XVIII

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La sangre goteaba del hocico de aquel imponente lobo negro, Hyunjin lo observaba con asombro, sin comprender como era posible que Christopher se defendiera con tanta destreza, si es que nunca fue entrenado

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La sangre goteaba del hocico de aquel imponente lobo negro, Hyunjin lo observaba con asombro, sin comprender como era posible que Christopher se defendiera con tanta destreza, si es que nunca fue entrenado. Solo veía como las patas traseras del delta se incrustaban en la tierra, para luego con estas mismas impulsarse hasta conseguir derribar a su enemigo, eran movimientos calculados y no conseguía explicarse cómo es que el hombre consiguió aprenderlos.

Tampoco tenía tiempo para cuestionarlo, los lobos enemigos no paraban de arrojarse contra ellos y por mejores que sean, no tenían una cantidad equitativa de hombres y sumando que tuvo que enviar un par de centinelas a barrer la manada, eran pocos los que quedaban al frente. Hyunjin había dado la orden de matar, algo que difería un poco con sus principios, pero que era sumamente necesario en ese momento, la cuenta de víctimas gracias a las garras del beta era incalculable a este punto, así como las que sus buenos amigos también estaban cobrando.

Las heridas en su cuerpo se habían tornado insignificante, debido a que su mente pensaba en evitar que los intrusos avanzaran más, tenían demasiado que perder si no conseguían detenerlos. Lo bueno era que estaban ganando.

Dentro de la manada, Jisung observaba a través de la ventana del cuarto de su habitación, desde donde tenía una vista directa del enfrentamiento, su padre le prohibió salir, encerrándolo por completo en su habitación. El omega sentía temblar su cuerpo cada que veía como su pareja acababa con la vida de alguno de los lobos y así como él, muchos miembros de la manada también vigilaban a través de sus ventanas, admirando así la batalla que tenían por resguardarlos.

Mientras el beta desgarraba la garganta de un alfa contrario, pudo escuchar un chillido a la distancia, con una rápida mirada de soslayo adivino que era gracias a Christopher y sus brutales fauces, las cuales habían derrotado a otro lobo más, sin duda luego de esto Hyunjin quería examinar a aquel inmenso lobo, le parecía fascinante la fuerza que poseía en sus huesos.

Changbin a lo lejos lo llamó en una exclamación, o bueno, él semejante a ello que podían emitir en sus formas animales, Hyunjin se acercó de a poco, hasta que pudo notar que era lo que compañero le señalaba, una tormenta se avecinaba en el horizonte; debían terminar esta contienda antes de que comenzará el aguacero o tendrían ahora al clima en contra.

Dentro del enfrentamiento, Christopher percibía como poco a poco su lobo estaba tomando casi todo el control, no estaba teniendo nada de piedad con aquellos extraños, quienes poco a poco iniciaban a escasear. El delta percibía el regusto a sangre en su boca, cosa que lo incomodaba un poco, nunca antes había acabado con la vida de nadie, de hecho, se juró jamás hacerlo, pero ahora que amenazaban de frente su hogar, no pudo contenerse.

Aquel lobo había conseguido herirlo en el lomo, un zarpado que abrió su piel y lo hizo encolerizar, causando así que el delta lo tomará del cuello en un movimiento, despedazándolo. Dio un paso hacia atrás tratando de medir la cantidad de contrincantes, pero su cerebro se confundió al notar como los que quedaban, corrían despavoridos hacia el interior del bosque, aunque no llegaron muy lejos, debido a que el pequeño grupo de centinelas les dio caza en su segundo.

Había una vez un delta... | minchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora