Es fin de semana y Abigail medio dormida entra al baño con los ojos cerrados, anoche salieron con Montserrat y llegó tarde porque hoy no trabajaba, no es la chica de fiestas nocturna que era antes y esto le pasa factura. Al entrar al baño ve un pentagrama demoníaco dibujado en la pared del baño y medio asustada cuándo logra abrir los ojos, va a hablar con Simba que está desayunando en la cocina.
—¿Que carajo hace un pentagrama demoníaco dibujado en la pared del baño?
—¿Cómo que, qué hace? Es lo que me pediste, limpia el baño con algo demoníaco.
—¡¿ERES IMBÉCIL?! —respira hondo— te dije con algo de amoniaco —separa bien las dos palabras— ¡PENDEJO!
—Ya me había parecido raro que pidieras eso, pero —se encoje de hombros— no quise preguntar de nuevo. Ya lo limpio ¿Vas a tomar algo?
—Chocolatada fría sin azúcar —él voltea a prepararle su bebida, mientras ella se soba las sienes—. A veces pienso que un preservativo esto —lo señala— se podría haber evitado.
—¿Y perderte de mi presencia?
—Era la idea. Dios tengo que recordarme que ya no soy un animal nocturno —apoya su cabeza en el mármol dejando caer ambos brazos al costado.
—¿Cuándo conoceremos a tu mujer? —ella lo mira y levanta una ceja— hace mucho que no estabas interesada en nadie y cuando lo estás, se te nota —hace una pausa— y mucho.
Abigail sabe que le gusta pasar tiempo con Montserrat, sabe que cuando están juntas el tiempo se evapora, que muchas veces no puede parar de mirarla y que el tono de su voz la emboba, que le encanta su risa y de los 3 meses que lleva aquí, encontrándose con ella, sabe que necesita verla aunque sea un día a la semana, porque hablar todos los días por mensaje o escuchar su voz, no le es suficiente.
Abigail no sabe que se está enamorando de Montserrat, no quiere admitirlo, ni a ella misma y menos aún a la rubia. Pero nunca se había sentido así, con nadie, bueno nadie no, solo con una persona. Tes, Tessa, ella pensó que había encontrado finalmente a la persona correcta, quería casarse con ella, quería pasar el resto de su vida con ella, Tessa era todo lo que había soñado y más, tenían una conexión profunda.
Pero Tessa tenía sueños, Tessa era libre y bohemia, y Tessa amaba a Abigail, como ella también la amaba, pero más amaba su libertad y sus sueños. No está mal, por un tiempo estuvieron bien, bastante bien, pero Abigail sabía que ella era como el agua entre las manos, si tratas de estrujarla con fuerza se escapará, por esl jamás la presionó en nada, ni siquiera cuándo ella la amó primero fue capaz de decírselo, asi que esperó que ella lo hiciera.
—Es mi amiga y no tienen porque conocerla, no les presento a todas mis amigas.
—Solo tienes cuatro Ling, Úrsula, Margot y Bianca. La primera no me cae bien, tiene demasiadas infulas de niña rica mimada y la última me cae excelente —en efecto lo es—, y a las cuatro las conócemos. Aparte ninguna de tus amigas te tiene sonriéndole al teléfono cada vez que te llega un mensaje.
Si Simba se ha dado cuenta, su hermano y amigas no tardaran en notar también lo que ella no admite o no quiere admitir.
—No es Tessa ¿Lo sabés verdad?
—Lo que no sé, es que hago teniendo esta conversación contigo. Eres el mejor amigo de Madox, por favor mantente al margen de mi vida, que te puedo querer como un hermano, pero no tolero que la gente se meta en mi vida, ni siquiera mi familia.
Se levanta tomando su taza de chocolatada fría y se marcha a su habitación, cerrando de un portazo. Abigail no es buena para hablar de sentimientos con nadie, menos aún consigo misma. Tiene algo en claro no puede enamorarse de Montserrat, ella se irá en unos meses y la rubia va a quedarse, después de todo es el puesto que tanto había querido y por el cual ella misma la alentó a tomar. Lo que ella no sabe es que si pudieras frenar el momento en el te que enamoras de alguien, sería todo más fácil o si pudieras elegir de quién enamorarte, sería lo ideal. Pero este no es un mundo idílico, el destino le está jugando a favor y no se dará cuánta hasta que tenga que tomar una desición.
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Dulce como la miel
Roman d'amourLos hilos que las unen, se enredaran para acercarlas y quizás las diferencias entre ambas no sea tan notorias como creían, porque habrá algo que pese más que las diferencias que hay entre ellas, eso será el amor que sienten la una por la otra. La c...