Mi respiración era entrecortada, me dolían varias partes de mi cuerpo y seguro que tenía algunas heridas que tendría que curar después. La pelea con la maldición especial había sido difícil, tanto para Sangmi como para mí. De no ser, porque el profesor Jin se encargó de eliminar la barrera y técnicamente de lanzar lo que parecía una ráfaga de color azul, no lo hubieramos logrado.
Por lo que me dijeron después, había habido un ataque. Y que, la maldición que vimos en el campo, solo había sido la distracción. También nos dijeron que se habían robado algunos artefactos y los seis dedos que la escuela guardaba.
―Yo le dije a esos vegestorios que te los diéramos, el hecho de que Beom haya despertado, hace que todos los dedos sean un blanco fácil para los demás ―maldijo el profe Jin. Estaba cabreado por la situación y juró que mataría a los peces gordos si se enteraba que ellos estaban detrás de todo esto.
―Le cabrea más el hecho de que Ryomi haya salido herida ―había dicho Yoongi ―. Después de todo, Ahn Ryomi es como su hija.
Una vez que terminamos de hablar con el profesor Jin y que este nos advirtiera que la situación era un poco complicada, salí en dirección hacia la habitación de Ryomi. Ella había sido quien más heridas tenía de todos.
La doctora Hyeri había hecho una cirugía de emergencia, para poder sacar todas la raíces de su estómago. Me dijo que le costaría un poco más de tiempo su recuperación, por lo que debería hacer que descanse.
Es por eso que, ahora iba hacia su habitación con una caja de pizza. Seguro que estaba despierta y que tenía hambre. Bueno, al llegar a su habitación me di cuenta que no estaba despierta, pero hambre lo más seguro que sí tenía.
―Ryomi... ―la llamé despacio cuando me acerqué a su cama y sacudí ligeramente su hombro. Me sorprendió cuando, de pronto vi cómo su mano me sujetaba la muñeca con fuerza ―. Ryo, soy yo, Jungkook.
Ella parpadeó un par de veces, antes de relajarse y liberar mi muñeca ―. ¿Qué haces aquí?
Ryomi se dejó caer en la cama de nuevo, soltó un suspiro pesado y cerró los ojos ―. He traído pizza. Seguro que tienes hambre.
Luego de que abriera los ojos, hizo el ademán para sentarse mejor en la cama, por lo que la ayudé sin dudarlo. Se quejó un poco por el dolor que sentía, seguro que aún tenía una venda alrededor de su abdomen.
―¿No podías traer algo que pueda digerir mejor? ―se quejó con una mueca, pero aun así, aceptó el trozo de pizza que le estaba brindando. No tardó mucho tiempo antes de que comenzara a masticar con lentitud.
―Oye, sino la quieres, no la comas y listo ―respondí de la misma manera, aunque estaba claro que solo le estaba tomando el pelo. Ella me miró por un momento, antes de coger una rebanada y comenzar a comer en silencio. Sonreí de solo verla de ese modo, aunque la mueca no duró mucho en mi rostro, cuando recordé algo que no había dejado mi cabeza desde hacía un tiempo ―. Ryomi, ¿puedo preguntarte algo?
La chica desvió su mirada grisácea de su trozo de pizza, para mirarme fijamente a mí.
Por un momento me quedé congelado en mi lugar, la verdad es que, la mirada de Ryomi de alguna forma me dejaba sin aliento. Era como si quisiera mirar a través de mí. Su flequillo cubría poco más abajo de la ceja, seguro que necesitaba un recorte. Su cabello lacio y negro estaba peinado hacia atrás y a mí se me antojaba que era la cosa más sedosa que había visto en mi vida. Pronto sentí cómo me picaban las yemas de los dedos por tocarlo.
―¿Qué sucede? ―preguntó después de haber tragado su pedazo de pizza.
―Verás... lo que pasa es que... el otro día, estaba hablando con el profe Jin ―comencé a balbucear, de milagro, ella entendía lo que mis labios soltaban ―. Me contó un poco acerca de tu historia y de cómo ha sido tu vida desde que estás con él.
Ryomi alzó una ceja, noté cómo es que comenzaba a molestarse. Olí un poco que se encontraba pensando acerca de cómo es que Jin se había atrevido a contarme acerca de la vida de Ryomi. Lo supe porque al final maldijo al profesor y después viró los ojos.
―¿Te contó que mi padre me vendió al clan Min y que él me salvó de ello? ―preguntó asertivamente, a lo que yo asentí ―. Bueno, felicidades por ti. Ahora sabes mi vida y mi relación con el idiota de Jin.
―¿Nunca te has preguntado acerca de quién eran tus padres? ―me atreví a preguntar. El profesor Jin no me había dicho nada acerca de que Ryomi no sabía que él le había matado. Tal vez estaba metiendo mis narices en donde no me llamaban, solo que yo me moría de curiosidad.
Ella se encogió de hombros y comenzó a comer de nuevo. No fue hasta que tragó lo que tenía masticando, que abrió la boca.
―La verdad es que, mi madre falleció cuando yo era una bebé, casi de meses ―comenzó a explicar y había algo así como melancolía en sus palabras ―. Teníamos una fotografía de ella, mi hermana siempre la tenía guardada con llave. Porque era lo único que teníamos de mamá.
Eso me hizo recordar que yo también solo mantenía una fotografía de mis padres guardada en uno de mis cajones. Era la única foto que mi abuelo había sacado donde estuvieran ellos, justo cuando había nacido.
―¿Y de tu padre?
―De no ser porque sé que se necesita un donador de esperma, diría que mi padre no existe ―suspiró con pesadez ―. Aunque, la última vez que lo vi, tenía cinco años, poco antes de que Jin me encontrara. Solo recuerdo que era alguien alto y de cabello negro. Fuera de ello, todo es borroso.
Moví mis manos un poco nervioso ―. ¿Le guardas rencor? A tu padre, quiero decir. Por haberos abandonado.
Los bonitos ojos de Ryomi me miraron por un momento. Parecía como si en realidad estuviera pensando seriamente si le tenía rencor a su padre. Algo dentro de mí, me decía que sí le guardaba, mucho. Quiero decir, yo lo haría. Si mi padre me hubiera vendido a un clan con tal de obtener dinero...
Yo solo quería hacer que ella se sienta en paz, guardar rencor en el corazón no era algo bueno a la larga.
Para mi sorpresa, Ryomi medio sonrió antes de dar su respuesta ―. La verdad... no. Soy feliz en donde estoy. Con los amigos que tengo ―sentí cómo hubo un brillo en su mirada que no reconocía ―. Mentiría sino te dijera que quisiera ver a mi padre, solo una vez para preguntarle por qué nos abandonó, qué le hizo dejarnos atrás. ¿La vergüenza, tal vez, al haber vendido a su hija?
» Sin embargo... creo que el hacerlo, buscarlo y querer tener respuestas, sería como si le dijera a Jin que no estoy agradecida por ser mi figura paterna ―me sorprendí al escucharla hablar así. Ella nunca decía lo que pensaba de los demás. Tuve que estar al borde de la muerte para que dijera que no se arrepentía de salvarme ―. Jin es una persona rota, perdió a alguien muy importante justo en los años donde nos acogió. No lo dice, pero sé que le hemos dado una razón para vivir. Quisiera encontrar eso, algún día. Una motivación más que tu propia vida. Creo que esa es la prueba de amor más grande que existe.
―Ser hechicero no es fácil. Vemos muertes todo el tiempo, estamos al borde de la muerte siempre ―suspiró al tiempo que dejaba la rebanada de pizza sobre la caja que tenía en las piernas ―. No te digo que te mantengas fuerte, tampoco que lo hagas por alguno de nosotros; sino por ti. Si un día crees que ya fue suficiente... está bien. Salva solo a los que quieren ser salvados, mientras que tú quieras ser salvado igual.
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Eyes don't lie | ʲᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏ
FanficSegún estadísticas, las maldiciones crecen en número y fuerza según la población. En Seúl, debido a la gran población de personas que existían, las maldiciones abundan. Las puedes encontrar de todo tipo, tamaño y forma. Y es el trabajo de brujos co...