Día tres.

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Abrí mis ojos apenas, volteando a ver la hora, eran las 3:17 de la tarde, que pereza. Me levanté con bastante pesadez, prácticamente arrastrando mis piernas, mi madre había salido y no había nadie en casa, por lo que preferí ir a la cocina por un zumo de naranja, había amanecido con algo de resaca por el día anterior, mis ojos pesaban y mi cabeza dolía, era como si latiera teniendo vida propia.
En lo que estaba comiendo una tostada con mermelada y bebiendo mi zumo de naranja escucho mi celular, sacándolo de mi bolsillo lo atendí intentando disimular mi voz aún perezosa.
—¿Aló?
—Ah, amor, ya despertaste, me alegro. A lo que termines de comer algo, porque debes comer, por favor ven a ver a tu padre, yo debo ir a hablar con su jefe que nos mandó a llamar.
—¿Nos mandó a llamar? Yo voy, tú quedate con papá, yo iré con ustedes apenas me desocupe.
—Está bien mi amor, cuídate, nos vemos, te amo.
—Yo también.
Colgué el móvil volviendo mi mirada a mi desayuno, lo debía acabar. Con lentitud comí el pan, tomando luego el vaso, me levanté para ir a mi habitación, buscando en el closet ropa cómoda, encontrando una blusa holgada, me la coloqué con un peto abajo, colocándome  luego unos jeans ajustados negros, me miré al espejo y vi mi rostro, que desastre. Recordé debería darme un baño y así tal vez despertar mejor, que distraída; me metí al baño, desvestí nuevamente y entré a la ducha, dándome un baño rápido en el cual sentí reaccionar. Me sequé y vestí, arreglando mi cabello luego de secarlo me volví a mirar al espejo, ahora sí. Bajé pidiéndole al chófer me llevara nuevamente a aquel lugar, él aceptó abriéndome la puerta al entrar, subiéndose luego para emprender rumbo. Nos detuvimos en un semáforo por lo cual me di el tiempo de ver más detenidamente a la gente a través del vidrio polarizado. Algo llamó mi atención, venía una chica corriendo a toda velocidad con su cabello rojo todo desordenado, llevaba una mochila, parecía que venía o iba a la universidad tarde, miré de reojo la hora en el tablero del piloto y vi la hora, el tiempo se me había pasado rápido, ya eran casi las 7 de la tarde, a esta hora van todos saliendo, pero si ya salió... ¿A dónde va tan apurada? Me la quedé mirando, notando luego su figura familiar traté de recordar donde la había visto ¿Es de mi universidas? Quizás..
O si no... No creo sea la chica que vi ayer ¿O si? Traté de mirar su rostro pero su cabello seguía alborotado donde ella seguía corriendo, creo quería alcanzar el verde del semáforo, pero no lo logro, se tuvo que detener, era el momento para ver su rostro. Prácticamente me pegué a la ventana intentando verla, pero para mi mala suerte el chofer aceleró con fuerza, sin dejarme alcanzar a ver. Frustrada me acomodé de nuevo en el asiento hasta llegar al local, dando las gracias, me bajé y entré al lugar, viendo unos segundos como arreglaban las cosas para los respectivos actos. Preferí subir a la oficina del jefe de mi papá, tocando la puerta, me hizo pasar, entrando a su oficina que era algo así como una cápsula en el segundo piso,  desde donde se podía ver todo el lugar. Me senté frente a él y lo miré como esperando hablara.
—Un gusto TaeYeon, es un placer volver a recibirte en uno de mis locales ¿La pasaste bien ayer?
—Claro, siempre es un gusto venir aquí. Dígame ¿Para qué llamaba?
—Ah, verdad. Te quería informar que yo mantendré a tu familia, no quiero ni tu madre ni tú trabajen y con lo del accidente de tu padre no quiero les pase nada. Sabes bien tu padre más que un guarda espaldas siempre ha sido mi mejor amigo y por ende, les tengo un cariño único. Les daré a ambas el doble del sueldo que recibía tu padre, ahí ustedes ven como pagar las cosas y todo eso.
— Un segundo... ¿Habla enserio?
Me lo quedé mirando sorprendida, aceptar eso era como asegurarme la vida entera, además sé que si le digo que no, lo hará de todo modos, mi papá me ha hablado de él y lo prepotente que es.
—Claro, y si tu padre recupera ya no trabajará más, no quiero se vuelva a accidentar. Menos, nuevamente por culpa mía.
—Oh... Y-yo... No sé qué decir, gracias, muchas gracias.
Me levanté haciendo una reverencia a lo cual él me sonrió, despidiéndonos con un apretón de manos.
Bajé las escaleras con calma, notando a un lado de la escalera pasaba la chica misteriosa del bar, al estar en altura nuevamente no pude ver su rostro, le hubiese preguntado dónde la había visto y quién era pero quedé congelada, su sutileza al caminar y la forma en que su cabello se agitaba era realmente desconcentrante. A lo que pude reaccionar, ella ya había entrado a un costado del escenario. Terminé de bajar las escaleras, deteniéndome un segundo a pensar "¿Y si me quedaba a ver su espectáculo? Digo, sólo un rato." Olvidando por completo lo de mi padre unos segundos, me senté nuevamente en el bar, sin ordenar nada sólo me quedé viendo como el lugar se comenzaba a llenar. Al rato después las luces se apagaron, comenzaría el show. El lugar ya comenzaba a ser asfixiante con tanta gente, decidí ordenar rápido un trago, me había dado calor. Bebiendo de mi trago volví la vista al escenario, ya se encontraba allí la mujer que alborotaba mi mente con una mascara en un traje de látex ajustado al cuerpo, a su bellísima figura. Quedé estupefacta, ella se comenzó a mover con sensualidad, pasó así un momento haciendo algo así como una presentación express, luego bajó del escenario, eso no lo había echo la vez anterior, comenzó a pasar entre sus espectadores babosos por ella, sentí celos, veía como le coqueteaba a cada uno. Dando otro sorbo a mi vaso, ni si quiera sabía qué estaba tomando con exactitud pero eso era lo de menos, la seguí viendo con recelo hasta que ella me miró, quizás la había intimidado tan fijo que la miré. Se acercó a mi notando mi vaso,  al llegar a mi lado pasó su índice lentamente por mis labios, haciendo abriera estos, la quedé mirando, se acercó a mi rostro, a mis carnosidades, mi corazón latió como si fuera a salir de mi pecho por un momento. Se detuvo a centímetros de mi, podía sentir su cálida respiración. Quedé inmóvil, bajando la mirada a sus labios carnosos, me tentaban a besarla.
—Suficiente...
Me susurró dejándome confundida, volví a ver sus ojos a lo que ella me sonrió con una mirada coqueta. Sin que me diera cuenta, me quitó el vaso de la mano y lo tomó ella de un sorbo. Se separó y volvió a su espectáculo, dejándome allí. Miré el vaso pensativa, sus labios se habían posado en él; volví mi mirada al frente y ahí estaba ella, despidiéndose hasta que se fue apareciendo luego el animador.
—¡Muy buenas noches señores y señoras! Espero hayan disfrutado de nuestra bellísima Yang, ella es la luz de este lugar, es la más joven e inocente, de corazón humilde, la más buena de estos barrios bajos y si señores, en la cama también.
Terminó guiñando su ojo al público el cual gritó enloquecido. Luego siguió el espectáculo al que ya no tomé atención, pensativa. Esperen un segundo...¿La más buena? ¿Yang?... ósea  ella es absolutamente pura ¿No? Pero aún siendo así ¿Es buena en la cama? No puede ser que sea prostituta ¿O si? Bueno, es obvio que sí pero ¿Por qué? Si es tan buena como dicen...¿Por qué lo hace? Me preguntaba viendo el vaso vacío. Preferí no pensar en eso, me levanté del asiento y simplemente salí del local, recordando qué debía hacer llamé a mi madre, la cual me avisó ya habían acabado las visitas a mi padre así que no me quedaba más que sólo irme a la casa. Colgué marcando rápido a un taxi, esperando un rato frente al local hasta que llegó, le di la dirección, pagué y después de unos minutos llegamos, me bajé agradeciendo. Entré a casa, no había nadie, mi madre aún no llegaba y yo creo ya estaba cansada, le dejé una nota diciendo estaba cansada, buenas noches y una posdata con lo que me dijo el jefe de mi papá. Me fui a mi habitación, arreglando mis cosas para el día siguiente luego me vestí con mi pijama y acosté apagando la luz de mi velador, dejando mi cabeza apoyada en la almohada me quedé con la vista fija en el techo, recordando como la chica desconocida "Yang" había estado cerca de mi. Cerré mis ojos suspirando, si pensaba mejor, yo sería mantenida por el jefe de la mafia, mis calificaciones y mi fututo están alterados, todo eso no era legal así que yo sería... El Ying, lo malo. Puede ser, no lo sé; preferí sólo dormir, cayendo luego en un sueño en donde estaba la figura misteriosa.

Ying Yang ⇨ ♀♡♀ | TaeNy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora