★ winselle | ¿Cómo le dices a alguien que la amas si ni siquiera puedes hablar?
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La señora Kim llegó al colegio con paso apresurado, entrando a la enfermería con la frente perlada de sudor por correr.
Giselle alzó las cejas ante el parecido de Minjeong con el de su madre, tenían los mismos razgos, sólo que la mujer tenía el rostro más delgado y los ojos más pequeños.
—¡Min!
Giselle se alejó de Minjeong para que la madre la abrazara, y se sintió un poco vacía al ver a la chica abrazando a otra persona.
Vió a su madre hablarle en señas, sus manos acompañado su voz, pero no pudo escucharla.
Vió a Minjeong contestar, viendo sus deditos moverse y luciendo extremadamente adorables.
Luego de hablar un momento, vió a Minjeong señalar hacia ella, con una leve sonrisa.
La señora Kim se volteó hacia ella, con una sonrisa amplia.
—Muchas gracias por cuidar a mí Minjeong, Giselle Uchinaga. —la mujer hizo una reverencia.
—N-No hay de qué...
La mujer sonrió una vez más, se volteó un poco para poder ver a las dos chicas.
—Iré a firmar para llevarte a casa, Min, ya vuelvo. —habló, moviendo las manos.
Ambas asintieron, la mujer se fue.
Giselle supuso que debía ser más que sólo una persona que sabía el lenguaje de señas, que era una intérprete, o enseñaba señas, por la costumbre de hablar con las manos a pesar de que Minjeong podía escuchar perfectamente.
También supuso que de ella Minjeong había sacado lo de hablar todo el tiempo con las manos.
Los ojos de Kim fueron hacia los de Giselle, la mayor sonrió, acercándose un poco a ella.
—Todo está bien, ¿Sabes? —dijo, sintiéndose mal por los golpes en su rostro.
Minjeong asintió un poco, y creyó por un momento que la mirada de Giselle fue a sus labios, y ella aprovechó a hacer lo mismo.
No supo porqué, pero simplemente ambas lo ignoraron.
Y la señora Kim regresó para llevarse a Minjeong, aunque antes la chica hizo unas señas, para señalar finalmente a Giselle de nuevo.
—Giselle Uchinaga —dijo la mujer —. Min te está invitando a su cumpleaños.
—¿Cumpleaños? —repitió, pasando la mirada de la señora Kim a Minjeong, quién tenía las mejillas ruborizadas.
—Hoy Min cumple quince años. —dijo la mujer.
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