Relatos con los diferentes personajes de one piece.
Podrían cruzarse algunos headcanons?.
•Contenido +18.
•Los personajes le pertenecen a Eiichirō Oda, todos los créditos.
No copiar, plagiar y/o adaptar.
Portada editada por mí💜🧏🏻♀️
Espero los di...
ADVERTENCIA: Confíen en mí, porque si no confían entonces no hay confianza JAJAJAJA.
En serio, no me peguen antes de...:(
Con todo mi amor, que lo disfruten.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El Wind Granma se mecía grácilmente, mientras estaba anclado a las orillas de una de las tantas islas dónde solían detenerse. Los tripulantes habían desembarcado del navío bien sea para divertirse o reunir implementos necesarios para continuar con su viaje.
En la cubierta del barco, pegado a los barandales, se hallaba Sabo contemplando la unión entre el cielo nocturno y el vasto océano. Cada estrella se veía reflejada en el agua, como un gigantesco espejo. El jóven, por decisión propia se había quedado a bordo para vigilar; en lo que el resto volvía.
La noche permanecía imperturbable, las corrientes de aire eran tibias y la marea se mantenía tranquila. A pesar de ello, su catarsis se vió arruinada cuando el sonido de suaves pisadas rechinando sobre los tablones del suelo, se hacían cada vez más audibles.
Rápidamente, el rubio tomó la barra de metal que estaba a su lado. Posó sus manos sobre esta y giró en su propio eje buscando de dónde provenían, tratando de avistar si era amigo o enemigo. Sus sentidos se pusieron alerta, y aunque los latidos de su corazón retumbaban fuerte; sus movimientos eran sutiles, casi meditados.
Se detuvo en el centro de la cubierta, en dirección hacía las escaleras del navío con temática de dragón oriental. Observó por un tiempo prolongado, extrañado de que las pisadas se hubieran detenido. Ahora el silencio abrumaba el ambiente, pero no se percibía nada sospechoso.
Dió un respingo sobresaltado, al momento de sentir como lo tomaban de los hombros desde atrás y una leve corriente cálida le erizaba el oído izquierdo, para que luego un simple "boo" se adentrara en su tímpano casi ocasionando que le diera un infarto.
De un ágil desplazamiento volteó quedando con la barra a centímetros del cuello del "intruso" quién lo miraba con una sonrisa divertida por la situación y la expresión de pánico del rubio.
—Uuu. Que buenos reflejos—Halagó la fémina, levantando sus brazos flexionados lado a lado en son de paz, sin abandonar su sonrisa.
El aludido relajó los músculos al detallarla, y negó con el rostro mientras sus labios se curvaban hacía arriba con alivio de que no fueran enemigos.
—Que susto me has dado, Koala—Aceptó, retirando la barra de su cuello—¿Cuándo te volviste así de sigilosa? Casi se me para el corazón.
—Oh, no sabes cuánto me gustaría hacer que se te pare—Lo miró pícara, entrecerrando los ojos con malicia. A lo que Sabo se atragantó con su propia saliva, su rostro se había transformado en un poema. Sorprendido por el repentino comentario coqueto y de doble sentido de su nakama.
—El corazón, pillín—Agregó carcajeando y dándole un leve codazo juguetón.
El mayor se aclaró la garganta ligeramente desconcertado y evadió seguir con el tema ya que se negaba a hacerse ideas descabelladas que podrían desatar algún malentendido. Seguro era eso, una simple broma.