Epilogo: XXIII

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«Haberme encontrado con Minho sin dudas fue lo mejor que pudo pasarme, conseguir casarme con un omega tan perfecto como él se sintió como la mayor victoria de mi vida, porque él

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«Haberme encontrado con Minho sin dudas fue lo mejor que pudo pasarme, conseguir casarme con un omega tan perfecto como él se sintió como la mayor victoria de mi vida, porque él... él ilumina mis días. Minho me trajo la paz que tanto anhelaba, aquello que jamás creí obtendría en mi vida, pero que gracias a su atrevimiento conseguí, pero esta solo es mi historia, la de un joven delta que se enamoró del omega más deseado de toda su manada, formando una familia a su lado.»

Un fuerte golpe se escuchó provenir del piso superior, consiguiendo que el omega mayor saliera de su habitación con sus manos en forma de jarra sobre su cadera, este avanzó hasta el otro lado del pasillo, deteniéndose frente a una puerta blanca, la cual abrió sin necesidad de tocar.

—Se puede saber, ¿qué se supone que están haciendo? —Gruñó, congelando a ambas cachorras en su sitio

—¡Mami! Dile a Ryujin que deje mi vestido en paz, ¡el tío Jeongin me lo regalo a mí!

—¡Mentira! Es Chaeryeong la que se está quejando, no quiere que use el que tío Jeongin me regalo porque dice que es igual al suyo

Ambas chicas se vieron entre ellas, desafiándose con la mirada, el mayor apretó entre sus dedos el puente de su nariz, forzándose a tener paciencia, aquella era una pelea diaria con sus hijas, la cual parecía que jamás desaparecía. —Creí que anoche habían hecho un acuerdo respecto a eso

—¡Lo hicimos! Pero Chaeryeong no respeta, entonces yo tampoco —Su hija mayor, Ryujin, se cruzó de brazos, sentándose en la cama

La chica era su hija mayor, una alfa bastante intrépida y cabe mencionar, no muy fanática de las faldas, pero lo que sí amaba hacer era molestar a su hermana menor.

—¿En qué se supone que no respeto, eh? —Su hija menor, Chaeryeong, apunto con su dedo a su hermana, frunciendo sus cejas en los mismos gestos que su padre delta tiende a hacer

Ella era su hija menor, una omega que al igual que Minho rompía con el arquetipo establecido para su casta, siendo bastante ruda en la mayor parte de las situaciones.

—Miren, si en cinco minutos no están vestidas para que pueda peinarlas, me las llevaré en ropa interior a la boda de sus tíos, ¿comprendido?

Ambas se vieron entre sí, con el terror pintando sus pupilas, Minho sabía al igual que ellas que aquella era una amenaza vacía, pero que escondía consecuencias ante su mala actitud, así que sin ganas de querer enfrentarse a ellas, Ryujin se colocó de pie, corriendo fuera de la habitación en dirección a la suya propia. Minho negó, dando media vuelta en su sitio para poder continuar vistiéndose.

En su habitación, Christopher terminaba de apretar su corbata cuando lo observó reingresar en el cuarto —¿Qué fue esta vez? —Cuestionó, conectando su mirada con el omega a través del espejo

—Sus estúpidos vestidos de siempre, fue un lindo gesto de Innie, pero una pelea más por ese tema y juro que los quemaré —Se quejó, dejándose caer en la cama, arrugando un poco las sábanas bajo su cuerpo

Había una vez un delta... | minchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora