—¿Quién era? Dímelo Wooyoung, dímelo por favor antes de que todo se salga de control, dímelo. —Lo sujetó de las mejillas y el menor solo lo miró con nerviosismo desde abajo.
—San... —Dijo tembloroso y tragó duro, intentando ponerse de pie lentamente sin alarmar a San, pero éste lo empujó de los hombros contra el suelo. No lo lastimaba, sus movimientos eran bruscos y rápidos, sin embargo no era tosco con él, aún así estaba alerta, San esta vez había perdido los estribos. —Lo siento, yo no quise que esto pasara, en serio, se me salio de las manos, fue mi culpa, Sannie, pero no volverá a pasar. —Puso sus manos sobre las de San que aún seguían en su rostro, acariciandolas y tratando de calmarlo, pero éste alejó su toque como si quemara y lo miró con dolor, lágrimas de frustración en sus ojos.
—¿Quién carajos era? ¿Quién mierda es él para ti como para pensar que tiene el derecho de besarte? ¿¡Quién es!?
—San, hay que sentarnos y hablemos tranquilamente, ¿si? —Puso su mano sobre el hombro de San, pero el mayor no parecía que quería levantarse. —El no es nadie San, no es nadie para mí.
—¿¡Entonces!? ¿¡Por qué lo hizo!? —Cuestiono con furia y su expresión no mostraba más que desagrado, mirando sus labios sucios pensó, otro hombre los había tocado. Gruñó frustrado, sujeto a Wooyoung de la mandíbula y dejó un casto beso sobre estos sacandole un quejido de sorpresa.
—¿S-san? —Parpadeó impactado, pero el mayor no cambió su expresión y volvió a besarlo, esta vez más largo. Hace mucho que no hacían esto.
—Lo voy a matar. —Dijo entre sus labios y Wooyoung negó horrorizado.
—No digas esas cosas San, n-no estás pensando bien, mira, hay que calmarnos y...
—No estarás cerca de nadie más, y me encargaré que el no se te vuelva a acercar, nunca. —Algo feo parpadeó en la mirada de San y Wooyoung se estremeció.
—No San, yo le diré que se mantenga alejado, ya no volverá a pasar, no es necesario, ¿bien? —Acarició las mejillas de San y lo miró fijamente, aunque San se mostrara molesto, sus ojos lo miraban con tristeza. —No fue nada Sannie. —Susurró y beso su mejilla.
—El fue capaz de besarte Wooyoung, y tú... Tu no lo empujaste, ¿por qué? ¿Por qué me hiciste eso? ¿Te gusta hacerme daño? —Murmuró sintiendo su pecho arder al recordar una y otra vez la imagen de su Wooyoung dejándose besar, de otro asqueroso hombre poniendo sus manos sobre su lindo rostro. Gruñó furioso y se pasó las manos por el rostro, tratando de calmar sus impulsos de llevarse al menor lejos, de encerrarlo y tenerlo solo para él, fuera de todas las miradas sucias, fuera de todas las personas que querían corromperlo y tocarlo. Y quería tomarlo justo en ese momento, hacerlo suyo, completamente suyo, una y otra vez, dejándole muy claro que solo San podía estar en su mente, ningún otro hombre, solo él. —Todo lo que hice por ti, después de todo no importó, porque tu seguiste hablando y saliendo con otras personas que no movían ni una mierda por ti, hice tanto, desvivi tanto y ¿para qué? —Pegó sus frentes y miró atentamente los ojitos llorosos de Wooyoung, eran su perdición.
—San ya te lo dije, si lo empuje, ¡yo no quería que me besara! Y que salga con amistades mías no tiene que ver, tu sabes que son mis amigos. —Dijo con desesperación y puso sus manos sobre sus hombros, tratando suavemente de que dejara de arrinconarlo contra el suelo y se sentaran para hablar tranquilamente, pero San no se movió y le dedicó una mirada de advertencia.
—No pueden ser tus amigos si se nota que quieren cogerte, Wooyoung, joder. —Se tensó, frustrado de que el menor no entienda, carajo ¿Qué tan difícil era entenderlo? Que no podía tener amigos, ya lo tenía a él, ¿qué más quería?
