Alexa Rodriguez, una famosa actriz y de vez en cuando también modelo se adentra en nuevas emociones y sentimientos que cambiarán el rumbo de su vida por completo tras conocer al actor Enzo Vorgincic. ¿Que fue lo que los unió?
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🎀 The Date 🎀
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Cuando la vi salir por la puerta de su casa con aquel vestido casi me desmayo.
Su pelo voluminoso con ondas parecía que se movía a cámara lenta a medida que caminaba hacia mi. Sus firmes piernas largas y esos tacones rojos acompañados de ese vestido con estampado de leopardo hacia que pareciera una súper modelo, aún que para mí ya lo era. Su rostro, maquillado de forma que sus facciones resaltasen, hacía que la viera aún más guapa de lo que ya era naturalmente, era como si se tratase de una diosa que había bajado del Olimpo a concederme un deseo.
No tan solo tuve tiempo a admirarla, si no que también tuve tiempo de pensar en mi. ¿Y si tal vez no era suficiente para ella? Sabía que solo íbamos a ir a cenar juntos y no quería decir que nos fuésemos a casar, pero ver lo guapa, perfecta, buena, generosa, amable y madura que era me hacía reflexionar sobre si yo era suficientemente bueno para mantener algo con ella. Siempre he sido muy buen chico y también tengo una gran madurez gracias a la educación que mis padres me dieron, pero siempre había algo dentro de mi que dudaba.
Al arrancar el coche, el silencio reinó en el aire y la calma invadió mi cuerpo. Sentirla ahí, justo al lado mío, me hacía sentir mejor, más calmado. Hacía que me olvidara del rodaje, de la estricta dieta a la que estaba sometido, del frío que pasaba en la nieve, de la historia tan triste de Numa y de todos los que no lograron salir de allí...
—¿Te importa si pongo música? —su dulce voz rompió el silencio con algo de timidez.
Claro que puedes, dejaría que hicieras lo que quisieras mientras te quedarás cerca.
—Claro, pon lo que quieras. —respondí tratando de mantener la cordura.
Sus finas manos presionaron el botón de la radio encendiéndola en el acto. Lamentable no podíamos conectar nuestros teléfonos al bluetooth del coche ya que era un modelo bastante antiguo y solo podíamos escuchar música con la radio tradicional.
—Tengo ganas de llegar... —habló mientras una canción al azar sonaba de fondo.
—Se que te gustará. —dije con seguridad. —He preparado esta cena muy bien.
