Abrí los ojos con parsimonia cuando poco a poco comencé a sentir conciencia de mi cuerpo. El lugar donde me encontraba era oscuro y olía mal, como azufre.
―Ya despertaste ―la voz de alguien que tenía en la mente todo el tiempo, se hizo escuchar ―. Mocoso.
―¡Beom! ¿Por qué me mataste?
Beom se encontraba sentado en lo que parecía un trono hecho de huesos, vestía ropa vieja como la de un monje. Se veía tranquilo mirándome desde arriba.
―Porque eres un aburrido, no esperaba que tomaras posesión de mí tan pronto ―habló con molestia, seguro que se sentía mal consigo mismo por no haber completado su cometido ―. ¿Qué te dijo la chica antes de que pierdas la conciencia?
Lo miré como si estuviera diciendo algo estúpido. ¿Por qué le interesa saber lo que Ryomi tenía por decir? ¿Acaso no lo escuchó?
―¿Qué? ¿Por qué quieres saber acerca de Ryomi?
No me gustaba para nada el interés que tenía sobre ella. Había algo en su mirada que me decía que no tenía que confiar. Es más, no tenía por qué confiar en Beom. Sea lo que sea que quisiera decirme, no podía decir que fuera real en ningún momento. Era como andar a ciegas.
―¿Es que no te das cuenta? ―sonrió con malicia ―. Tu preciosa compañera tiene potencial, incluso, estoy seguro de que es mucho más fuerte que tú y podría vencer a una maldición como yo. Solo que... no está lista.
Yo era consciente de que Ryomi era una hechicera de categoría dos. Por lo que me habían explicado, los de categoría dos estaban más cerca de la categoría especial, pero por el momento habían muy pocos que llegasen a ser de esa categoría. Fuera del profesor Jin, no conocía a alguien más.
La categorización de los hechiceros también era muy similar a la categorización de las maldiciones. Mientras que la maldición que encontramos en la correccional, era de categoría especial gracias al dedo de Beom que poseía.
―Entonces, ¿te interesa que Ryomi sea tan poderosa como para poder derrotarte? ―pregunté recargándome en una pierna ―. ¿Por qué creerías que Ryomi te venza?
―No es cuestión de que me venza, sino que... ―Beom soltó un suspiro pesado ―. Escucha, hagamos un trato.
Reí ―. Jamás haría un trato con alguien como tú.
―Qué remedio. Mira, si ganas, te reviviré sin problemas y no te molestaré. Dejaré que me uses cuando lo requieras ―dijo mientras se bajaba de su trono y se colocaba frente a mí ―. Pero si yo gano, me dejarás usar tu cuerpo sin rechistar.
―Prefiero seguir muerto antes de dejarte usar mi cuerpo como si nada ―gruñí. No tenía la menor idea de sus intenciones, por lo que no me fiaba de él.
Beom viró los ojos ―. Vale, me dejarás el cuerpo por una hora y yo te prometo que no mataré a ningún inocente en ese tiempo.
―Mmm... no me creo nada de lo que dices.
―Lo que pasa es que eres un mocoso sin remedio ―se llevó una mano al mentón, como si estuviera pensando cómo explicarme de la mejor manera sus siguientes palabras ―. Un pacto con un demonio se hace por medio de sangre, este es un trato que no se puede romper por ningún medio.
Medité sus palabras por un momento. Si estaba muerto, eso significa que mi alma es la que se cuentra encerrada junto con la de él, por lo que, estaría aquí metido con su presencia durante toda la eternidad.
―Bien, hámoslo, pero no te aseguro que vaya a...
―Oh, vaya, regresaste ―lo siguiente que escuché fue la voz del profesor Jin cuando me senté al tomar una bocanada de aire ―. ¡Bienvenido, Jeon Jungkook!
Miré confundido a mi alrededor. Lo último que recordaba es que estaba hablando con Beom y ahora, de alguna manera, me encontraba sentado en una mesa fría y con personas mirándome. ¡Y yo estaba desnudo!
―Profesor Jin, ¿qué pasó? ¿Dónde estoy? Y, ¿por qué estoy desnudo?
El profesor Jin se levantó de la silla en la que se encontraba, a su lado Sejin me miraba con miedo y había una tercera persona, Hyeri, era la doctora que se encargaba de curarnos cuando alguna misión salía mal. ¿Acaso ella me había traído a la vida?
―El agujero de tu pecho se ha cerrado, ¿Beom ha regenerado tu corazón?
Toqué mi pecho, justo en la parte donde debería estar mi corazón. Lo sentía bombear sangre, por lo que supongo que se encuentra ahí. Asentí.
―No, Hyeri, no creo que haya dominado el ritual de sanación inversa, aún no les he enseñado aquello ―repuso el profesor Jin ―. Pero, es bueno que estés de vuelta.
―¡Sí, a Ryomi le hará feliz verme de nuevo!
Me emocioné de pronto por pensar en ella. La última vez que la había visto, justo antes de morir, recuerdo haber visto que sus ojos estaban llenos de lágrimas. No importaba que hubieran gotas de lluvia que mojasen su rostro, estaba seguro que había derramado algunas lágrimas por verme morir.
Pero, ¿lloraba porque perdía a su compañero de trabajo? ¿O lo hacía porque me miraba morir?
―Lo siento, amiguito, pero no podrás ver a Ryomi o algún otro estudiante por un tiempo ―el profesor Jin rompió mis ilusiones ―. Por el momento, todo el mundo cree que estás muerto, incluyendo los altos mandos, por lo que, usaremos eso a nuestro favor.
―¿Y qué haremos? ―pregunté mientras me colocaba la bata que la señorita Hyeri me daba.
―Entrenarás mientras tanto ―sonrió ―. Ryomi también estará entrenando con los de tercero, el hecho de que hayas muerto... le ha ayudado a intentar ser más fuerte.
Me sentí mal de pronto, Ahn Ryomi... seguro que se sentía culpable porque no pudo salvarme. Ella era así, siempre se preocupaba por los demás aún cuando no lo demostraba. Ryomi, era una persona especial. Y a mí me agradaba demasiado.
―¿Quién la está entrenando?
―Ella entrena con Yoongi, ya sabes que es el más fuerte aún cuando él no tiene fuerza maldita ―respondió el profesor Jin ―. Así que estará bien, tiene que llegar a ser igual de fuerte que tú.
―Pensé que Ryomi era de primera categoría.
El profesor Jin asintió ―. Es de grado semi primera categoría, para ser alguien de su edad, es un rango demasiado importante, pero le falta aún para ser de grado especial. Tanto tú como ella, tienen el potencial para ser de grado especial.
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Eyes don't lie | ʲᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏ
FanficSegún estadísticas, las maldiciones crecen en número y fuerza según la población. En Seúl, debido a la gran población de personas que existían, las maldiciones abundan. Las puedes encontrar de todo tipo, tamaño y forma. Y es el trabajo de brujos co...