Nota de alguien especial VI.

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Alex. 

Las últimas 24hs habían sido una completa mierda. Se nos había encomendado una misión y habíamos fallado. Todos y cada uno de nosotros, lo había hecho. Las noticias no tardaron en salir por todos los medios del mundo. ¿Quién dejaría pasar semejantes situaciones de caos, así como así?

Me sentía muy culpable. Mi deber era uno solo y no logré cumplirlo. No podía soportar verme fallar, quedar como idiota ante mis superiores, mis malditos y testarudos superiores.

La cafetería del hospital no era donde había imaginado estar ese día; tenía otros planes e ilusiones en mente. Pero no podía quejarme, al menos mi hermano estaba conmigo, cuidando de mí. Nuestro padrastro tenía cosas mucho más importantes como para preocuparse por la salud de sus hijos, sí es que así podíamos llamarnos.

—¿En qué piensas?

Luca estaba frente mí, ido. Uno de sus brazos sostenía su cabeza y con el otro sostenía el tenedor y jugaba con su plato.

—¿Qué? —Me observó con su ceño fruncido característico, parpadeó varias veces. Parecía volver a la realidad—, en lo que está pasando, ¿en qué más podría pensar? —Volvió su mirada al plato.

Si no fuera porque conocía al mocoso desde niños, podría haber dejado pasar el momento, pero yo sabía leer bien al testarudo de mi hermanito y sus ojos me gritaban, como cuando éramos solo dos pequeños lo que estaba sintiendo. Porque él era así, poco expresivo con sus palabras, pero todo su lenguaje corporal te hablaba a gritos.

—Mientes. Hay algo más...—Tomé un sorbo de mi sopa—, esto es la cosa más horrorosa que probado después de tus guisados. —Escupí, al fin logré sacarle una sonrisa.

Corrió su bandeja y sacó su móvil, prácticamente tirándolo sobre la mesa ofuscado.

—Es que me quedé sin batería y no sé si Li...—Se detuvo—, no sé si nos han hablado o no. Davis tampoco se dignó a venir a ver cómo te encuentras.

—Continúas mintiéndome, Luca. Te conozco. —Hice una pausa—. Te advertí que no te metieras con ella de nuevo.

Su mirada volvió a enfrentar la mía. Pero para mí sorpresa, el cascarrabias no reaccionó de mala manera. ¿Por primera vez Luca y yo íbamos a tener una conversación de hermanos civilizada?

—No voy a negarlo... —Levantó su camiseta y observé la delgada línea de puntos en su abdomen.

—¿Qué te paso? ¿Por qué no me dijiste nada? —Me acomodé en el asiento con preocupación. Él era lo más importante para mí, debía velar por su bienestar.

—¿Cómo se supone que lo haría? Eras tú quien necesitaba atención con esa pierna, hermano... —Me dio una palmadita en el muslo a modo de chiste.

Ahogué los gritos y sonreí.

—Muy gracioso, ¿qué pasó?

—Me hirieron en un enfrentamiento...—dejó caer su cabeza sobre ambos brazos—, y ella me curo. Pasé la noche con ella. —Abrí los ojos—. Solo dormí con ella... —corrigió—, y fue la maldita gloria.

Ah, Liv lo había conseguido.

Me eché para atrás en la silla, crucé mis brazos sobre la nuca y sonreí de lado, lamiendo mis dientes frontales.

—Lo sabía.

—Sí, la quiero.

—Vaya, esperaba un "me gusta"—dije, sorprendido.

—No, eso lo sé desde siempre. Ahora la quiero, me importa, pero me carcome el hecho de que no tengo una posibilidad con ella. Nuestro trabajo está primero.

Comprendía el sentimiento, porque yo también me sentía atado de manos en ciertos aspectos, nuestro trabajo no nos permitía hacer lo que se nos viniera en gana. No nos daban las facultades para desenvolvernos como queríamos, sino hace tiempo todo eso estaría controlado.

Los idiotas a cargo, nuestros superiores, eran personas mayores. No comprendían nada de lo que les decíamos. Estaban cegados por el miedo, por lo tanto, retardaban la acción. Planificación y acción, era justo lo que necesitábamos para arrancar el problema de raíz.

—Por primera vez en mi vida, no quiero irme de un lugar... —Luca me sacó de mis pensamientos.

—Seguramente eso nos espera...—pensé en voz alta, recordando el incidente con Mérida.

Sí que tiene agallas. Solo quería explicarle, pero ella se encargó alejarme....

—No quiero perderla, a nadie más... —dijo casi en un susurro.

Contemplé a mi hermano sentado en esa silla, abatido.

"No quiero perderla"

¿Cuánto más teníamos que perder?

Toqué mi pierna vendada. Yo tampoco quería perder más. Con nuestras capacidades, las cosas podían resolverse de otra manera. Pero no, llevábamos agachando la maldita cabeza por una persona que ni siquiera se había molestado en ver como estábamos luego del incidente. No más, no había que contenerse más.

—Entonces no lo hagas, hermano.

— ¿De qué hablas? No se puede...—Una sonrisa a boca cerrada se formó en mi rostro y Luca la observó uniéndose también.

¡Ah! Esa vitalidad en mi cuerpo comenzaba a correr y era muy difícil de parar. Ya era tiempo, ser subordinado no era mío y lo último que había ocurrido era una prueba fehaciente de que su forma de manejar la situación no era la correcta.

—Sí de todas formas saldremos perdiendo, que sea a nuestra voluntad.

Jamás había visto a Luca con tal asombro. Extendió su brazo hacia arriba para chocar su puño con el mío.

—¿Y qué me dices de ti? Te he visto como ves a cierta rubia...

Solté una carcajada, y alcé el rostro pensando en cómo carajos iba a solucionar lo mío con Mérida, pero, el tiempo siempre hijo de puta, tenía que pensar rápido, porque Liv y ella entraban a la cafetería. 

No te contengasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora