07𝄅 Peligroso

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Deberia sentirse como castigo.

Está mañana, llegamos de argentina y gracias a dios, Isaac no me ha amarrado. Desde que llegamos he estado sentada en la sala de la casa, sin hacer nada más que ver a Isaac, hacer llamadas, caminar de aquí para allá, con expresión preocupada, quién sabe porque.

Hace unos minutos entro el amigo de el, igual de preocupado.

― Isaac, ya despejamos todo y al parecer, todo está bien.

Comenta el chico, dejando su teléfono de lado.

― Necesito que vayas y las traigas aquí.

Le dice Isaac, dejando de caminar.

― Pero tenerlas aquí....

― Solo haz lo que te digo.

El chico asiente no muy convencido y se retira de la sala.

La sala queda en total silencio y yo me coloco a jugar con el borde de un cojín, mientras veo como Isaac, escribe rápidamente en su teléfono.

― ¿Está todo bien?

Eso escapa de mis labios, sin siquiera percatarme, y luego el sentimiento de arrepentimiento llega a mí.

No tuve porque preguntar eso.

― ¿Y a tí que si lo está o no?

Escupe, con la voz un poco agría.

― ¿Por qué siempre eres así?

Como respuesta se encoje de hombros, en un gesto indiferente.

― Puedes tratar que mi estadia aquí sea.... ¿Agradable?

― No ― responde secamente, fijando su vista en el teléfono.

Iba a hablar, pero este me interrumpe.

― Kim, estamos en la vida real, ¿Sabés? ―quita su mirada del teléfono y la enfoca en mí―  Soy tu secuestrador ¿Recuerdas? Tu estadia no tiene que ser agradable, y no tengo porque pasar palabra contigo, a menos que sea extremadamente necesario, ¿Entiendes?

― No tiene porque ser así.

Nuevamente me arrepiento por decir las cosas antes de pensarlas.

― Claro, se me olvidaba que en tu cabeza, ya tienes imaginada la pelicula de 365 dias conmigo, ¿No?

― ¡Claro que no!

Aclaro con rapidez, sintiendo el ardor en mis mejillas.

― Eres muy peliculera, Kim.

Me levanto para encerrarme en la habitación, y no seguir hablando con el, no tiene caso, es un....

― ¿A donde vas?

Inquiere, agarrándome cuando he intentado caminar.

¿Cómo fue que llego a mí, tan rápido?

― A-a la habitación.

Escupo tibuteando.

― No te he dicho en cual vas a dormir.

Siento el agarre de su mano en mi muñeca hacer algo de presión y bajo mi mirada hacía ella, para luego subirla a sus ojos.

― La primera que vea, esa es.

Le digo intentando safarme, pero es en vano.

― Te quedaras aquí, hasta que yo ordené lo contrario ¿Vale?, recuerda que también tengo la opción de amarrarte y creeme, esa me gusta bastante.

Isaac  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora