Alexa Rodriguez, una famosa actriz y de vez en cuando también modelo se adentra en nuevas emociones y sentimientos que cambiarán el rumbo de su vida por completo tras conocer al actor Enzo Vorgincic. ¿Que fue lo que los unió?
Descúbrelo y entérate...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
🎀𝙎𝙪𝙛𝙛𝙚𝙧𝙞𝙣𝙜🎀
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al salir de la cocina mil emociones cruzaban mi cuerpo y mi mente.
Haber estado tan cerca con Enzo me había hecho creer por un momento que podría haber algo entre ambos, pero claramente eso nunca podría pasar. El hecho de que el tan solo me viera como una amistad me dejó claro que debía bajar de las nubes y mantener los pies en la tierra.
—¡Alexa necesito tu ayuda, corre! —gritaba Juani. —¡Voy a perder, tienes que jugar tú para ganar porfavor!
—No tengo ganas Juani... —respondí en un hilo de voz tratando de disimular lo desanimada que estaba y las ganas que tenía de huir de ahí.
Inmediatamente Simón se dio cuenta de que no estaba bien y dirigió sus ojos hacia mi dirigiéndome una mirada que decía: "¿Estás bien?" y a la vez trataba de confortarme.
Tan solo me limité a asentir con una sonrisa débil y romper el contacto visual. No tenía ganas de hacer que todos se preocuparan por mí y menos aún que se enterasen del motivo por el cual estaba de aquella forma.
Tras observar unas cuantas partidas de los chicos decidí que lo mejor era alejarme de allí. Sus gritos y saltos de rabia o de alegría en el sofá estaban comenzando a estresarme y todos los pensamientos que abundaban en mi mente hacían que todo fuera peor.
Me dirigí al cuarto de Matías de nuevo y me tiré en la cama para quedarme mirando el techo en silencio mientras trataba de ordenar las miles de preguntas que rondaban mi cabeza.
—¿Alexa? —la dulce voz de Simón se hizo presente en la habitación.
Mierda. Pensé al darme cuenta que ahora tendría que contárselo todo.
—¿Estás bien? —preguntó cerrando la puerta detrás suyo. Al menos sabía lo que era la privacidad.
—No se Simón... —dije incorporándome y mirándole con la misma sonrisa débil que le había dedicado hace apenas unos minutos.
