XXI

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Las cosas estaban mejorando, aquello era algo que Minho podía notar día con día

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Las cosas estaban mejorando, aquello era algo que Minho podía notar día con día. Cada vez que salía a su balcón por las mañanas era capaz de darse cuenta de aquello; el omega contemplaba a su población con café en mano, mientras ellos continuaban con sus tareas diarias y cada tanto uno de ellos se volteaba para poder saludar en su dirección.

Minho sonreía al notarlo, sintiéndose en paz al saber que tras tanta tragedia, las cosas estaban volviendo a tomar forma. El chico había tomado un buen número de decisiones, como era esta de haberse trasladado a la habitación de sus padres, convirtiéndola en propia, permitiendo que el acceso a las comodidades del cuarto principal se volviera algo satisfactorio para él.

Mientras contemplaba su manada, un fuerte aroma a limón lo hizo voltearse, dejando ver el cuerpo de su delta, quien poco a poco se aproximaba a él. Christopher vestía su ropa de trabajo, delatándole a su pareja que estaba listo para iniciar con sus labores del día, muy a su contra que continuaba vistiendo su pijama.

El delta abrió la puerta del pequeño balcón, acercándose hasta el omega para poder depositar un beso en sus labios —Hola conejito, ¿terminaste tu café? Abajo está el desayuno servido, pero no podré quedarme a acompañarte, Jihyo me llamó, necesitan mi ayuda para solucionar unos disturbios en el mercado —Relató, dejando rastros de su aroma por todo el cuello del menor al abrazarlo por detrás

—¿Es algo grave? No debes enfrentarte a las personas solo

—No es grave, creo que son temas de espacio, así que me llamaron para llegar desde temprano y evitar incidentes

El omega asintió, ladeando su cabeza para darle más acceso a su cuello al delta —Entonces ve con cuidado, te veré en la cena, ¿está bien?

—Así será

Con un último beso entre la pareja, el delta dio media vuelta, despidiéndose así de su omega. Aquel día Minho lo tenía libre, así que aprovecharía para limpiar su hogar. Desde su posición pudo observar el momento en que Christopher salía de la casa, comenzando a caminar en dirección al mercado, pudo darse cuenta como varios lobos lo saludaron de forma cordial durante su trayecto hasta que termino por perderlo de vista.

Aún recuerda como antes cada miembro de la manada señalaba al pobre joven de actos atroces, pero como desde la batalla, ahora era respetado por la mayoría de pobladores.

Cuando Christopher recién había salido del hospital, Minho y él habían tenido una fuerte discusión, ya que el delta quería volver a su cabaña por temor a las represalias, pero el omega era incapaz de concebir la idea de que su pareja viviera internada en el bosque; el mayor argumento que tenía Christopher era la manada, la población que era grosera con él y claro, no quería causarle problemas a su omega.

En cuanto ambos abandonaron la seguridad del hospital, fueron rodeados por los pobladores, quienes poco a poco avanzaban hasta ellos, atemorizando un poco al delta, quien colocó a Minho detrás de él, alerta. La primera en acercarse a ellos fue una loba anciana, que sonrió en su dirección.

Había una vez un delta... | minchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora