El sonido del bolígrafo junto al crujido de la hoja al darse vuelta consolaba la falta de ruido en el despacho. Adán escribía con sumo cuidado de no equivocarse, tenía trabajo que hacer ahora que se decidió adelantar el próximo exterminio.
Completaba documentos que no le correspondían, al no estar Lute presente, su nueva obligación era esa. Poco le molestaba, le era divertido dictar los próximos ejercicios que debían completar las novatas para ser buenas soldados. Amará verlas sufrir por este duro entrenamiento, además de divertirse, ayudaba a la albina.
–Sí sabía que el papeleo de Lute era así de entretenido, lo hubiera hecho yo desde un principio.–
Sus viles actos fueron interrumpidos por unos suaves golpes en la puerta, alguien llamaba detrás de ella. Con amargura chasqueó los dedos, permitiendo que la puerta se abra. Una joven serafín se encontraba allí, con los ojos llenos de curiosidad y emoción de estar por primera vez en el edificio. Traía en sus manos un documento, papel que llamó la atención de Adán.
–Ah, eres tú, Emily. ¿Qué quieres? Estoy ocupado.–
–¡Oh, no me di cuenta de que se abrió la puerta! Lo lamento, es mi primera vez aquí.– La risa ruidosa de la joven resonó en la oficina, haciendo que el ángel muestre una expresión de desagrado debajo de su máscara. La serafín entró al despacho y cerró la puerta. –¡Qué linda oficina! Está tan bien decorada, ojalá tener una igual. ¡Ah, casi me olvido! Fui enviada para entregarte esto, dijeron que solo necesitas firmarlo.–
Las manos de la serafín se extendieron para entregarle el documento, Adán se lo arrebató de mala gana y leyó lo que decía, era un decreto para adelantar el próximo exorcismo, probablemente que se le entregará a Lucifer. Rodó los ojos al leer el nombre de aquel rey infernal. Sin embargo, al levantar la mirada, notó como la joven serafín miraba con emoción la oficina.
–No pretendas robarme algo, o te sacaré a patadas de aquí.–
–¡No, no! Para nada, yo jamás robaría algo. Eso está muy mal.– Expresó avergonzada, no quería ser vista como una ladrona por ser curiosa. Lo observó unos segundos mientras lo veía firmar, quería preguntarle algo. –Señor Adán, me ofrecí traerle este documento, porque... quiero preguntarle, ¿Lute está bien?–
La pregunta tomó por sorpresa al ángel, no se esperó que ella pudiera preguntar por su teniente. De todas formas, debía tener cuidado, las reglas están marcadas en cuanto quienes debían saber sobre las actividades anuales. La joven serafín se asustó por notar que su duda lo tomó desprevenido, no quería ser echada a patadas.
–¡Quiero decir, se rumorea que ella sufrió un accidente aquí en el cielo! Que se lastimó muy feo y que está en el hospital. Le pregunté a Sera si sabía algo, pero no me dijo nada, yo creí que... usted podría decirme si ella está bien.–
–¡Mierda, cállate! Sí, ella está bien. Fui a verla y no es nada grave.– Le irritaba que se asuste por nada. Una vez firmó el documento, se lo entregó a la serafín. –Listo, no vuelvas.–
–Es un alivio que no sea nada malo, ella y usted son mejores amigos, ¿verdad?– Se podía notar la curiosidad en sus grandes ojos azules, a la vez un genuino interés, mientras agarraba el documento. Eso incomodó un poco al ángel.
–¿Te importa? No me agradan las mocosas metiches como tú.–
–¡Perdón! Es que siempre están juntos. Ustedes son muy tiernos, son como los mejores amigos. ¡O mejor aún, una pareja!– Expresó con emoción, sin percatarse del maltrato que estaba recibiendo de Adán. Por su parte, eso dejó en blanco al comandante, no sabía si eran mejores amigos, o solo compañeros de trabajo, y peor con las malas experiencias de sus ex's esposas.
–Eso no es de tu incumbencia, sal de mi oficina.–
–¡Oh, no quise hacerlo perder tiempo! Me voy, tenga una linda tarde.– Emily dejó sus dudas de lado para no transformarse en una molestia, sostuvo el documento para que no se caiga y se dirigió a la puerta. El ángel la observó irse, pensando en lo que había dicho. No estaba muy seguro de la etiqueta que tendría su conexión con Lute, quizás pueda preguntar en una mentira.