Wooyoung lo miró ceñudo y boqueo, sorprendido por sus palabras.
—Ellos no me quieren coger, San. —Incluso se sintió incomodo de mencionarlo.
—¿Y el que te beso? Tanto que lo defendias diciendo que era tu amigo y resultó ser un imbecil, te lo advertí, Wooyoung. Te advertí de todos ellos y no me hiciste caso, por un momento lo dejé pasar, y esto sucede... No se volverá a repetir, ¿entendiste? No volveras a hablar con ellos. —Negó lentamente y su voz dejaba las cosas en claras, San no iba a aceptar sus quejas.
Las manos de San temblaban, acariciando sus mejillas, como si se estuviera conteniendo, pero ¿de qué? El mayor miró fijamente sus labios y frunció los suyos, sintiendo un hueco en su estómago de pensar que alguien más había probado los labios de su Woonie.
—¿Sannie? —Le hablo, tratando de mirarlo a los ojos, porque se habían humedecido. Suspiró sintiéndose culpable, lo atrajo suavemente, sujetándolo del cuello y beso sus labios. —San, tu solo puedes, solo tu tienes permitido besarme, ¿bien? —Murmuró rozando sus bocas, sintiendo su rostro arder por lo que acababa de decir y San lo miró desconfiado.
—No me digas esto si vas a continuar hablándoles. —Susurró ronco. —Y si vas a permitir que otro también lo haga, quiero ser el único, solo yo, Wooyoung, nadie más, ¿entiendes? —Soltó, escuchandose desesperado.
Wooyoung asintió y acarició los cabellos de su nuca, tratando de tranquilizarlo.
—Está bien Sanie, está bien... —Murmuró y volvió a besarlo, sintiendo a San más ansioso, tomándolo de los cabellos sin hacerle daño, solo queriendolo más cerca. Sintió que se deslizaba por encima de su cuerpo y se sostuvo sobre sus antebrazos, temblando cuando una de sus manos lo agarró de la rodilla y la separó. —San... —Protesto, pero el mayor se deslizó entre sus piernas y se estremeció bajo su cuerpo.
—Eres mío, Woonie... —Susurró, bajando sus besos por su mandíbula, agarrandolo de la parte trasera de su cuello, para comenzar a mordisquear su piel, sintiendo una bola cálida de satisfacción explotar en su interior por sentir a su Wooyoung tan receptivo y entregado. —No puedes mostrarte de esta forma con nadie más, solo conmigo. —Continuó hablando, mirando hacia arriba, como su chico suspiraba entrecortado, con los ojos cerrados y temblando bajo su cuerpo.
El castaño solo asintió por las palabras de San, y lo miró cuando este se detuvo, encontradose con su mirada. —¿Me estás escuchando? —El mayor sonrió un poco cuando Wooyoung se ruborizo.—S-si Sannie. —Dijo y carraspeo, sintiendo su voz débil. —Sí, San, si, si...
San soltó una risita y lo envolvió entre sus brazos, dejando un beso en su frente.
—Está bien Woonie, todo esta bien. —Aclaró que ya no estaba más molesto y Wooyoung suspiró aliviado.
—Si... Lo siento Sannie. —Murmuró y rodeó el torso de San, sus manos descansando en su espalda y se escondio en el hueco de su cuello, aspirando su olor. —Te quiero mucho San, más que nada. —Susurró.
—Yo a ti, Wooyoung, te amo.
Sintió un vuelco en el pecho, no sabiendo porque esas palabras le inquietaban tanto, pero lo ignoró, no pasaba nada, él y San estaban bien, perfectamente bien, eran muy buenos amigos, desde la infancia... Entonces ¿por qué algo se sentía tan incorrecto? Sabía que algo estaba fuera de lugar en su relación pero no sabía qué, o más bien no quería descubrir que era, no quería profundizar en sus discusiones y en las cosas que San le decía, porque sabía que algo estaría muy mal, prefería dejarlo así por la paz, no quería perder a San por nada en el mundo, no sabría como continuar sin San a su lado después de tantos años juntos y después de que San haya sido la única persona que lo conocía perfectamente bien y que lo quería.
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