Una de las cosas que me había dicho el profesor Jin, es que me quedaría escondido en esta parte aislada de la escuela. Nadie sabía que me encontraba con vida, bueno, nadie fuera de Sejin, la doctora Hye y el profesor Jin. Esto con intenciones para que el profe pudiera encontrar alguna pista de qué era lo que querían los altos mandos conmigo y por qué nos habían enviado a una misión de categoría especial. Misión que ningún estudiante podría llevar a cabo.
―De no ser porque permitiste que Beom tomara tu cuerpo, no lo habrían logrado ―había dicho el profesor Jin.
―Pero Ryomi fue quien estuvo con él más tiempo... luchó con él ―miré mis dedos con ansiedad.
Yo había podido ver todo lo que Beom miraba, escuchaba lo que él escuchaba y técnicamente sentía todo lo que él hacía, era como estar prisionero en mi propio cuerpo. Lo único que quería hacer era tomar el control de mi cuerpo porque no podía soportar ver cómo es que lastimaba a Ryomi.
―Créeme, me habría preocupado por la situación con Ryomi, pero ella es capaz de pelear con alguien como Beom ―le miré sorprendido y un poco curioso ―. De todos, creo que Ryomi y tú serían unos buenos oponentes para Beom.
―¿Crees que somos igual de fuertes que tú? ―pregunté con ilusión.
Es verdad que he estado entrenando con el profe Jin últimamente, he aprendido mucho más de lo que antes sabía y estaba en proceso para aprender más. Aunque no era tan divertido ahora que solo entrenaba con el profe Jin y no podía hacerlo con los demás. Me gustaba entrenar con Ryomi, ella era la única que no se contenía y me molía a golpes en comparación de los demás.
―La fuerza de un hechicero es como un espectro. Es verdad que las categorías ayudan para saber quién es el más fuerte sin muchas complicaciones o sin darle vueltas a la cabeza ―comenzó a explicar el profe mientras se sentaba en el sofá a mi lado ―. Pero, las fuerzas de cada quien se podría aumentar si sabes usar tus habilidades y las de los demás a tu favor. Existen muy pocas personas con la habilidad de pelear por su cuenta y usando el cien por ciento de sus habilidades.
Algo que había aprendido con el tiempo, es que, siempre al estar entrenando es que podías sentir qué técnica podía elevarse. Era como si tu instinto te lo dijera.
Claro que usaba en consideración las sugerencias que me hacían los demás, sin mencionar las técnicas y tácticas que me decía el profesor Jin.
―¿Por qué me salvó, profesor? ―me atreví a preguntar.
―Porque eres el recipiente de Beom, si juntamos todos los dedos en ti y después te matamos, podremos eliminar un treinta por ciento de los problemas que las maldiciones traen a la humanidad ―respondió con tranquilidad lo que ya sabía.
Tenía los días contados. De eso estaba seguro. Pero...
Ayuda a los demás.
La voz de mi abuelo no dejaba de repetirse en mi cabeza. Si yo era la única manera para poder eliminar un mal como lo era Beom, entonces haría lo posible para hacerlo bien. Aún cuando, al final, quien termine muerto sería yo.
Mordisqueé mi labio inferior en la idea de que moriría en cualquier momento, ya sea porque no me preparé bien para una batalla; como por petición de los altos mandos.
―¿Sabías que fue ella quien me pidió que te salvara?
La pregunta del profesor Jin me trajo a la realidad, cuando le enfoqué, me di cuenta que se encontraba recostado en el respaldo del sofá. Los ojos los tenía cerrados y una de sus manos estaba sobre su mentón. Tenía una sonrisa en los labios.
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Eyes don't lie | ʲᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏ
Fiksi PenggemarSegún estadísticas, las maldiciones crecen en número y fuerza según la población. En Seúl, debido a la gran población de personas que existían, las maldiciones abundan. Las puedes encontrar de todo tipo, tamaño y forma. Y es el trabajo de brujos co...