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Por más que lo intentaba no era capaz de quedarse dormido.

Max se dio la vuelta en la cama, observando a Checo dormido a su lado.

Aprecio su rostro completamente relajado e inmerso en sus sueños. Max nunca había pensado en terminar así con su compañero de equipo, aunque era evidente que desde el inicio había conectado con Checo de una manera en la que no lo había hecho con nadie antes de él.

Podría asegurar fácilmente que era su mejor compañero hasta el momento y amaba trabajar con él, aunque tuvieran algunas diferencias y discusiones, era algo que formaba parte del paquete y lo normal en su deporte, pero lograban congeniar bastante bien.

Ingenuamente había pensado que eso sería todo, una relación amistosa entre compañeros, pero ahora Checo estaba durmiendo a su lado, había ropa suya en su armario y el mismo se acomodaba entre sus brazos cada noche para dormir.

Las cosas habían escalado rápidamente entre ellos.

Y ahora, contemplando el pasado, se daba cuenta de que no quería que las cosas fueran diferentes entre él y Checo.

No quería volver a la época en la que solo se veían porque tenían que hacerlo, ahora era feliz estando junto a él todo el tiempo y no quería que las cosas cambiarán.

Sergio se había convertido en su salvavidas. Sergio tenía más piezas de él que el desierto arena.

Era la persona que estaba ahí con él, calmando sus pesadillas, sacándolo de su zona de confort y haciéndolo disfrutar de la vida de una nueva manera, él era la persona que le demostraba amor, la primera persona que hacía algo así.

"¿Y tú qué tienes de él?"

La voz en su cabeza ya no lo consolaba, solo le atormentaba.

Esa voz era él mismo.

No tenía una sola pieza de Sergio, no estaba intentando enmendar sus bordes maltratados, las manos de su pareja estaban llenas y las suyas estaban vacías.

Estaba poniendo todo su peso en él y Sergio no estaba haciendo lo mismo.

"Tengo su corazón y tengo que cuidarlo."

"¿Lo tienes, Max?"

"Sí."

"¿Completo? ¿O solo la mitad?"

Y de nuevo su mente guardó silencio, repasando los rasgos de Checo una última vez antes de levantarse de la cama sin hacer el más mínimo movimiento.

Salió al balcón de la habitación, apreciando la noche desde lo alto, estaba tan oscuro que solo podía distinguir el mar porque sabía que estaba ahí, justo frente a él y las estrellas se reflejaban en él.

Max levantó la mirada, observando las estrellas.

Estaba perdidamente enamorado de Sergio.

Cerró sus ojos, sintiendo la brisa nocturna acariciar su rostro. Sabía que todavía era joven pero la idea de comenzar una vida con Sergio, de establecer un hogar juntos traía a su pecho calidez.

Sabía que él era esa persona. La persona con la que quería quedarse por el resto de su vida. Estar con Sergio era como tener el universo en sus manos y quería tener una familia con él.

¿Estaba dispuesto a retirarse?

Si, lo estaba.

Dejaría todo lo demás atrás solo para poder tener una vida juntos.

(...)

Durante los últimos días había estado lidiando con la atención de los medios sobre ellos. Intentaban obtener tantas fotos de ellos juntos como pudieran, siendo extremadamente invasivos con su espacio para intentar conseguir una reacción de ellos y explotar cada centavo de su historia.

Siempre las había puesto incómodos que las cámaras los siguieran y más ahora que su relación era el tema del momento y el acoso sobre ellos había aumentado.

Después de cenar en un restaurante local, intentaron llegar hasta su auto lo más pronto posible pero la horda de paparazzi inevitablemente terminó atrapándolos a mitad del camino.

—¿No creen que la relación entre ustedes dos es inapropiada y que afectará sus carreras de manera negativa?

Sergio y Max continuaron su camino, intentando hacerse espacio entre las personas con ayuda de la seguridad del restaurante.

—¿Qué opinan en Red Bull de su noviazgo?

—¡Max! ¿Qué opina tu padre de la relación?

Sergio sintió el agarre de Max en su mano volviéndose más fuerte y no sabía si la razón era la pregunta o simplemente quería asegurarse de que no se soltaran mientras todas esas personas seguían sobre ellos.

—¿Checo está saliendo contigo para asegurar su lugar dentro del equipo?

—¿Tu padre aprueba que estén juntos?

La atención del ojiazul fue al paparazzi que había hecho esa pregunta, notando la insistencia que tenía por traer el a flote el tema de su padre y sus ojos le retaron a atreverse a volver a hacer una pregunta similar.

—¿Has hablado con tu padre? ¿Cómo se tomó la noticia? —el hombre dio un paso adelante— ¿Qué opina de Checo?

Max apoyó una mano en el pecho del hombre, deteniéndolo antes de que estuviera demasiado cerca y empujándolo para hacerlo retroceder sobre sus pasos.

El camino de regreso fue silencioso, las luces de la ciudad cubrían su camino y las sombras se quedaban atrás pero un sabor agridulce seguía en su paladar. Sabía que se había comportado mal frente a las cámaras, pero para él estaba completamente justificado.

¿Tan difícil era tener algo de privacidad y de tiempo a solas con su pareja?

—Checo... —llamó Max a su pareja mientras ambos estaban en el sofá— ¿no vas a decir nada?

—No lo sé... estás evidentemente molesto y pensé que era mejor dejar que se te pasara un poco.

"Oh Max, eres justo como tu padre."

Aún recordaba cómo huía de su padre cuando el hombre estaba enojado y las veces en las que su madre le advertía de no hablar con Jos cuando estaba molesto lo había dejado marcado.

—Estoy... estoy molesto —acepto, moviéndose más cerca de Sergio— pero no contigo, schatje, así que por favor háblame.

Sergio le sonrió, recibiéndolo con un abrazo. —Sé que no estás enojado conmigo —respondió— estaba pensado que mientras las cosas se calman y los paparazzi dejen de seguirnos como moscas, podemos comenzar a tener cenas aquí... cocinar juntos y esa clase de cosas, no tenemos porque dejar de pasar momentos lindos solo por ellos.

El ojiazul sonrió de lado y asintió. —Suena... a que estaremos más tranquilos si nos quedamos en casa por un tiempo.

El tapatío acortó la distancia, dejando pequeños besos en los labios de su pareja mientras ambos sonreían.

En uno de los bolsillos de Checo estaba su celular y en ese momento una notificación más se acumulaba con todas las anteriores, la mayoría irrelevantes, algunas de sus hermanos y exactamente tres mensajes de Jos Verstappen

La pareja pasó la noche entre las sábanas, ajenas al resto del mundo. 

𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐁𝐨𝐲 「𝐂𝐡𝐞𝐬𝐭𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora