Asesina En Serie

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Luego de hacer con Chloé lo que quisieron, el hombre adinerado entro a su casa y la policía se la llevo detenida, y escapar de la cárcel se convertiría en la única forma de que siguiera con vida, pues al hacerse de un enemigo poderoso la horca seria contemplada como su único destino.

Desde que vi cómo se la llevaban maquine miles de planes en mi cabeza para sacarla, y hasta en una ocasión, llevada por la locura, y ocultando mi rostro tras una capucha y en medio de la noche, herí a unos policías y trate de entrar a donde la tenían encerrada, abriéndome paso tan solo con mi daga, más cuando vi el inmenso grupo de hombres que aun debía derribar para llegar hasta ella, escape resignándome a aceptar que tan solo con mi fuerza no lograría volver a verla, así que suplique a todo aquel que la conocía para que junto a mi iniciáramos una revolución que pusiera a tambalear a quienes estaban en el poder, poniendo así la atención sobre este y todos los victimarios y no sobre ella, esperando que con eso fuera suficiente para evitar su muerte, mas esta sería una idea que le provocaba tanto miedo a todo aquel que la escuchaba, que llegaron al punto de agredirme con tal de que no siguiera hablando, como si al silenciarme, lograran silenciar las voces que constantemente les reclamaban en sus cabezas por los abusos a los que estábamos sometidos, además de estar asustados pues de saberse, el solo hecho de escuchar mi plan los podría señalar como conspiradores, y a ese punto habíamos llegado, uno en el que estaba prohibido siquiera señalar lo que estaba mal, y de seguir así pronto nos prohibiríamos hasta pensar en ello, viviendo segados como muchos ya lo hacían.

A la madame no volvería a verla hasta días después cuando seria ahorcada en la plaza pública, cuando custodiada por un montón de policías nuestras miradas se cruzarán y desde lejos le gritaría que no cumpliría mi promesa, y que si ella moría muchos también lo harían, al escuchar mis amenazas de muerte, los policías que la llevaban de los brazos me miraron como si observaran a un pequeño insecto que no podría darles más que una picadura, y esa mirada de desprecio con la que buscaban menospreciarme, solo me afirmaría aún más en el oscuro camino que seguiría. Por otra parte, cuando Chloé me escucho dio un grito que claramente me prohibía hacer lo que pensaba.

-Madame Chloé: hace mucho tuve un hijo y cuando creció se fue prometiéndome que nunca lo volvería a ver.

-Ivon: (comenzó a decir eso a todo volumen mientras los oficiales acomodaban la cuerda en su cuello.)

-Madame Chloé: y cuando te encontré, llenaste el vacío que su ausencia dejo en mí, y si insistes en tomar venganza perderé a la única hija que en realidad ame, y tu ausencia lastimará a Helen con el vacío del que te estoy hablando, pues tu muerte estará asegurada de seguir ese camino de dolor.

-Ivon: madre también te amo y te pido que te vayas en paz, porque en este que será el lugar de tu muerte prometo que me vengare, y si por ello moriré aun así lo hare.

Cuando madame Chloé escucho mis palabras comenzó a gritar una y otra vez no, retorciendo su cuerpo y moviendo con violencia sus manos que estaban atadas en su espalda, y así mientras se lamentaba y gritaba con todo su ser el verdugo movió la palanca que la dejaría caer para que la cuerda terminara con su vida, esos fueron sus últimos instantes con vida, y de ellos lamente el haber sido sincera y no permitirle morir con la tranquilidad que tenía cuando entro a la plaza pública.

Después de ver el final de la única madre que conocí me dejé llevar por un sádico despliegue de muertes, y aunque claramente no trato de justificar que lo que hice está bien a causa de lo que viví, en su momento si lo vi así, sintiendo que era la única justicia que podía existir en un mundo que se podría a causa de los demonios que se habían levantado en él, y erradicarlos era mi obligación, una tarea que no tardaría en oscurecer mi alma a cada paso que daba en ella, asesinando una parte de mi cada vez que quitaba una vida, y fue entonces cuando la maldad me consumía, que logre ver en mi reflejo a otro demonio más, pero para llegar hasta allí primero muchos caerían por mi mano.

Una Prostituta En Los Años 1700Donde viven las historias. Descúbrelo ahora