VII

690 76 12
                                    

Bien dicen que cuando un líder habla, se debe de obedecer sin importar que nadie se encuentre de acuerdo con sus decisiones, justo aquello era lo que sucedía con Kihyun, el padre de Jeongin, quien se encontraba tirando del brazo de su hijo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bien dicen que cuando un líder habla, se debe de obedecer sin importar que nadie se encuentre de acuerdo con sus decisiones, justo aquello era lo que sucedía con Kihyun, el padre de Jeongin, quien se encontraba tirando del brazo de su hijo.

— ¡Te he dicho mil veces que no te quiero cerca de ese jodido alfa! —Gruñó el hombre, arrojando a su hijo dentro de su despacho

Jeongin impactó contra el suelo, colocándose de pie con rapidez, a sabiendas de que mostrar vulnerabilidad delante de su padre solo lo haría molestarse más. El hombre estaba tan furioso, que la vena en su cuello se marcaba de forma escalofriante, delatando que el joven alfa recibiría una buena paliza.

Porque si había algo que ponía a rabiar a Kihyun era la posibilidad de su hijo emparejándose con otro alfa, aquello era una aberración, algo que no debía suceder por nada del mundo, y lo que se encargaría de evitar a toda costa. Debido a aquello es que metió a Jeongin en los emparejamientos, donde rápidamente recibió la oferta de ese alfa Minhyuk; aquel omega es mayor que su hijo, pero poco le importó, su objetivo tenía que cumplirlo a toda costa, se lo había prometido a su difunta esposa, procurará que su niño se uniera a una buena persona y no a un asqueroso alfa.

— ¡No estábamos haciendo nada malo! —Se defendió el menor, sintiendo como las feromonas de su padre lo ahogaban en aquel aroma a jugo de uvas — Me tope a Félix en la biblioteca y me acompañó en el camino de regreso, ¡nada más que eso!

— No puedo creerte esa excusa tan barata —Gruñó Kihyun, pasando al lado de su hijo para tomar asiento en el escritorio dentro de la oficina

— Allá tú, porque arrojaste mis libros al suelo cuando llegaste haciendo tu escena

El mayor lo ignoró, instalando un pesado silencio en la oficina, Jeongin no podía evitar temblar ante la incertidumbre que la nula reacción del hombre le generaba, porque el alfa conocía a su padre, ese jodido hombre que no era capaz de controlar sus emociones desde que su madre había fallecido tiempo atrás.

— ¿No dirás nada? ¿O es que todo fue un arranque tuyo? Jamás te he dado motivos para que creas que salgo con Félix, solo es un buen amigo a quien asignaste como mi acompañante, por eso es que siempre está conmigo, porque es su trabajo

— Controla tus palabras, porque antes que tu padre soy tu líder —Gruñó el mayor, haciendo que Jeongin pusiera los ojos en blanco

— Claro, mi líder —Murmuró el chico, acercándose a la puerta — Me iré a recoger mis cosas y a disculparme con Félix, porque lo estampaste contra la pared cuando lo viste —El menor abrió la puerta en cuanto su padre no dijo nada, aprovechando el posible aturdimiento que el hombre sentía — Deberías agradecer que los padres de Félix son lobos civilizados, porque sino...

No terminó su frase, dejando en la mente de su padre la insinuación a la cual ambos comprenden el significado. Jeongin cerró la puerta y en cuanto su cuerpo reaccionó, salió corriendo del despacho en dirección a una habitación tan conocida para él, al diablo los libros, su prioridad ahora estaba en otra persona.

Había una vez un delta... | minchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora