Mi vida antes, a pesar de no ser linda ni encantadora, era tranquila.... Cosa que mis padres acabaron, al comprometerme con un chico, solo por obtener más de lo que ya tienen.
No tengo tranquilidad, con el idiota de mi novio, respirandome en un lado...
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Amarrarme, ¿Es tu opción?
Escucho ruidos extraños, pero estoy medio dormida, asi que opto por no hacer caso y seguir con mi sueño, pero luego siento como algo a mi alrededor se sacude y abro mis ojos de golpe.
Lo primero que veo, es a Isaac, sentado frente a mí, con una taza de té. Lo segundo que logro notar, es que estamos en el aire.
Estamos en un puto avión.
¿Cómo mierda llegue aquí?
Lo peor de todo, es que estoy amarrada de manos y pie.
― ¡En que momento llegue aquí!
Intento moverme para safarme, pero no puedo, y conecto mi vista con Isaac, que está viéndome con una ceja alzada.
― Te dormí, para que llegaras aquí.
― ¿A donde vamos?
― Argentina.
Responde en seco, dejando la taza en un lado.
― ¡¡No por tenerme cautiva te da derecho a moverme a tu antojo!!
― ¿No?
El se levanta y se posa frente a mí, agachándose para quedar a mi altura.
― ¿Q-qué hacés?
Su cercanía hace que mi piel se erice y el lo nota, riendo de medio lado.
― Te soltare, pero no intentes hacer nada, porque sera peor.
Empieza a desatarme los pies y sus dedos hacen contacto con mi tobillo.... Y dios.... ¡Me está tocando a proposito!
― ¿Qué harem.... Harás en argentina?
Pregunto, tratando de mantener mi cabeza serena.
― No es tú asunto.
Entorno mis ojos, cuando lo escucho decir eso y el se levanta, comenzando a desatarme las manos.
― ¿Tiene algo que ver con las personas que me pueden matar?
― No. Es. Tú. Asunto.
― ¡Si lo es, porque por si no lo sabías estoy secuestrada y....
― Sigue sin ser tu asunto.
Termina de desatarme y se sienta donde antes.
Pensar que apenas tengo dos dias secuestrada y su actitud me exaspera.
¿Esto cuanto tiempo me va a llevar?
― ¿Qué?
No respondo nada si no que le saco el dedo del medio en un gesto grosero y quito mi vista de el, enfocándola en otra parte del avión.
Me he leído tantos libros, en el que muchas veces la secuestrada termina enamorándose de su secuestrador.
