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Sergio no era precisamente un chef profesional, pero sabía arreglárselas por su cuenta cuando se trataba de comidas sencillas y Max lo apreciaba. No recordaba una sola vez en toda su vida en la que alguien luciera tan contento de poder prepararle la comida y Sergio lucía tan genuinamente contento cuando entró a la habitación, llevándole la comida hasta la cama.

¿Cómo podía una persona darle una mirada tan cálida y cargada de amor? ¿Cómo podía merecer a una persona tan paciente como Sergio? ¿Cómo podría alguien amarlo de una manera tan profunda y pura? Su corazón se sacudía con cada pequeña muestra de afecto, pero las voces en su cabeza no paraban.

Nunca vas a ser suficiente para él. No lo mereces. Es demasiado bueno para ser verdad, ¿cuánto tiempo crees que falta hasta que se aburra de ti, hasta que se dé cuenta de quién realmente eres y te abandone? No querrá volver a saber nada de ti por el resto de su vida. Tú no eres nada para él.

Sonrió en su dirección, intentando silenciar sus propios pensamientos por un instante.

—¿En qué piensas? —preguntó Sergio a su lado mientras compartían el desayuno, mientras sus ojos viajaban por el rostro ajeno.

—Nunca había hecho esto con nadie.

—¿Desayunar con alguien?

Bien, dicho así, sonaba un poco ridículo. Max rio ligeramente avergonzado y se encogió de hombros.

—Bueno... Sí, pero es más que eso, para mí es más que eso.

Sergio sonrió y una de sus manos fue hasta el mentón ajeno, sosteniéndolo con delicadeza para obligarle a mirarlo a los ojos. —Explícate —pidió una vez que sus miradas se conectaron, viendo los ojos de Max iluminarse.

Su respiración se cortó por un segundo, había algo en la manera en la que Sergio hacía las cosas con él, una manera que le hacía suspirar.

—No es solo el desayunar contigo... es la manera en la que te comportas conmigo, eres atento cuando estás a mi alrededor, haces que todo se sienta bien, como si hacer todo lo que haces para mí no fuese difícil.

—Y no lo es —respondió, acariciando suavemente el labio inferior del más joven con uno de sus dedos. —Haré todo lo que pueda hacer por ti, solo por ti. Conseguiría cualquier cosa que me pidieras, iría a cualquier lado solo para poder estar contigo... seré el primero en conseguir lo que quieras, solo para ti. —Max le observaba como si estuviera aturdido mientras sus mejillas se teñían de un ligero rosa—. No tienes idea de todo lo que estoy dispuesto a hacer por ti, por verte feliz, por verte tener todo lo que mereces. Solo tienes que dejarme cuidar de ti.

Max tomó la mano libre de Sergio y se movió más cerca hasta que sus labios se unieron. Pudo sentir en sus labios un ligero rastro del café que el mayor había estado bebiendo. Su aliento cálido estaba robándole su propia respiración mientras sus labios se separaban suavemente para permitirle a Sergio invadir su boca cuando su mano se movió hasta su nuca, sujetándolo en su lugar.

Se perdió a sí mismo en aquel beso. Sus dedos dibujaban pequeños círculos imaginarios sobre la camisa del castaño, pero sus caricias se convirtieron en un fuerte agarre cuando Sergio rompió el beso e intentó alejarse un par de centímetros. Por una fracción de segundo, Pérez pudo reconocer el temor en los ojos azules.

—No voy a ir a ningún lado —susurró mientras tocaba la mejilla de Max—. No sin ti, cariño, lo sabes mejor que nadie.

Max necesitaba dejarlo salir, poder ser vulnerable con él. Había tantas cosas que quería contarle, tantas cosas por las que había pasado y de las que nunca había podido hablar con nadie.

—No siento que te merezca, puedes encontrar a alguien mucho mejor ahí afuera.

—No quiero a nadie más, ¿no lo ves?

Los ojos azules de Max se cristalizaron, sus lágrimas pronto comenzarían a salir de ellos y le dejarían saber a Sergio lo roto que su corazón estaba. —Nunca he sido suficiente... Mi padre siempre me decía que no lograría nada en mi vida sin importar cuánto lo intentase. Sigo intentándolo, pero se siente como si nunca estuviera llegando a donde debo llegar.

—Tú siempre has sido suficiente —sus dedos se movieron sobre las lágrimas de Max, limpiándolas—, pero nunca lo has podido ver... quisiera poder darte mis ojos para que puedas verte como yo te veo, no mereces lo que te hizo, no mereces que siga atormentándote.

—Si te hubiera tenido antes... mi vida hubiese sido muy diferente.

Y dolía, dolía, no haber tenido a alguien como él antes, alguien dispuesto a dar su mundo por él, alguien tan puro como él lo hubiese cambiado todo.

—Yo hubiese cuidado de ti, no te hubiera dejado pasar solo por todo lo que pasaste, pero ahora estoy aquí y no voy a dejar que nadie le haga daño a mi chico.

Era muy tarde para intentar salvarlo de una infancia con un padre abusivo, pero no era tarde para hacer que las cosas cambiasen, no era tarde para amarlo y salvarlo ahora de los demonios que lo atormentaban, del veneno que había sido sembrado en su mente y que lo corroía cada día y noche.

Pues nada, ya casi llegamos a 2k de leídas. Gracias <3

𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐁𝐨𝐲 「𝐂𝐡𝐞𝐬𝐭𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora