La navidad había pasado demasiado rápido, y una vez había escuchado decir al abuelo que cuando sentías que el tiempo pasaba muy rápido, era porque en verdad lo habías disfrutado.
Mar y yo nos la pasamos la mayor del tiempo en la cocina, tratando de hacer postres del libro de recetas que compré y al final nos sentamos a probarlos y nos sorprendía lo bien que sabían la gran mayoría
Estábamos preparando la cena para fin de año, Mar se encarga de hacer los postres siguiendo al pie de la letra lo que el libro le decía, tenía el cabello recogido en un moño despeinado y lo sostenía una liston café, mechones caían por su frente Y por el hermoso mandil color rosa y encajé blanco.
Esta vez tenia un vestido color blanco de hombros caídos y la manga le llegaba un poco abajo de los codos, tenia un listón café rodeando su cintura y un perfecto moño amarrando.
Habíamos aprovechado bien los últimos días de año, fuimos a un campo de flores que estaba a las afueras, tomamos demasiadas fotos, ese día le iba a dar el anillo a Mar, pero solo duramos media hora en el lugar, pues descubrimos que Mar era alérgica a ese tipo de flor, regresamos a la casa, con una Mar con los ojos llorosos un poco de salpullido, destornudo y mocos sin parar.
Así que ahí íbamos de nuevo, mientras ella revolvía la mezcla con una chuchara de madera, hundí mi mano en el mandil y tome la pequeña cajita, la abrí y la cerré tantas veces, después de la deje caer y camine a tomar mi teléfono, escribí el en teclado una canción de una película que le gustaba tanto a mamá, la canción y el final de los protagonistas me hicieron llorar recuerdo haber estado llorando en los brazos de mi madre, mientras que Lauro se reía de mi.
Esa misma canción también tuvo un fuerte impacto en mi, pues días antes de que mi abuela falleciera tenia una adicción con esa canción, no la paraba de escuchar y cuando estábamos velando el cuerpo sin vida de mi abuela esa misma canción sonó en la radio y el locutor hablo de tema de las despedidas y lo dolorosas que eran.
Cuando encontré la canción la puse y le subí el volumen al teléfono. Dejé que sonará y todos esos recuerdos vinieron en mi mente.
Recursos nostálgicos y con un nudo en la garganta.
Oh, my love, my darling
I've hungered for your touch
A long, lonely timeMar despejo la mirada de la mezcla y me observo, yo extendí mi mano hacia ella y sonrió, limpio sus manos con el mandil y camino hasta mi, puso su mano encima de la mía, roce con delicadeza su cintura y Mar puso una mano en mi hombro, comenzamos a movernos con un ritmo lento.
Y ahí me di cuenta que no quería a nadie mas, solo la iba a querer a ella y eso especial que el abuelo decía sentir por la abuela, ahora lo estaba experimentando y era bastante mágico, algo único y que solo se podía sentir una vez en la vida.
Siguió la música, hasta que terminó, besé su frente y le agradecí por haber estado aquí, por seguir mis locuras y sobre todo, por amarme.
Una vez que terminamos de preparar la cena, subimos a cambiarnos de ropa y a darnos un baño.
—Tengo un regalo para ti.
Mar se dio la vuelta y arqueo una ceja, una pequeña sonrisa de formo en sus labios ya pintados de un rosa frambuesa.
—Bueno en realidad lo compre hace demasiado tiempo, pero te lo quería dar hasta ahora.
Camine hasta el armario y saque la caja de regalo, la deje encima de la cama y la sonrisa de Mar se extendió.
ESTÁS LEYENDO
El cuaderno de Albert
Teen FictionLuan un chico que ha tenido y perdido todo en la vida, una persona que no cree en la magia, ni muchos menos en los para siempre. Su abuelo, Albert creyente de los para siempre y amores que se quedan hasta la eternidad, le deja una misión después de...