01: Encuentro entre Té y Conejitos en el Festival del Invierno

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volví 💋

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Era ridículo, extremadamente ridículo, no, esto sobrepasaba los límites de lo ridículo. 

Acababa de salir de la reunión que los ancianos del clan organizaron para hablar con ella, ¡esas cara de chivo solo estaban esperando a que su esposo y cuñado se dirigeran a la reunión de bienvenida entre líderes para acorralarla!

"Tiene estas dos semanas del festival del invierno para encontrar un candidato en compromiso para tu hijo.", esos desgraciados. 

¡Pero que ni crean que les haría caso!, ¿Quienes se creían para ponerse encima de la vida de su hijo?, no son nada más que viejos amargados esperando recibir más reconocimiento y poder. ¿Justicia?,¡Justicia su pie!

"El primer compromiso de su hijo fue todo un éxito que se está esperando a cumplir.", lo único que le dijo a su hijo fue: ¡Declarate, hombre, igual si te rechaza una lloradita y a seguir luchando!", no sabía que enserio se iba a declarar. "Confiamos en usted para esta elección, Madame."

En fin, pondría en marcha su plan. Primer paso, alejar a su hijo de los interesados; segundo paso, marcar territorio encima de su hijo como toda madre con su cachorro recién nacido; tercer paso, esperar a que los ancianos se cansen de esperar un compromiso y terminen eliminando esa ridícula idea bajo la excusa de "hay asuntos más importantes que tratar".

¡Sencillo!

Claro, al menos que su hijo guste de alguien y todo su plan se haya ido al mismísimo caraj...

— Parecen pequeñas nubecitas. — esuchó cerca de ella, haciendola ponerse en alerta y voltear a todas direcciones. — Tomen. — un chico hablando con dos conejos. — Lo iba a comer, pero parece que la quieren más que yo. — ¡¿conejos?!

Sus ojos se iluminaron como si de dos estrellas se trataran, ¡habían conejos bebé en ese jardín! 

— ¿No la quieren? — parecía que el chico no se percataba de su presencia. — Se ve deliciosa, deberían probar un poco. 

— ¡Adoro los conejos bebé! — intervino sentandose a su lado de golpe. — Comerán si se lo cortas en pequeños pedacitos. 

Se le escapó una risa al ver el pequeño salto que dio esa persona en su lugar mientras la miraba algo desconcertado, lindo.

— Perdón, ¿te asuste? — ¿acaso vio un fantasma o algo para que le diera esa cara? — ¿Sucede algo?

— Lo siento. — se disculpó rápidamente. — Sé que están prohibidos, pero juro que yo no los traje. Solo los vi solitos y quise alimentarlos...(+) — parpadeó confundida.

Cierto, ¡maldito lugar con más de tres mil reglas!, recordó frunciendo el ceño. 

Mirando hacia todos lados e ignorando las palabras que salían de la boca del chico disculpandose y dando sus razones de porque los conejitos no tienen la culpa de nada, tomo a uno de los animalitos entregandoselo rápidamente para tomar el otro y huir como fugitivos de ese lugar. 

No tomo mucho tiempo llegar hasta su cabaña personal y ocultarse ahí. 

— ¿A-ah? — el joven volteo condundido mirando todo el interior. 

— Déjalo aquí. — poso al que tenía en brazos. — Nadie que no tenga mi permiso puede pasar por aquí. 

Aún con dudas, hizo caso, los conejitos se veían más alegres que antes en ese lugar calientito. 

El favorito de Madame © Wangxian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora