El Investigador Rushtel

506 4 0
                                    

Este logro con los piratas animo a la policía para continuar en mi búsqueda, más a pesar de su renovado entusiasmo sus esfuerzos no daban fruto, comenzando a frustrarse de tal forma que cometían demasiados errores, errores que solo eran corregidos por el investigador Rushtel, y gracias a él muchas mujeres inocentes que eran detenidas quedaban en libertad, estas mujeres eran acusadas de mis delitos y sin pruebas fueron llevadas a la cárcel, lugar de donde solo saldrían una vez que Rushtel demostraba con pruebas contundentes que ninguna de ellas podía ser la asesina que buscaban.

Esta forma de actuar me dio en un inicio la idea de que el investigador Rushtel era un hombre ejemplar, a quien no podría remover de mi camino quitándole la vida, ya que no existía ninguna razón que para mí justificara llegar a ese punto.

Me encontraba pensando todos los días en que hacer, para que la policía dejara en paz a las mujeres que recorrían las calles en busca de clientes que pagaran por atenciones carnales, y esta preocupación nacía de ver como los ingresos de todas las que nos dedicábamos a esto disminuían, y me repetía en todo momento que ellas no se merecían el estar pasando por una precaria situación a causa de mi desenfrenada venganza, y encapsulada en estos pensamientos ocurrió algo que no me esperaba.

Estaba caminando por una concurrida calle cuando de en medio de la multitud sobresalió el investigador Rushtel, al darme cuenta de su presencia seguí con mi paso simulando que el verlo no significaba nada para mí, pero entre más nos acercábamos, más me daba cuenta de que Rushtel se dirigía directamente a donde yo me encontraba. En ese corto tiempo que duro en acercarse completamente, los nervios me torturaron llevándome a pensar que la hora de enfrentar las autoridades había llegado, y que este investigador de quien sabía muy poco, (pues para ese instante solo tenía conocimiento de que era el encargado de resolver el caso que me envolvía,) sería quien me llevara a la horca al desenmarañar los mortales secretos que llevaba ocultando.

La fama de Rushtel para el día en que lo tuve frente a frente, era una de ser un hombre correcto a quien no le interesaba otra cosa más que la verdad, y esta sed de justicia le impedía realizar atropellos contra personas acusadas injustamente, quienes, al ser salvadas por su sagaz astucia de investigador, le rendían pleitesía con formales saludos cada vez que lo veían pasar, por esto el negarme a saludarlo cuando se paró delante mío, sería un acto de descortesía que él no se esperaba, y no porque yo le debiera pleitesía sino porque era evidente que buscaba hablarme, además de que saludarlo en ese instante fue casi como un reflejo involuntario, ya que no comprendía el porqué de su formalidad si en verdad venía a arrestarme.

-Rushtel: disculpe señorita, sé que no me conoce, pero aun así le pido que me deje acompañarla mientras camina, es que tengo que compartirle un asunto que quizá le interese, y de no interesarle le prometo que comprenderé su negativa.

-Ivon: (estaba tan consternada que seguí caminando lentamente y solo asentí con la cabeza para aceptar que camináramos juntos.)

-Rushtel: perdóneme que no le revele mi nombre, ya que por el asunto que vengo a consultarle, mi identidad es algo que prefiero mantener en el anonimato. Y en tanto secretismo usted se preguntará cuáles son mis intenciones, las cuales le puedo asegurar que son las mejores, y por rumores que he escuchado espero no ofenderla y que las acepte de buena manera, y de sentir que la estoy irrespetando le pido perdón de antemano, para que entienda que mi intención no es hacerla sentir mal ni mucho menos.

-Ivon: ¿y cuáles serían esas intenciones con las que ha decidido acercarse a mí?

-Rushtel: en primer lugar, tengo que decir que su belleza encandila mis ojos, y en base a esto mi intención no es otra que la de solicitar sus favores carnales, pidiéndole humildemente que cure el frio por el que está pasando mi alma en este momento, y le pido que lo haga con su cálida figura como un favor para esta desolada existencia de la que me he visto obligado a sobrellevar.

Una Prostituta En Los Años 1700Donde viven las historias. Descúbrelo ahora