Sucedió lo que siempre pasa cuando tienes la ingenuidad de pensar que, por fin, el universo está actuando a tu favor.
¡LA VIDA TE DA UNA BOFETADA DE ESAS BIEN BUENAS EN LA CARA PARA QUE DESPIERTES A TU REALIDAD POR PENDEJA!
Todo ocurrió muy rápido, pero la locura de la situación fue tanta, que a mis ojos todo parecía suceder en cámara lenta. Cuando creí que nuestros labios se tocarían, Alex abrió la puerta.
Luca estaba apoyado en ella, y en un intento de no caer se aferró a mí quien, por supuesto; tenía sus piernas como gelatina y la espalda en el aire debido a la apertura. Él dio un tropiezo hacia el living de su casa y yo caí. Sí, caí. Pero no hacía el simple costado. Oh, no. El destino siempre se esmeraba conmigo.
Choqué mi cadera contra el borde del balcón, lo que hizo que pasará hacia el otro lado de la entrada. Manoteé el aire en un absurdo intento por encontrar algo a qué aferrarme. Ilusa. Solo logré dar mayor envión a lo que seguía: sentir mi espalda golpear contra el colchón de rosas, afirmo, el que más espinas tenía en todo el vecindario. Alex bajó desesperado los escalones, y corrió en mi ayuda. Por mi parte, continuaba despatarrada sobre el jardín.
—¡Pero, qué mierda! ¿Estás bien? Dame la mano, con cuidado. —Intentó ayudarme a estabilizarme.
—¡Auch! ¡Ay! ¡Ay! —Las espinas habían rasguñado todo mi brazo izquierdo, incluso algunas estaban incrustadas en mi espalda. Mi pelo enredado entre las ramas cual telaraña me tiraba cuando intentaba moverme.
Luca, un poco más despabilado por todo, le siguió por detrás. Me tomó de la espalda y aun cuando las espinas rozaban sus brazos, me alzó de una vez sacándome de allí.
—Alex ¡Mira lo que hiciste! —Luca giró molesto mientras me revisaba.
—¡Auch, Auch! —No podía tolerar el roce de sus manos.
—¡Oh, disculpa por salir de mi propia casa a revisar como lo haría cualquier persona normal al escuchar ruidos en su puerta! —dijo en tono sarcástico—. ¡Tarado! ¡Déjala! —Jaló de mi brazo hacia él— ¿No te das cuenta de que le duele? —Acomodó mis cabellos —. Liv, vamos adentro, te sacaré esas espinas.
Luca ardió en furia. Sus puños se cerraron al lado de su cuerpo, tenso. Escrudiñó a su hermano mientras yo intentaba no quebrarme en llanto. Dolía demasiado. Todo mi cuerpo quemaba ante los rasguños, en mi espalda parecía haber pasado un tren.
¿Cuándo iban a dejar de discutir?
Me estaba alterando demasiado.
—¡Tú no te haces cargo de nada! ¡Liv viene conmigo! —Me tomó del brazo contrario, firme.
—Sí, ¡sale contigo y así la cuidas! —Lo señaló— ¡Mírate, borracho a estas horas, con las cosas que están pasando! Salí porque sentí ruidos. Estábamos preocupados. No nos contestabas el teléfono, Luca. ¡Te fuiste sin avisar! —Reclamó—. Salió en las noticias, otra joven ha desaparecido en un pueblo cercano. Están sucediendo cosas alarmantes y tú ebrio con Olivia en la calle a estas horas.
Por el golpe, no había notado el aspecto de Alex. Estaba desaliñado, sus pelos revueltos, tenía una pequeña capa de sudoración, y sus ojos abiertos de par en par detonaban ojeras debajo de las luces de la calle. Pero, mientras observaba a Alex, de reojo vi venir a Luca corriendo en su dirección. La intención era clara: lo iba a destrozar.
—¡Ah! ¡Maldito hipócrita! ¡Ya no te soporto! —Su voz ronca retumbó por todo el vecindario.
Con agilidad, me interpuse entre los dos. Sentí mi mano impactar contra el pecho acelerado de Luca. Estaba fuera de control.
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No te contengas
Misterio / Suspenso"Bienvenida, Liv. A donde moran las Bestias". Olivia regresa a Stenill, o como suelen decirle sus habitantes: el hogar de las Bestias. La salud de su abuela es delicada, y tras cinco años de armonía en el exterior la familia retorna a sus orígenes. ...