ahora deberías escuchar la mía.

"Solo no lo dejes meterse bajo tu piel, no puede hacerlo si tu no se lo permites Sergio".

(...)

Checo volvió al departamento de Max poco después del atardecer, en una de sus manos llevaba comida del restaurante favorito del neerlandés. ¿Se sentía culpable por reunirse con Jos? Mierda que lo hacía.

El departamento parecía vacío, eso era extraño.

—¿Max? —no hubo ninguna respuesta.

El mexicano colocó la comida sobre el mostrador de la cocina, acercándose hasta la habitación que compartían, las manos le sudaban y su corazón estaba latiendo rápidamente.

—Max —lo llamó nuevamente pero una vez más no obtuvo respuesta.

El silencio crecía abrumadoramente. Sentía presión sobre su pecho como si estuviera sumergido cientos de metros en el océano.

Se obligó a sí mismo a caminar hasta el dormitorio, no sabía si era el mal presentimiento o la culpa lo que lo hacía sentir como si estuviera moviéndose en cámara lenta. La puerta se abrió tan despacio que le pareció una de las peores torturas en el mundo.

—¿Max? —su nombre cayó suavemente de su boca al encontrarlo sentado en el suelo de la habitación.

—No te escuche llegar —respondió el rubio con un tono de disculpa, limpiando sus lágrimas con el dorso de su mano antes de levantar la mirada y ver a Sergio con una sonrisa plana, intentando esconder sus lágrimas de él.

En el suelo frente a Max había fotografías esparcidas de cuando era pequeño y mientras más crecía en aquellas fotos, su sonrisa se borraba más y más. En algunas lo sostenía su madre, en otras su padre, su abuela, algunas otras fotos eran con su hermana, recuerdos de su infancia, infancia que le había costado heridas que aún intentaba cerrar por completo.

Había también una antigua cámara de vídeo que Max había logrado hacer funcionar y el video estaba pausado, capturando la imagen de sus padres, su hermana y él juntos de vacaciones en algún lugar que no lograba recordar.

La nostalgia era pesada en aquellos recuerdos, una nostalgia que apuñalaba en el corazón y retorcía la daga, una nostalgia que dolía.

Sergio se acercó, sentándose a su lado. —No pasa nada, perdón por haberme tardado tanto —pasó un brazo por encima de sus hombros, abrazándolo a su costado y besando su frente—. Traje la cena ya que estaba afuera, podemos ir a cenar cuando tengas hambre.

—Gracias —murmuró Max en respuesta, volviendo su mirada a las fotografías en el suelo mientras Sergio apoyaba su mentón sobre su cabeza.

El silencio volvió.

Max contempló lo que algunas vez había sido su vida, esparcida frente a él en imágenes que contaban pedazos de su niñez. Habían tantas cosas que quería cambiar pero no tenía el control sobre el pasado, no había tenido el control cuando era un niño.

Permanecieron juntos en el suelo, quietos. No necesitaba escuchar nada más, solo saber que tenía ahí a Sergio, sosteniéndolo cerca mientras él miraba con dolor las piezas de su vida.


***El 19 de septiembre este fic cumplió 9 meses, no me dio tiempo de terminar el capítulo para ese día, pero intente traerlo lo más pronto posible y no seguir aplazando la actualización. Gracias a todos por el apoyo que le han dado a este fic <3 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 02 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐁𝐨𝐲 「𝐂𝐡𝐞𝐬𝐭𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora