𝐄𝐥 𝐫𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 (Adam x Lute)

Golpeteo.

El paseo principal se convertía en una pasarela de eróticas modelos ante los ojos de Adán y sus sucios pensamientos. Bebía de un refresco que cada sorbo hacia que su esponjoso estómago se hinchara cada vez más, cosa que a su subordinada le parecía adorable.

–¡Carajo! Mira las tetas de esa perra, desearía cojermela ahora mismo.– Exclamó vulgarmente Adán, quien le daba un gran sorbo a su bebida en busca de calmar sus calientes deseos.

Lute, que aún permanecía a su lado, soltó un suspiro ante su comentario repentino. Adán no podía medir sus palabras, a veces es gracioso, pero como en esta ocasión, fue muy fuera de lugar.

Ella intentó cambiar de tema.
–Señor, debemos volver al trabajo, la hora del descanso acabó.– Sonaba más como una orden en vez de una petición, cosa que al ángel no le agradó.

–Escúchame, puta. No puedes darme órdenes, yo decido cuando volvemos al maldito trabajo.– Expresó otra vez con esa vulgaridad mezclada con molestia, tirando el refresco vacío al suelo. Cosa que obligó a Lute tomar una postura firme, sintiéndose avergonzada.

–Lo lamento, señor.—

–Sí, sí. ¿Sabes una cosa? A la mierda con el trabajo. Este Don Vergotas quiere conseguirse una zorra y enseñarle el verdadero cielo.– oírlo dejó a su teniente sin palabras. Lo que más odiaba de ese trabajo es tener que seguir a Adán a todos lados, incluso cuando este mantenía relaciones sexuales con otros ángeles.

No existía otra cosa que odiara más que eso. Por ocasiones deseaba decirle lo que pensaba, estaba harta de verlo en mujer tras mujer, y ser expectante de ello.

Sus pensamientos dejaron de nublar su mente en cuanto Adán emprendió vuelo; Lute sin otra opción lo siguió.
El trayecto fue corto, llegaron a un hotel que el mismo Adán había fundado para cumplir con sus caprichos. No hacía menos decir que tanto la recepcionista como las mucamas lo recibieron como si un rey se tratase.

Entre halagos y toqueteo, Lute lo veía con amargura, odiaba ese hotel, odiaba lo cariñosas que se volvían aquellas mujeres con tal de satisfacer a su líder. Nada en su parecer era real, ni una gota de amor, solo plástico y apariencias.
¿Acaso eran celos?

–Son todas unas buenas perras. ¿Quién será la afortunada de estar con esta super deidad?– Cuál ganado, las distintas mucamas se apresuraron a reclamar por "el premio". Lute sólo mantenía su amargura en su rostro tapado por su máscara. –Hmmm... Tú. Te quiero en la habitación en 5 minutos, querida.– La voz de Adán podía ser hipnotizante, provocandole un rubor a la mucama elegida. Por parte de su subordinada, solo quería que su día laboral acabe.

Existía un piso totalmente reservado para el líder del grupo de exterminio. Así nadie se enteraría de las asquerosidades que ocurrían dentro de las habitaciones.

Lute, como siempre, se quedó afuera de la habitación que Adán eligió. Se sentía solitaria en aquel amplio pasillo, hasta escuchar unos tacones que se avecinaban a ella.

Allí se encontraba la mucama, una borrega de amplias caderas, muslos gruesos y pechos voluminosos, rasgos que Adán amaba en una feminidad.
Ambas intercambiaron miradas, una era de curiosidad y la otra de descontento.

–¿Por qué siempre te pones a un lado de la puerta? Dudo que algo malo pase.– Cuestionó la borrega, se podía notar sus dudas en su delicada voz. Por su parte, Lute no tenía ánimos de hablar, sólo se quitó su máscara y se acomodó el fleco plateado en su cabello albino.

–¡Wow, que linda eres!– Exclamó la mucama, parecía que no sabía callar lo que pensaba, provocando que suavice su expresión a una halagada.

–Gracias...–

–¡Oye, perra! ¿¡Por qué tardas tanto!? ¡Llevo esperando hace más de 5 minutos, esto no fue lo que arreglamos!– Los gritos de Adán desde adentro del cuarto las alarmó a las dos, haciendo que la borrega tenga que entrar con cierto apuro.

Una vez más, Lute se quedó sola en el pasillo, al menos esa pequeña interacción hizo que su humor mejorara. Lástima que recaerá cuando escuche el golpeteo de la cama.

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Gracias por leer este primer capítulo.
¿Que loco Adán fundando un hotel para sus caprichos, no?

De ante mano, quiero que sepan que se vienen más cosas fumadisimas para conveniencia de la historia.
Nos vemos en el capítulo 2.
Bye, bye.