— Buenos días, bella durmiente.
— ¿ Que hora es ? — pregunté tapándome los ojos.
— Las 4 de la madrugada.
— ¿ Y SE PUEDE SABER PORQUE ME DESPIERTAS A ESTAS HORAS ?
— No aguantaba un minuto mas sin escuchar tu dulce voz - Ironizó. — Te veo mejor, ¿ lo estás ?
Sonaba genuinamente preocupado.
— Lo estoy — me limité a decir. — ¿ Donde estamos ? — Pregunté confundida.
— Estamos en la habitación de un hotel.
— Cállate. Cállate, que no aguanto tu voz, y menos a estas horas. — Entre que me dolía la cabeza por la fiebre de anoche y que eran las 4 de la madrugada...
— Sin duda, estás enamorada de mi.
— Te encantaría.
— Día 35.
— ¿ Y que tienes pensado hacer hoy ? ¿ Irnos de crucero ? — bromee.
— Algo así.
— Mhm, lo que tú digas.
Vale, lo de irnos en helicóptero no era broma, solo que en la parte mas alta del hotel nos esperaba un jet privado, no un helicóptero.
— ¿ A donde me secuestras ? — pregunté al entrar en el jet.
— No te lo puedo decir. Si no, no sería un secuestro.
— Tiene sentido.
El vuelo duro casi dos horas, ya estábamos a punto de aterrizar. En los minuto que estuvimos sobre volando países Isaac no me dejó mirar por la ventana. De hecho, las había tapado.
— Vale, muy en serio, ¿ a dónde vamos ? — Pregunté, realmente curiosa.
— Cabezota — murmuró mientras negaba con la cabeza.
— Vale, como tú quieras. — Me crucé de brazos.
Cuando aterrizamos y quería dirigirme a la salida...
— Ponte esto — me dijo Isaac sosteniendo un pañuelo de color dorado. Claramente tenía la intención de taparme los ojos.
— No, ni loca.
— Vamos Mer...
— Uf, te acordarás de esto — cedí.
Me ato el pañuelo tan cuidadosamente como se lo haría a una muñeca de porcelana.
— Cuidado, escalera. — Y así estuvo, dándome indicaciones hasta que entramos a un coche.
— Empiezo a ver puntitos blancos — dije, y aún que no podía ver, pude sentir el pánico de mi acompañante — es broma.
— Tu y tus bromitas, ¿ no ?
Cuando paramos Isaac me guió por un camino que por lo que sea tenía muchas escaleras.
— ¿ Puedes quitarme esto ya ? — Me impaciente.
— No, espera un poco.
— ¿ Ya ? No creas que no sé qué esto es solo una excusa para...
— ...para estar más cerca de ti, si. Ni si quiera lo estaba disimulando. — Me cortó
— ¿ Ya ?
— Mery, te presento a Italia — dijo quitándome el pañuelo dorado.
Estábamos en un mirador precioso, el mar, las calles, como brillaba el sol...
— Es... — empecé.
— Precioso. Lo es.
ESTÁS LEYENDO
TODO LO QUE QUIERO ES UN MAKTUB
Roman d'amourMariam es una actriz que soñó con casarse toda su vida. Isaac es un empresario exitoso que sueña con tener una familia Un día sus caminos se topan, y digamos que no se llevan del todo bien pero...¿ será uno el maktub del otro ?