El Verdadero Enemigo

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No podía seguir con esto más, y no lo digo solo por los asesinatos sino también por la manera en que me ganaba el dinero, robar a mis clientes y prostituirme generaba una carga emocional en mí, que junto a las muertes me tenían demasiado alterada, con un peso mental que por increíble que pareciera se convertía en una carga física, y el diario vivir se había convertido en una prueba de mantenerme estable, me preocupaba por la imagen que le daría a mi hija una vez que tuviera conciencia y recuerdos de quien era su madre, no quería que me viera como lo hacían muchos, como una libertina sin moral a la que cualquier desgracia que le ocurriera estaba bien merecida. Y sumado a este inconformismo de quien era estaba un miedo a ser atrapada en cualquier momento, dejándome llevar por el pánico que me generaban los sonidos fuertes en medio de la noche, los cuales hacían que me pusiera en guardia como si todo un ejército viniera por mí. 

Quien se daría cuenta de todo esto sería mi nueva compañera que ahora vivía junto a mí y Helen, siendo ella la mano que me salvaría de ahogarme justo cuando me estaba quedando sin aire, y la manera de hacer esto fue permitiendo que me desahogara y una vez lo hice, ayudarme a comprender que mis errores podían quedarse en el pasado, y a pesar de tener machadas mis manos con sangre, podía tratar de buscar un nuevo rumbo y oficio para esas peligrosas manos, y con estos argumentos convencerme de una vez que no solo era una prostituta o una asesina, y que cada día me daba la oportunidad de buscar un nuevo rumbo.

Fue así como con esto en mente me dispuse a realizar tantos oficios que para cuando me di cuenta, había hecho muchísimas cosas diferentes y ninguna me satisfacía, realizando así un largo recorrido que me dejaría en el mismo lugar de la inconformidad, y entonces descubrí que no eran mis errores o la falta de algo lo que me hacía sentir así, el problema consistía en que no me conocía como persona, no sabía quién era, porque en realidad no era mis errores y tampoco mis aciertos, tampoco era la necesidad que me sumergía en la pobreza, o la sed de superarme en trabajos que me consiguieran una estabilidad económica y un estatus social mayor que el de una prostituta, no, claro que no era nada de eso, no era lo que el mundo me imponía o me quitaba, y solo descubrí la respuesta a esa pregunta cuando me interrogue con el siguiente cuestionamiento, y este era, ¿Qué seria sino tuviera nunca hambre o sed, sino tuviera que conseguir dinero para suplir esas necesidades, sino me sintiera marcada por lo que he hecho o dejado de hacer? Cuando en verdad pensé que sería lo que me motivaría sin que nada de estos anteriores conceptos me gobernaran, descubrí que lo que más deseaba era deleitarme en el arte de las letras, realizar este arte y disfrutar de lo que otros habían hecho al acomodar palabras para dar a entender una idea, y al saber esto supe que encontré ese sentimiento de realización y objetivo que te hace feliz al ir en busca de él, esto era lo que los filósofos denominaron como existencialismo, la razón por la que cada uno vino a la tierra, y encontrar eso que nos motiva sería la respuesta personal para saber porque estamos aquí.

Descubrir esto no fue fácil, y solo al estar constantemente insatisfecha en diferentes caminos que tomaba, me di cuenta de que cualquier ruta que siguiera no me gustaría si primero no hallaba ese algo que alimentaria mi alma. Pasando así por muchos trabajos pensando que quizá el siguiente sería el que me haría sentir plena y feliz, poniendo de esta manera mi esperanza en el futuro, privándome así de disfrutar el presente, descubriendo con esto que el problema no estaba afuera de mí, ni en mi siguiente trabajo ni en mis errores cometidos, y que por mucho que tratara de realizar cambios no conseguiría nada de seguir pensando igual, dándome cuenta de ese fracaso al corto tiempo de iniciar esfuerzos enfocados en esto, y no fue hasta que sane mi interior y me encontré, sabiendo quien era y lo que en verdad quería hacer, cuando por fin las cosas mejoraron, permitiéndome esto aceptar los factores externos para de esa manera ponerlos a trabajar a mi favor y no en mi contra.

En un inicio la baja paga que recibía, parecía ser la respuesta a porque me sentía inconforme, concluyendo de esta manera que mi felicidad dependía de la cantidad de dinero que tuviera para sobrevivir, pero cuando pasaba hambre o tenía lo suficiente para comer, me di cuenta de que ese vacío en mi interior no dependía totalmente de esta parte física, entonces pensé que debía levantar la voz para conseguir una paga justa por las labores realizadas, creyendo que al conseguir una justicia equitativa en la que una mujer recibiera el mismo pago que los hombres, lograría alegrar mi alma al hacer algo bueno por las demás, pero cuando no conseguí que las mujeres ganaran lo mismo que los hombres por realizar la misma labor, me di cuenta de que mi felicidad no dependía de esto, sino del hecho de exponer una idea con argumento sólidos, y claro que me habría gustado conseguir un aumento en el sueldo para las mujeres, pero lo que más me gustaba de esto, era sembrar la idea de igualdad en todo hombre y mujer que me escuchaba levantando la voz, entonces plasme mis ideas en el papel y supe que amaba escribir.

Una Prostituta En Los Años 1700Donde viven las historias. Descúbrelo ahora