–Espera un segundo, mocosa. Quiero que me ayudes en algo.– El andar de la joven serafín se detuvo en seco, volteándolo a ver sin saber de qué podría tratarse. Al tener su atención, procedió a plantear "su problema". –Mañana tengo un evento. Invité a una chica y no tengo idea de qué puede gustarles aparte de cojer.–
–¡Por Nuestro Señor! ¿¡Está enamorado!? ¡No puedo creerlo, voy a explotar!–
–¿Sabes qué? Mejor no me ayudes en nada.– Rodó los ojos ante la reacción de la pecosa, que parecía no poder calmarse, pasaron unos segundos para que pueda formular una frase.
–Es muy amable que invite a una chica a una cita. Debe ser caballeroso, tratarla bien y hacerla sentir cómoda. ¡Y hacerla reír! También puedes darle algún regalo, como una canción. Y si la ama mucho... ¡Un beso!–
Los consejos de la joven serafín no paraban de llover para el ángel, se arrepintió un poco ahora que sabía que sería difícil callarla. Le prestó un poco de atención, hasta sentirse algo nervioso por lo último. ¿Un beso? Él no era una persona de besos, siempre prefirió el plato fuerte, adelantando todo lo demás. Pero tampoco estaban mal, ir lento también es divertido.
–Bien, cállate. Pedí que me ayudaras, no me aturdas. No vayas a decirle a alguien sobre esto.–
–¡Me alegra saber que se volvió a enamorar, señor Adán! Sé que no debo meterme pero, ¿una historia de amor aquí en el cielo? ¡Qué lindo!– La joven serafín parecía una verdadera fan de la situación, ahora no sabía cómo quitarle de la cabeza aquella idea. Era como una campana que anunciaba un casamiento muy temprano.
–Por más enamorado que esté, no te hagas muchas ilusiones, mocosa. Quizás termine como siempre.– El comentario amargo de Adán hizo que la pecosa cambie su expresión a una de sorpresa y tristeza, el ambiente se volvió silencioso. Al comandante se le hizo extraño, puede que lo dicho arruinó el ambiente. Se levantó de su escritorio para, con un chasquido, abrirle la puerta. –Pero, tus consejos estaban algo buenos, lo pensaré.–
La joven serafín asintió con la cabeza en silencio, yéndose hacia la puerta para irse de allí. Tenía muchas cosas en mente, pero no quería dejarlo así, sabe lo ocurrido en el Edén y le parece tan injusto, sabía que de alguna forma eso le dolía a Adán. Una vez llegada a la puerta, volteó a verlo unos segundos.
–Señor Adán, sé que no es de mi incumbencia, pero apuesto que esta chica es muy linda y que puede valer la pena. No tenga miedo de enamorarse otra vez.– Emily se fue una vez que dijo lo que necesitaba decir, dejando a Adán solo en aquel silencioso despacho. Sus palabras le abrieron unos sentimientos extraños, hasta algunos de nervios. Se quitó su máscara para no sentirse tan sofocado. La dejó en el escritorio para pensarlo mejor.
–¿Volverme a enamorar? Qué porquería, yo no estoy enamorado, estoy... –Volteó a ver el papeleo que le correspondían a Lute, pero que él completó, más dudas se presentaron en su mente. –Hijos de puta.–
Se quedó en silencio unos minutos, divagando y analizando las palabras de la joven serafín. Admitía que últimamente se sentía extraño, y lo había demostrado más que nunca tras su visita. Haber logrado que la albina cambiará su cara y empezara a reír de sus estupideces, le alegró la tarde, se le formaba una pequeña sonrisa de solo recordarlo. La idea de la cita no estaba mal.
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¡Gracias por leer!
Lamento la tardanza, tuve muchas dificultades para escribir este capítulo.
Hasta el capítulo 10.
Bye, bye.
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𝐄𝐥 𝐫𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 (Adam x Lute)
Fanfiction¿Puede una teniente enamorar a su comandante? Lute quiere intentarlo, pero Adán no entiende indirectas. ❀~✿ .═ ⚠︎ Personajes pertenecientes a la serie Hazbin Hotel. Historia 100% creada por mí. ❀~✿ .═ Autor de la imagen de portada: @butterfly_boots