CAPITULO 23

193 8 0
                                    

La premiere acabó y Nadia insistió que que fuéramos a su casa ( aka la casa de Isaac ), a terminar la noche.

— Didi yo no voy a poder ir, pero id vosotros, ¿ vale ? — dije mientras sentía la mirada de Isaac clavada en mi perfil.

— ¿ Y eso ? — Me preguntó mi amiga.

— Si amores, yo creo que me voy también — Wiss siempre intentando ayudarme.

— Nooo chicas, venga, un ratititito — pidió Fati.

Wiss me miró para saber qué responder, así que de una manera u otra, acabé asintiendo.

Fuimos hacia la casa de Nadia y cuando llegamos nos instalamos en el precioso salón que tenían.

— Eh...Mery y yo vamos a coger...algo de la cocina — hablo mi mejor amiga.

Cuando entramos paso lo que sabia que pasaria.

— Tia puedo saber por que has desaparecido de nuestra propia premiere, por que el chico al que supuestamente odias y por el que te mudas a otro continente no deja de echarte miraditas y...?

— Wiss, relájate.

Y tuve que contarle lo de la conversación en la premiere.

— Es un egoísta, que injusto es que no me puedo creer que... — Y paro de hablar. Alguien había entrado en la cocina, yo estaba de espaldas a la puerta así que me di la vuelta para encontrarme a una Aya y con un Isaac con cara de pánico a su espalda.

No hablé, no dije nada. Agarre de la mano a Wissal y salimos de la cocina.

— Sis, ¿esa es...? — empezó mi amiga.

— Si, Aya — hable cogiendo mi bolso y sacando de él, mi lip gloss.

— Mery... — Me llamo Isaac.

— ¿ Qué me vas a decir ahora ? — Pronuncie mientras me repasaba los labios con mi brillo.

Me miró a través del espejo y pude ver algo...distinto.

— ¿ Qué pasa ? — Cuestione dándome la vuelta para mirarlo.

— Ven — me indicó una puerta y fui tras él, después de dudarlo un momento.

Me llevo a su oficina, muy minimalista. Me gustaba mucho su gusto, no podía negarlo.

Cuando entramos Isaac se alejó unos pasos de mi y se pasó las manos por la cara.

— ¿ Qué pasa ? — Le pregunté preocupada.

— Necesito que dejes de hacer...eso.

— ¿ Hacer que ?

— Olvídate de Aya de una vez. No es nadie.

— Te ibas a casar con ella.

— No la quería, ni la quiero.

— ¿ Y se puede saber que quieres ? Por qué...

— Quiero que te quedes. No me refiero a Madrid. Quiero que te quedes, en mi vida.

— Sabes que no...

— ¿ No que ? Dime que no sientes lo mismo que yo.

—  Isaac...

— Dimelo

— No...no es así de fácil, ¿ vale ? — Logre decir.

— ¿ Por qué ?

— Te ibas a casar con ella — repetí.

— Sabes que esa no es la razón.

— Bueno, vale. A lo mejor esa no es la razón, pero eso no importa.

Isaac dio un paso adelante y yo di uno hacia atrás. Supe que eso le dolió, aunque no paró. Dio otro adelante. Y otro.

— Deja de hacerme esto. Sé que no es lo que quieres — hablo cuando estaba a menos de un metro del otro.

— Deberías dejar de acercarte.

— Esas no son las palabras mágicas, Mer.

— Isaac, me voy el mes que viene.

— Esas no son las palabras mágicas — y dio otro paso hacia mi.

— ¡ Vale ! Vale. — Accedí levantando las manos.

— Vale, ¿ que ? — Sonrió.

— Que no se te suba a la cabeza.

— No deberías hablarme así Mer, ¿ o quieres que me acerque un poco más ?

— Me voy a ir...a casa.

— Te llevo.

— No. — Solte — Osea, tengo que llevar a mis amigas.

Salimos de su oficina y nos encontramos con toda la gente que había en esa casa en medio círculo, mirándonos.

— ¿ Qué...hacéis ? — Pregunte.

Ya no había rastro de Aya

—  Pues esperarte tía — dijo Wiss — Isaac, te la voy a robar ya, ¿ vale ?

Me despedí de Isaac, si no me habría secuestrado, y volvimos a casa.

Les conté a las chicas y a mi hermano lo que había pasado y casi me mandan de vuelta a casa de Isaac.

Nada más llegar a mi cuarto y sacar el móvil del bolso me llego un mensaje de un número desconocido.

Desconocido: ¿ Has llegado a casa ?

Mery: ¿ Quién eres ?

Desconocido: Sabes quien soy Mery.

Mery: ¿ Quién te ha dado mi número ?

Isaac: Tengo mis contactos.

Isaac: Vamos a cenar mañana.

Isaac: Pasaré a buscarte.

Isaac: Mery, si me sigues dejando en visto voy a ir a tu casa. Y sabes que no es broma.

Isaac: Me estoy poniendo los zapatos.

Mery: Como pongas un pie fuera de casa...

Isaac: Hasta mañana preciosa.

Fue después de ese día, cuando supe que nos íbamos a perder, uno en la mirada del otro.

TODO LO QUE QUIERO ES UN MAKTUBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora